Y DICE UNA PROFESORA...
Para Yolanda Puente Márquez el vínculo entre maestro y estudiantes constituye la principal evolución del sistema educacional cubano. Sus más de 30 años en el Instituto Pedagógico Varona la hacen portadora de una opinión sólida al respecto.
Texto y foto:
LUIS ANTONIO GÓMEZ PÉREZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
El destino quiso que fuese educadora. Su vida, por casi tres décadas, la ha dedicado a la enseñanza. Hoy, Yolanda Puente Márquez dirige la Sede Universitaria Pedagógica de Guanabacoa, ahí trabaja en la formación académica y espiritual de gran parte de los maestros de las más jóvenes generaciones. La tarea que cumple sirve de apoyo a la forja de nuevos cubanos.
Graduada desde 1980 en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (ISPEJV), impartió varias materias a los estudiantes universitarios que se graduarían de licenciados en Español-Literatura en ese centro, todas ellas relacionadas con la Lingüística, Lexicología y la Gramática.
Sus más de 30 años en el Instituto, como estudiante y luego profesora, la hacen portadora de una opinión sólida acerca del accionar de la entidad, de sus proyectos e importancia hoy.
-¿Cómo valora la Máster en Ciencias
Pedagógicas Yolanda Puente el trabajo
realizado en la última década por el Varona
en pro del desarrollo de la educación?
El Instituto ha establecido pautas en la enseñanza cubana y cuenta con gran número de especialistas con reconocimientos en los niveles nacional e internacional por los aportes realizados a la pedagogía.
Es un centro promotor de cursos de postgrado y, justo ahora, desarrolla en el país un proyecto con la finalidad de permitir a los profesores que, en muchos de los casos, creían terminados sus estudios, obtener la Maestría en Ciencias de la Educación. Estos hombres y mujeres, con la nueva posibilidad de investigar y profundizar en los conocimientos, rebasan viejos límites y vuelven, mejor armados a las filas del magisterio. La labor del Instituto es, por esta parte, muy buena y con resultados positivos.
-El Varona no es el único pedagógico
existente en Cuba, ¿lo asume usted
como el centro rector de los restantes?
El Instituto tiene muchos años de impresionante trayectoria, un colectivo élite de profesores e investigadores, gran cantidad de planes de estudio trazados, pero no puedo decir que rige el trabajo de las demás entidades: cada una de ellas es excelente y ha hecho buenos aportes a la educación en Cuba. Ahora bien, el de más historia y experiencia es el Varona.
El trabajo pedagógico ayuda a enfrentar la vida. Exige preparación académica y científica, madurez espiritual y la aplicación de las técnicas aprendidas, tanto en el aula, como en los círculos familiares: “La formación en el Instituto, de forma sutil, me ayudó en la crianza de mis hijos, sirvió de guía en la doble profesión de ser maestra y madre”.
Los muchos años de Yolanda en el ISPEJV se reflejan cuando habla del significado de ese centro para ella: “El trabajo en el Pedagógico Varona no es frío, sino que deja su huella de por vida. Allí se forma a los profesores con vista a incorporarlos en las diversas enseñanzas. Cuando uno los ve y recuerda a muchos de ellos en nuestra aula, se enorgullece y los descubre también en nuestro corazón, pero, más asombroso aún, encuentra todavía ocupado el pedacito en el que estuvieron, y están ahí, dando empujones disfrazados de latidos para festejar las alegrías, los logros, la obtención de categorías académicas y docentes cada vez más elevadas. No puedo explicarme cómo se las arreglan, pero ahí dentro caben más y más cada año”.
En su tesis de maestría, Yolanda Puente propuso una adecuación curricular o mejora de contenido en un programa de noveno grado para trabajar a fondo la redacción de textos. Motivada por las grandes dificultades presentadas por los estudiantes a la hora de escribir de forma coherente, piensa dirigir su tesis de doctorado a la búsqueda de soluciones a esta problemática.
Otros aportes a la pedagogía hizo con su participación en el proyecto de investigación EL enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural de la enseñanza de la lengua, la literatura y el arte en las carreras de formación de profesores del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.
Esta idea surgió a partir de la necesidad de los estudiantes que recibían Español de ver la materia desde el punto de vista comunicativo: “Hace algún tiempo, la asignatura se impartía de manera tomista, dividida, y los alumnos no se daban cuenta de cómo se relacionaban los distintos contenidos para producir una comunicación efectiva. Es entonces cuando la Doctora Angelina Romeu puso en práctica posturas aplicadas en Europa, las trabajó y decidió crear un equipo de investigación con el fin de medir sus resultados en el aprendizaje de los profesores en formación.
“El principal aporte de este enfoque fue que los alumnos pudieron ver cómo las estructuras ligüísticas se utilizan en función de la comunicación y, por supuesto, valerse de ellas para hacer más comprensibles las clases a sus futuros estudiantes”.
En Cuba han ocurrido varias revoluciones en la enseñanza. La que hoy estamos viviendo, la tercera, trajo consigo transformaciones en los programas y planes de estudio en función de irlos mejorando de manera gradual. Por ello, Yolanda Puente ve la pedagogía en la Isla como una de las más eficaces a nivel mundial: “Considero a nuestro país uno de los primeros entre las potencias de la educación de todo el planeta: cada día se crean mejores condiciones -docentes, espirituales y materiales- para el estudiantado actual y las generaciones venideras”.
