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Isla al Sur

CÁTEDRAS UNIVERSITARIAS DEL ADULTO MAYOR: REAPRENDER A VIVIR

CÁTEDRAS UNIVERSITARIAS DEL ADULTO MAYOR: REAPRENDER A VIVIR

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

Dice Loida Guerra Matos que nunca estuvo preparada para aceptar la jubilación, y cuando por fin se decidió, el cielo y la tierra se tocaron sin que ella supiera qué hacer con la melancolía por las aulas del Pedagógico holguinero José de la Luz y Caballero.

Tuvo suerte, y mucha, porque le hablaron de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor y allá se encaminó para la matrícula con el mismo entusiasmo con que trabajó durante 35 años: "Me fue tan beneficiosa espiritualmente, que aprendí a vivir y a sentirme útil en mi edad de retiro". Hoy es la Presidenta municipal y su mayor deseo es que para septiembre crezcan de siete a 15 las filiales del territorio y que la iniciativa ancle en tres casas y hogares de ancianos.

La Escuela Sindical Lázaro Peña acogió a más de un centenar de personas de todo el país en el III Encuentro Nacional de las Cátedras Universitarias del Adulto Mayor (CUAM), una jornada en la que se pasó revista a la gestión de estas instituciones que hoy cuentan con 17 500 estudiantes agrupados en 636 cátedras y filiales, y la participación voluntaria de 7 000 profesores, especialistas y conferencistas de los organismos que colaboran con ellas.

La iniciativa, inaugurada en el 2000, en su primer quinquenio graduó a más de 30 000 personas de la tercera edad y respondió a la vocación revolucionaria de universalizar los conocimientos en la Educación Superior.

Sus aulas no están necesariamente en los recintos de los centros de altos estudios principales, sino que pueden hallarse en Casas de Cultura y del Pedagogo, museos, cooperativas, asociaciones de combatientes, sindicatos, escuelas de la comunidad, poblados y bateyes. Y es solo el comienzo de un proyecto que no exige requisitos educacionales para el ingreso y, una vez vencido el curso básico, los que se suceden están en función de intereses y posibilidades de estudiantes y localidades en un espectro tan amplio que incluye desde ciclos de Computación hasta clases de corte y costura.

"Llegar a un aula universitaria no solo eleva el nivel cultural del individuo, sino también su autoestima porque se siente parte activa de la sociedad, y mejora la calidad de su vida al aprender a vivir armónicamente en la vejez, todo lo cual influye en su relación con la familia y el entorno", comentaba Clemente González, presidente del Grupo Nacional de Atención a las CUAM del Ministerio de Educación Superior, entidad rectora junto con la Central de Trabajadores y la Asociación de Pedagogos de Cuba.

Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, iniciadora del movimiento, afirma que si la educación no es patrimonio de edades determinadas, hay que buscar alternativas que llenen las expectativas de las personas.

"Hoy impartimos módulos con temáticas vinculadas con el desarrollo humano, la salud, la cultura, el tiempo libre, la seguridad social, pero estamos convocados a perfeccionar los programas docentes porque las generaciones de altas edades poseen cada vez mayor nivel cultural".

Quien habla dos palabras con el pinareño José León Díaz no puede creer que tenga temores de enfrentar nuevos estudios a una edad en la que, según los estereotipos, se cuidan nietos. Pero este abogado los experimentó solo hasta la primera clase, y ahora dice que en la CUAM aprendió a vivir más y mejor y aspira a cumplir, como mínimo, 120 años.

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