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Isla al Sur

“EL PLACER MÍO ES SER PERIODISTA”

“EL PLACER MÍO ES SER PERIODISTA”

Juan Emilio Fríguls de vuelta a las entrevistas, pero en esta ocasión desde el lado opuesto.

IVÁN MORALES MORALES,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Un hombre sencillo, honesto y además merecedor de distinciones tan importantes como el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida, la Medalla Alejo Carpentier y la condición de Vanguardia Nacional por más de diez años, era algo sin precedentes para mí. Juan Emilio Fríguls, el reportero paradigmático de Radio Reloj, sentó una huella  indeleble en su paso por la profesión.

Sus inicios

“En la familia no existía la tradición periodística, yo fui el encargado de iniciarla. Mi padre deseaba que siguiera sus pasos como comerciante, pero me rehusé”.

Sobre esa decisión, el propio Fríguls contó en una ocasión a la periodista Ivet Gonzáles Lemes: “Yo quería ser un cronista de renombre y él me dijo: Deberás ganarte el pan de cada día, pero trata de que no sea con el sudor de tu frente, sino con el placer de ella. Mi respuesta no se hizo esperar: Perfectamente, el placer mío es ser periodista”.

Así, con 24 años, ingresó en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, y como estudiante comenzó a trabajar el tema de la sociología religiosa en Información, la publicación más voluminosa del país antes del triunfo de 1959.

El encanto de la radio también lo sedujo. El 6 de octubre de 1946, los mejores cinco expedientes de la primera graduación de la Márquez Sterling –entre los que se encontraba Fríguls- inauguraron el noticiero La Palabra  de Unión Radio.

Sus trabajos le valieron la admiración de un periódico tan influyente como El Diario de la Marina, donde comenzó a trabajar en el año 1947. Colaboró también con la sección En Cuba de la revista Bohemia.

Cuando cerró el Diario…, la naciente Radio Habana Cuba le abrió  las puertas. Allí realizó una ardua labor y aumentó su curriculum en el sector de la cultura. Esto le proporcionaría más tarde el Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro.

Radio Reloj

Con un prestigio ganado sobre la base de esfuerzo y nombre propio, llegó a Radio Reloj en 1970. Cultivando el mismo periodismo de calidad de antaño, un periodismo de “olfato” rastreador de la noticia, de inmediatez y excelencia en las notas redactadas, se hizo acreedor del Premio Nacional de la Radio en el 2003. En esta emisora sentó cátedra hasta sus últimos días y en ella fue para todos los compañeros, un ejemplo.

Para Alberto Ajón, su director en la Revista Semanal, “existen tres clases de educadores: instructor, profesor y maestro. Juan Emilio Fríguls poseía todas las categorías, pero resumidas en una sola: era maestro de maestros.

“Admiraba su constancia en el trabajo y la vida, cualidades que le permitían, sin decirlo, predicar con la acción. Esa forma particular de enseñar tocaba de cerca a quienes compartíamos el quehacer diario junto a él”.

Isidro Betancourt se considera entre los pocos amigos personales de Juan Emilio: “En un primer encuentro parecía una persona inalcanzable, yo lo miraba con mucho temor por la grandeza de su figura. Sin embargo, la relación con los más jóvenes fue algo que lo marcó. Era una institución, una escuela.

“Trabajar con Fríguls aportó muchísimo a mi formación revolucionaria y profesional. Gracias a él conocí la verdadera concepción del periodismo y la noticia. Fue un placer ser compañeros de trabajo”.

Esa facilidad que poseía para inculcar los conocimientos adquiridos durante el decursar de los años, lo destacaba entre sus colegas de profesión. La disposición jamás faltó. En cada persona que colaboró con él, dejó una impronta que, aún después de su desaparición física, es imposible olvidar.

Un apasionado reportero de Reloj, Lázaro Chiang, considera que “conocerlo y laborar junto él dejó una huella en mi vida para siempre. Nuestro acercamiento se produjo por la admiración hacia su trayectoria. Me enseñó el arte de estudiar, de leer cada día más y, sobre todo, a proporcionar una mayor creatividad a lo que hacía”.

