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Isla al Sur

“EL FOTÓGRAFO MÁS FELIZ DEL MUNDO”

“EL FOTÓGRAFO MÁS FELIZ DEL MUNDO”

Jorge Oller Oller, uno de los hombres que más coberturas periodísticas realizó durante los viajes de Fidel Castro por Cuba y el mundo.

ALBA G. LEÓN INFANTE,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La  primera vez que Jorge Oller Oller retrató al líder del Movimiento 26 de Julio fue cuando salió de  la prisión de Isla de Pinos, en 1955: “Me encontraba en la terminal de trenes cuando Fidel se asomó a una ventanilla con una banderita cubana y capté esa imagen.” Más de medio siglo ha pasado desde aquella instantánea y aún su voz se estremece al recordar el momento. El contraste entre la mole de hierro y el joven revolucionario quedó eternizado por el hombre que años después acompañó incontables veces al Comandante en Jefe en sus viajes por Cuba y  el mundo.

“No volví a hacerle otra foto hasta después del triunfo de la Revolución. Al trabajar junto a una persona tan importante a veces me parecía que no lo hacía bien, que siempre lo podía concebir mejor. Para mí era un halago, un estímulo, estar cerca de Fidel; y a la vez, me sentía impresionado, porque Fidel impresiona.”

Al Comandante no le gustaba que le tomaran fotos con flash cuando estaba hablando, decía que le borraba la idea que tuviera en la cabeza en ese momento, según cuenta Oller: “Cuando él se encontraba en un lugar donde había poca luz, yo caía en una disyuntiva porque si no usaba el flash, la foto no salía bien, pero si lo hacía, a él le molestaba. Cuando no quedaba más remedio, me decía a mi mismo: ‘Si hay que hacerlo, lo hago, y después, que me diga lo que quiera’.

“Hay otra cosa, Fidel no es como los demás políticos, a él no le gusta detenerse para posar, de modo que yo debía adivinar el momento preciso para no interrumpirlo si daba un discurso, por ejemplo, o si prestaba atención a algo importante.”     

No siempre vieron los ojos de Oller al Comandante a través del lente de la cámara. También tuvo la oportunidad de compartir y siempre aprender del líder de la Revolución: “Me sentía el fotógrafo más feliz del mundo, y a la vez el más preocupado. ¿Cómo  no iba a ser feliz si mi preferido era el tema humano y Fidel siempre habla de humanidad?”

Cuando piensa en la importancia que tuvo para él haber acompañado como fotorreportero del periódico Granma al líder de la Revolución, una sonrisa llena su rostro y apenas encuentra las palabras que describan la emoción: “Para mí es un honor y orgullo haber sido quien en tantas oportunidades lo fotografiara.”

Los espejos del Palacio de la Moneda, en Chile, son inolvidables para este hombre. No por vanidad, sino por el ingenio con que supo utilizarlos en la recepción que le ofreció allí el presidente Salvador Allende al Comandante.

“Los fotógrafos apenas teníamos movilidad porque el salón estaba lleno de personas. De Fidel solo alcazaba ver la cabeza, pero a Allende, como era tan bajito, no lo divisaba en absoluto y no podía irme sin una foto de esas dos personalidades juntas. Entonces, me percaté de los espejos; había uno muy grande a través del que se veían ambos presidentes y aproveché mi ángulo para tomar una de las pocas fotos que existen de ese encuentro.”

Chile fue uno de los países de América  que visitó Oller como parte del equipo que siempre acompañaba a Fidel en sus viajes. También estuvo en Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Perú, México, Guyana y  Estados Unidos, en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York. Su cámara atrapó imágenes de gran parte del mundo: África, Asia y Europa. Recorrió toda la geografía que conformaba el ex campo socialista y repitió su visita a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas unas doce veces.

La suerte es una constante siempre presente en la fotografía y esa condición puede salvar o destruir el trabajo de los gráficos. En ocasiones perjudicado, en otras favorecido, Oller también fue blanco de la casualidad.