A raíz del comienzo de la Batalla de Ideas se produce un cambio trascendental en el sistema educacional cubano: la reducción del número de estudiantes por profesor en las enseñanzas primaria y secundaria con la entrada en escena de los Maestros Emergentes y los Profesores Generales Integrales, conocidos estos últimos como PGI.
En las sedes pedagógicas de los distintos territorios se trabaja en la preparación de estos jóvenes; la que dirige Yolanda en Guanabacoa no es la excepción. Por los resultados relevantes al frente del centro, le fueron otorgados el Premio Especial del Ministro, la Medalla Rafael María de Mendive y la condición de Vanguardia Nacional.
Es innegable que al tener un grupo reducido de alumnos se le puede brindar una atención más directa a cada uno de ellos y llevar su diagnóstico individual, cuestiones que les eran en extremo difíciles a los profesores cuando daban clases a más de 100 estudiantes.
Cada PGI atiende como máximo a 15 alumnos y les imparte, no solo las diferentes materias, sino también los elementos necesarios para apoyar su formación como adolescentes: “Los conocimientos de las asignaturas ya no son el único propósito de las clases de nuestros maestros. Comenzar la introducción de temas relativos a la cultura política, económica y artística, así como a la educación sexual, refuerza los contenidos otrora enseñados en la escuela”.
En la Sede, estos profesores reciben, además de las asignaturas propias -como Matemática y Química-, materias que les proporcionan herramientas psicológicas, pedagógicas y sociológicas para el trabajo en las aulas y fuera de estas.
La responsabilidad asumida por los PGI es incalculable, la propia Yolanda comparte la opinión: “Se le está pidiendo a un joven algo que cualquier adulto experimentado pensaría dos o más veces antes de hacerlo, pero es increíble como los muchachos hacen un esfuerzo inmenso y llevan, a pesar de los ‘baches’ en su formación, la educación de todos los niños y adolescentes al plano afectivo al vincularse a sus familias para conocer sus problemas. A mi juicio, la relación entre alumnos y profesores dentro y fuera de las aulas, cosa nunca vista en otros países, constituye la principal evolución del sistema educacional cubano”.
Todo lo que comienza tiene sus contradicciones y el proyecto no es la excepción, pero, lejos de constituir motivo de tristeza, esta realidad es la razón de su continuo perfeccionamiento: “En todas las sedes universitarias, incluida la que dirijo, se vive una constante remodelación de los programas con el fin de erradicar errores y detalles negativos, además, se toman medidas y se diagnostican de manera sistemática las estrategias seguidas”.
Numerosas son las opiniones adversas que, con frecuencia, escuchamos sobre los Profesores Generales Integrales: “Los padres casi siempre buscan para la educación de sus hijos a la persona de avanzada edad, al maestro de experiencia y, a falta de ella, los muchachos se convierten en el blanco de comentarios negativos. Otros los tildan de superfluos y de no aptos para enseñar pero, ¡cuidado!, juventud no es sinónimo de inmadurez, cualquiera se asombraría de lo profundos que los adolescentes pueden llegar a ser”.
Los pioneros se identifican mucho con esos jóvenes y muy pocos son quienes se dan cuenta de ello: los niños ven en sus profes a los amigos confidentes de sus secretos e inquietudes. Yolanda Puente admira como sus alumnos lidian con problemas insolubles para los profesores de algunos años atrás: “No pocas veces los PGI han encontrado estudiantes provenientes de hogares disfuncionales, niños desatendidos, obligados a dejar la escuela para trabajar. He visto la labor realizada en esos casos y el éxito es frecuente: las familias comprenden el error cometido y los pequeños regresan a la escuela, a sus estudios.
“En lugar de palabras malintencionadas, los Profesores Generales Integrales merecen el apoyo de cada cubano. Ahora hay jóvenes graduados, incorporados a las escuelas, más expertos y duchos en las aulas. Al principio fue difícil tratar con todas las asignaturas, pero en la marcha todo fue saliéndoles bien”.
Lo más gratificante en la vida de un profesor es la graduación de un alumno, para Yolanda “verlos alcanzar sus títulos es la mayor satisfacción que se puede recibir. El dolor es grande si alguno abandona la carrera y, aunque después lo vuelva a ver saliendo adelante en otra profesión u oficio, a uno le queda siempre en el pecho un hueco imposible de llenar.
“Soy incapaz de mirarlos como estudiantes. Mis ojos solo ven una multitud de hijos sentados tras los pupitres, impartiendo clases, en el inicio de sus estudios de postgrado. Es grato saberme recordada, de la misma manera en que, aún después de 28 años, sigo recordando a mis profesores”.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.
FICHA TÉCNICA:
Objetivos centrales: Saber, según la entrevistada, la significación e importancia que tiene el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona en el plano personal y para el país. Conocer la opinión de la entrevistada, como directora de la Sede Universitaria Pedagógica de Guanabacoa, sobre el programa de los Profesores Generales Integrales en Cuba.
Objetivo colateral: Obtener información acerca de los premios que ha obtenido la entrevistada. Conocer los aportes que ha hecho la entrevistada a la pedagogía en Cuba.
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Conversaciones cara a cara.
Tipo de título: Alusión a frase literaria.
Tipo de entrada: Directa.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas declaradas: 1.-Abierta; 2.-Directa.
Tipo de conclusión: De comentario de la entrevistada
Fuentes consultadas:
1- Conversación con Yolanda Puente Márquez. (No documental, directa, primaria)
2- Investigación personal sobre la entrevistada (No tradicional)
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