En cierta ocasión Josefa Bracero, autora del libro Rostros que se escuchan, preguntó sobre el aporte de una emisora como Radio Reloj al periodismo cubano, y Fríguls respondió: “Cualquier periodista con verdadera vocación debe pasar por lo menos tres o cuatro meses en esta emisora, porque brinda el poder de la síntesis y la inmediatez”.

Una persona común

Fríguls inspiraba seriedad y respeto, pero detrás de esa impresión se escondía una persona jocosa, capaz de hacer un chiste cuando los ánimos estaban “por el piso”.

Era usual verlo en la cola para comprar el pan, o simplemente subir a un ómnibus. No apreciaba las concesiones que deseaban tener con él quienes lo reconocían. Todo lo contrario, si debía esperar, lo hacía como uno más. Siempre se consideró como un cubano común.

El cubano común sufre el convivir diario con la problemática que le rodea. No voltea la espalda y hasta ríe de su propia agonía. Se levanta ante cada obstáculo interpuesto y continúa el camino hacia adelante.  Así era este hombre y de esa manera queda en la memoria de quienes lo conocieron.

Premio Nacional de Periodismo José Martí

Como reconocimiento a la labor desarrollada durante toda una vida, la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) otorga el Premio Nacional de Periodismo José Martí cada año en nuestro país. En 1996, Juan Emilio Friguls fue acreedor del lauro.

Esa distinción premió la larga trayectoria en una carrera para la que Fríguls pedía rectitud y lealtad. En sus palabras, “si un periodista no es honesto, difícilmente consiga cierta influencia con el trabajo que hace”.

Sobre el galardón, rememora Roberto Márquez, jefe de Información en Radio Reloj y quien lo dirigiera por mucho tiempo: “Fue un reconocimiento muy especial a tantos años de labor, por la entrega sin igual al deber. Era un soldado de la palabra, del párrafo”.

A su vez, Chiang y Betancourt, concuerdan en sus respuestas para reafirmar que fue una especie de medalla otorgada a la sistematicidad por hacer las cosas cada día mejor, a la calidad periodística, la honestidad y a su condición de revolucionario.

El título de Decano de la Prensa no estaba asociado sólo a ser en algún momento el periodista con más años de ejercicio en el periodismo, sino también, a la inteligencia y sabiduría que le caracterizaba.

Entre los que se quedaron

Al triunfo de la Revolución, muchas personas no estaban de acuerdo con el naciente proceso y decidieron abandonar el país. Dejaron atrás su tierra reconocidos artistas e importantes personalidades. Pero como toda regla tiene su excepción, otro grupo prefirió quedarse junto al pueblo y enfrentar el nuevo reto.

Entre ellos estuvo Friguls, dueño de una posición acomodada dentro de la burguesía cubana, y quien optó por dejar a un lado lo material, para dedicarse a la Isla que lo vio nacer.

Con orgullo, su hijo Joaquín, refiere: “Nunca le pasó por la mente realizar trámites para irse del país. Antes del año 1959 recibía un salario altísimo, y después lo perdió. El nuevo proceso no le aportó privilegio alguno, y a pesar de ello decidió permanecer aquí. Con este vio realizado su ideario de justicia social; prefirió mantenerse junto a los suyos y sin concesiones hacia él”.

Más allá de lo profesional

Juan Emilio Fríguls era una persona dedicada por completo a sus deberes. Pasaba largas horas fuera del hogar, pero el trabajo solo conformaba parte de su vida; la otra, era la familia.

“Las responsabilidades lo atrapaban por completo. Imagínate, el periodismo fue todo para él. Papi era más bien un hombre público. Una felicitación cordial de quienes admiraban su obra, resultaba más reconfortante que cualquier estímulo. Era enemigo acérrimo de los homenajes.

“Cuando le otorgaron el Premio Nacional de Periodismo ni siquiera lo mencionó en la casa, nos enteramos al día siguiente con las noticias que aparecían en televisión”.