“Una vez yo debía cubrir el recibimiento que daría Fidel a una personalidad en el aeropuerto. El carro del periódico se rompió y fui el último en llegar -¡el último!-. Cuando entré, vi a los demás fotógrafos situados del otro lado de la pista y Fidel ya estaba  estrechando la mano del visitante. Después del saludo, para mi sorpresa, se viraron hacia donde yo estaba. Los demás no podían hacer nada porque sus objetivos estaban de espaldas, mientras yo pude  tomar mis fotos.

“¿Eso pasó porque yo era  buen fotógrafo? No, fue por casualidad y a veces las casualidades influyen mucho en este trabajo. Siempre se debe tratar de salvar la situación, y cuando se adquiere cierta experiencia, hasta logramos anticipar lo que sucederá, pero la fotografía es un oficio condicionado por las imprevisiones”.

El ingenio es una cualidad que distingue a Oller. Los años de experiencia desarrollaron en él un sexto sentido que impregna a cada imagen suya un sello característico: “Toda persona tiene su propio estilo; yo también tenía el mío, pero cuando te mandan a cubrir un evento debes ajustarte a la situación, no puedes pedirle a los participantes que repitan un gesto o mantengan una pose.

“En la fotografía de noticia el estilo está en la habilidad de captar la imagen en el momento preciso. Para  lograr eso hay que tener intuición, saber lo que va a ocurrir, dónde y cuándo, y valorar las posibilidades reales de captarlo. El oficio de fotógrafo es muy bonito, ingrato a veces, pero si eres observador, si eres pillo, por decirlo de alguna manera, y una persona que sabe sobreponerse a los obstáculos, siempre logras un buen trabajo para llevar al periódico y publicarlo.”

Los ojos de un fotógrafo distinguen detalles que para la mayoría de las personas son insignificantes, las luces y las sombras tienen un mensaje y una intención estética, pero la labor de los fotorreporteros está condicionado por la inmediatez y la improvisación. Para lograr un buen resultado “a  veces es necesario hacer lo contrario de lo que hacen los demás, porque de otra manera todas las fotografías serían iguales.

“Recuerdo unos juegos centroamericanos que se celebraron en nuestro país en los que en el evento de campo y pista la ganadora se desmayó después de cruzar la meta y todos los fotógrafos se acercaron para retratarla; yo me quedé a unos metros y capté la imagen de la muchacha rodeada por los fotógrafos, lo que tenía más dramatismo aún. En ocasiones fue premeditación; en otras, pura suerte.”

Oller laboró en el periódico Información como reportero gráfico,  luego pasó a El Combate y cuando cerró éste, comenzó en el diario Noticias de Hoy, donde fue jefe de Fotografía. Ese diario y el periódico Revolución se fusionaron el 4 de octubre de 1965,  así surgió Granma, del cual es fundador y donde trabajó hasta su jubilación en 1992.

-¿Qué transformaciones tuvo el periodismo después del triunfo revolucionario?

Antes de 1959 el periodismo era crónica roja, crónica social, deportes, sucesos y lo concerniente a problemas con la policía; eran esos los campos que había y yo pasé por todos. Pero la vida tenía otro punto de vista entonces; tal era así, que si el anunciante de la Coca Cola, por ejemplo, no colaboraba con el periódico, el fotógrafo debía buscar la manera de que en ninguna de sus fotos apareciera un anuncio de ese producto.

“Tras el triunfo revolucionario hubo un proceso de cambio en la forma de presentar la noticia. También trajo un salto tecnológico en la fotografía: antes, el símbolo del reportero gráfico era una cámara  conocida como Speed Grathic , muy grande,  pesada como diablo y que costaba más que el carné de periodista. Luego aparecieron las cámaras chiquitas de 35 milímetros que eran mucho más fáciles de trasladar.

“Con la computación ahora es más fácil, más bonito, tomas una foto, la ‘arreglas’ en PhotoShop, y ya está; pero lo que vale es la imagen que se toma y lo que significa para quien la ve.”

