NUNCA ANTES HABÍA SENTIDO TANTA CONMOCIÓN GENERAL

Parecía ser una clase normal de Periodismo Impreso. La profesora Iraida explicaba pormenores del periodismo interpretativo. Todo transcurría conforme a lo planificado. Y la voz de David anunciando “una trágica noticia” paralizó el curso de los segundos. Todos estábamos al tanto de la penosa enfermedad de Hugo Chávez: no podía ser otra cosa. Nunca antes había sentido tanta conmoción general. Fue como si todos los corazones dejasen de latir al mismo tiempo. Todos los estudiantes de la Facultad se arremolinaron frente al televisor. Estábamos atravesando la etapa de negación. Intentamos corroborarlo mediante todas las vías: Internet, la radio… Finalmente las palabras de Nicolás Maduro lo confirmaron: Chávez ha muerto. Pero sucede que esta vez sí puedo decir, con toda certeza, que el espíritu continúa vivo, lejos de la incertidumbre que a veces causan las valoraciones en las clases de Historia. Bastó con ver el rostro de cada estudiante, de cada profesor. Bastó con ver las lágrimas aflorando espontáneamente en algunos, las manos apretadas contra el pecho… ¡Qué líder, qué hombre de pueblo hemos perdido!

Janelle Pumariega