ADIÓS, COMANDANTE
Duele el alma cuando se oye la noticia funesta. El asombro enmudece, el pensamiento escapa. Por mucho tiempo pensamos que no hay quien pueda contra los gigantes de Latinoamérica. Sin embargo, el cáncer pudo con Chávez. Las lágrimas, invisibles o no, corren por las mejillas de una región. Adiós, Comandante. Hasta la victoria siempre.
Alberto Cabrera
0 comentarios