Joaquín admite que el padre, más allá de la relación filial, le dejó un paradigma de consagración y honestidad a seguir: “Estoy orgulloso de él, su ejemplo me sirve de guía en el bregar diario y permite no mellar mi empuje ante cada tarea”.

Católico confeso y devoto de la Revolución

Después de 1959 hubo ciertas incomprensiones hacia las personas que defendían su fe. Estas, sin embargo, no mellaron su espíritu de católico confeso y fiel, y también devoto a la Revolución naciente. Continuó el camino propuesto desde un inicio y  formó valores en ambos terrenos.

El miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, recuerda la magnífica relación  de Fríguls con la Iglesia. También destaca la brillantez del periodista, diafanidad y el buen dominio lingüístico que mostraba en sus trabajos.

“En su obra podemos apreciar la manera parca de hablar, influida por el estilo de Radio Reloj; el secreto consistía en ello, en la precisión escueta del lenguaje, ya fuera personal o periodístico.

“La historia se ha encargado de recoger el nombre del teniente Sarría como la persona que evitó el vil asesinato de Fidel, pero Fríguls desempeñó un papel importante durante aquellos sucesos en nombre de la Iglesia católica”.

Hombre culto y distinguido, El Decano de la Prensa es considerado por Monseñor Carlos Manuel de Céspedes como muy ayudador, por su vocación de servir a los demás sin reparos.

Tal vez por eso, la huella de Friguls en el periodismo nacional trasciende la presencia física y constituye un legado para otras generaciones de profesionales, influidas por su singular magisterio.

Pregunto entonces a Isidro Betancourt, ¿qué le diría usted si volvieran a encontrarse?: “Gracias eternamente por tu ayuda a mi formación personal y como ser humano”.

Ya no tenemos el privilegio de escuchar tras el tic-tac de Radio Reloj, una voz acotando: “Reportó, Juan Emilio Friguls”, pero esa estirpe quijotesca adornada de su inseparable guayabera, jamás pasará al olvido. El mejor tributo que podemos brindarle es recordarlo como siempre quiso: desempeñando bien, con alta dignidad, la profesión que tanto amó.

(Para la realización de este trabajo, agradecimientos especiales a Raúl Menchaca, Sonia Rodríguez y Rogelio del Río, periodistas todos de Radio Reloj; y a Joel García, reportero de Trabajadores)

Esta entrevista forma parte del libro en preparación sobre los Premios Nacionales de Periodismo José Martí, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Investigar sobre el trabajo de Juan Emilio Friguls en el periodismo cubano.

Objetivos colaterales: Dar a conocer la obra profesional de Juan Emilio Friguls; Conocer su trabajo en la emisora Radio Reloj; Ahondar sobre su vinculación con la Iglesia; Recoger opiniones de quienes trabajaron con él                                       

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Colectiva
Por su forma: De citas
Por su contenido: De opinión autorizada
Por el canal que se obtuvo: Cara a cara y las citas por fuentes documentales

Tipo de título: De cita textual
Tipo de entrada: Directa o de presentación
Tipo de cuerpo: De Citas
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistador

Fuentes consultadas:

Documentales:

Báez, Luis: Los que se quedaron, La Habana, Ed. Letras Cubanas, 1996.

Bracero, Josefa: Rostros que se escuchan, La Habana, Ed. Letras Cubanas, 2002.

Internet:

Gonzáles Lemes, Ivet: Juan Emilio Friguls o llevar de hábito una guayabera. Tomado en: http://islalsur.blogia.com/2007/081001-juan-emilio-friguls-o-llevar-de-habito-una-guayabera.php. Consultado el 22/11/2008.

Bracero, Josefa: Juan Emilio Friguls, el decano de los periodistas cubanos. Tomado de: http://www.radiocubana.cu/historia/la_memoria_radial/juan_emilio_friguls_el_decano_de_los_periodistas_cubanos.asp. Consultado el 22/11/08.

Cabré, Tate y Argel Calcines: Juan Emilio Friguls: el decano se despide. Tomado en: http://www.opushabana.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=1079&Itemid=45&limit=1&limitstart=0. Consultado el 21/11/08

 

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