Las fotografías de Jorge Oller ilustran varios libros cubanos que abarcan temas sociales y políticos. Algunos títulos son El médico de la familia en la Sierra Maestra, de Marta Rojas, Cuba-Chile, junto  con Pablo Pildaín y Aramís Ferrera, y Cien Imágenes de la Revolución Cubana 1953-1996 (colectivo de fotógrafos). Ahora él crea su propio libro, en el cual recoge pasajes y datos de hombres que han inmortalizado momentos relevantes o cotidianos, pero que están prácticamente olvidados.

“Desde que estudiaba en la escuela de Periodismo fui anotando historias que me contaba Julio Lagomasino, profesor de gran afecto hacia mí. Con el tiempo noté que esas anécdotas reflejaban cómo se trabajaba en aquella época y tuve la idea de recogerlas en un libro como una manera de recordar a quienes en su tiempo fueron grandes fotógrafos, las obras legadas, y también dejar constancia de sus vidas. Por lo general, las personas recuerdan las fotografías, pero pocas veces al fotógrafo.”

En 1999 Oller fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de toda una vida y suman más de una veintena los premios y distinciones con que ha sido reconocido. Entre ellos destacan el Juan Gualberto Gómez (1995) y la Félix Elmuza (1985), ambos entregados por la Unión de Periodistas de Cuba, y el Sello 60 Aniversario de la CTC (1999).

Nació en Barcelona el 2 de diciembre de 1929 y junto a su familia emigró a Cuba en 1936, durante la Guerra Civil Española: “Yo soy nieto de un catalán mambí. Mi abuelo vino a Cuba con 16 años y en las tropas de Máximo Gómez se hizo a la guerra. Cataluña es una región que se considera fue invadida por España, por eso cuando él estuvo aquí, en lugar de pelear a favor de la Metrópolis luchó contra ella.

“Al terminar la guerra volvió a Europa, se casó y tuvo seis hijos. Cuando empezó la Guerra Civil, mi padre, que era cubano, enfermó de gravedad y no podíamos quedarnos allá porque no había medicinas ni alimentos, de modo que nos regresamos a Cuba.

“Mi padre era fotógrafo, tenía un estudio en Barcelona. Por eso digo que nací en un estudio fotográfico y, por tanto, en mí surgió un temprano interés por la fotografía.

-¿Jorge Oller se considera cubano o catalán?

“Mi familia es catalana, pero toda mi vida la hice en Cuba y heredé  el amor de mi padre y mi abuelo por esta tierra. Soy tan cubano como catalán y me siento muy orgulloso de ello.”

(Para la realización de este trabajo, agradecimiento especial al fotógrafo Jorge Valiente López, amigo del entrevistado)

Esta entrevista forma parte del libro en preparación sobre los Premios Nacionales de Periodismo José Martí, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo principal: Conocer sobre la labor de Jorge Oller Oller como fotógrafo y sobre sus raíces catalanas.

Objetivos colaterales: Divulgar experiencias y anécdotas de Oller como el fotógrafo de Fidel; Conocer el tema del libro que escribe en estos momentos; Obtener su opinión acerca de las diferencias entre el periodismo actual y antes del triunfo revolucionario; Teniendo en cuenta sus raíces, saber si se define como cubano o catalán.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: individual.
Por su forma: mixta.
Por su contenido: de personalidad.
Por el canal que se obtuvo: directa (cara a cara).

Tipo de título: cita directa.
Tipo de entrada: de anécdota del entrevistado.
Tipo de cuerpo: mixto     
Clasificación de las preguntas: 1-abierta; 2- alternativa.
Tipo de conclusión: de opinión o comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas:

Directa:  www.cubaperiodistas.cu   (20 de noviembre de 2008).
Indirecta: Jorge Valiente López, amigo y compañero de trabajo del entrevistado.  (1ro de diciembre de 2008).

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