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Isla al Sur

LA MAGIA NUNCA TERMINA

LA MAGIA NUNCA TERMINA

Joel López Jerez, joven mago y maestro, afirman que los de su profesión deben asumirse como los artistas que son y mostrar fantasías, crear ilusiones para los espectadores, ofrecer visiones diferentes, llevarlos más allá de la imaginación.

Texto y foto:
YAÍMA GUILARTE HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cuando entré a la Escuela Nacional de Circo descubrí un seductor y misterioso halo. ¿Qué enigmática sustancia había en ese lugar? ¿Será acaso magia? El ambiente carnavalesco, la alegría propia de los artistas, el vigor juvenil y la música estridente formaban una amalgama de sensaciones encantadoras e irresistibles.

Pregunté por Joel López Jerez, y un chico con la cara coloreada como payaso, dijo: “Es aquel, junto a las bambalinas”. Me acerqué y sonreí, pensé: “¡Qué joven!” Nos sentamos y comencé la charla con un pinareño en el que se funden el maestro, el muchacho contemporáneo y, sobre todo, el mago. 

Hechizo juvenil

«A todos los niños les gusta la magia. Cuando tenía doce años, un compañero me enseñó un truco: así surgió mi motivación.

«Soy un pinareño con mucha suerte. Cuando estaba en séptimo grado, la carpa circense ofreció varias giras por las provincias. En Pinar del Río, presenciaba con detenimiento y pasión todas las funciones; entonces, el coordinador del espectáculo, tal vez impresionado con este afán de captar cada gesto y expresión de los artistas, se me acercó y preguntó: ”¿Te gusta la magia? ¿Quieres entrar en la escuela de circo?”

«Yo ni sabía de la existencia de dicha academia, pero, emocionado, le dije que sí; entonces, me ofreció el número de teléfono y la dirección.

«Estaba estudiando en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), sin embargo, no dudé en dar el giro hacia mi verdadera vocación. La preparación fue autodidacta: hacía ejercicios con tres o cuatro pelotas y profundizaba en la magia. Hasta que llegaron los esperados exámenes, los cuales, por suerte, aprobé.

«Todos los cursos la escuela abría matrícula para apenas cuatro magos de todo el país. En mi año hicieron una excepción y aceptaron ocho. ¿Soy o no afortunado?  Estudié cuatro años aquí, me gradué y ahora ejerzo como profesor. Actualmente alterno la docencia con el trabajo en la empresa CIRCUBA”.

La idea de reflejar solamente la historia de un mago parece truncada si no se revelan los aciertos e incomprensiones de tan subvalorada profesión: «Debido a la condición de arte oculto, la gente no tiene idea del trasfondo intelectual y el nivel de rigor que exige la profesión. Considero que merece un escaño superior al que hoy tiene en la sociedad. No disfruta del reconocimiento que debería ¿Por qué no equipararla con otras manifestaciones artísticas como el ballet o la música?”

Los secretos de la magia

«El principal reto del movimiento actual de magos es hacer buena magia, a pesar de las condiciones materiales. Debemos asumirnos como artistas que somos, mostrar fantasías, crear ilusiones para los espectadores, ofrecer visiones diferentes, llevarlos más allá de la imaginación.

«Uno de los pocos espacios donde tenemos la oportunidad de mostrar nuestro trabajo es en el Festival Ánfora, de la provincia Las Tunas. Este evento resulta muy provechoso porque es el único competitivo que se realiza en el país y se ha convertido en la fiesta del ilusionismo cubano. Ahora me preparo para participar en la próxima edición”.

A pesar de los sacrificios que entraña el oficio, prevalecieron la voluntad y la pasión para ejercer el binomio mago-maestro: «Ser profesor fue lo mejor que me pudo haber pasado. Cuando era estudiante aprendí a convencer a la gente con lo que hacía; mas desconocía lo que hay detrás de un número de magia. La condición de maestro obliga a cultivarme más, a recurrir a metodologías y buscar diversas fuentes de conocimiento. Tanto el estudio como el ejercicio de este milenario arte son fascinantes.

«Tal vez pudiera separar de mi vida al profesional, al maestro; pero no al mago. No puedo pasar por un lugar sin dejar una “huella mágica”. Los amigos me piden demostraciones, todos saben que es inherente a mí porque demuestro la obsesión a cada instante.

«A los que hoy están en formación quisiera aconsejarles el estudio constante porque la magia nunca termina. No hay un día en que digas “ya, hasta aquí llega la magia”. Ella sigue y no tiene para cuando acabar. La comparo muchas veces con la ciencia: a medida que esta última avanza, la otra también. Es una vocación de entrega y dedicación”.

-¿Paradigmas?

«Prefiero el  espectáculo de interacción con el público: comunicarse, intercambiar con el espectador, poder conocerlo, aunque sea de forma fugaz. Entre las modalidades que se imparten en la escuela prefiero las Grandes ilusiones, aunque también existen Magia de cerca y Mentalismos. David Copperfield, el renombrado ilusionista norteamericano, ha trabajado en este ámbito y me gustaría ofrecer un show de forma similar.

-¿Innovar o repetir?

«Es muy difícil crear un número de magia, pues se necesitan conocimientos sólidos. Los innovadores, por lo general, tienen gran experiencia. Lo más frecuente es aportarle creatividad al acto. Es lo que hacemos todos: le agregamos algo nuevo en el proceso de realización o presentación. Es inusual que alguien diga: ”Esto lo inventé yo”. Solo la experiencia brinda la posibilidad de crear.

«Ojalá surgiera la iniciativa de fundar una institución dedicada únicamente a la especialidad de prestidigitación, pues es un espectáculo completo, un arte independiente, no una variedad entre otros géneros. Hay bastante por aprender. Los magos saldrían mejor preparados que en la actualidad en la Escuela de Circo. Se pierde mucho tiempo ensayando malabares, payasadas, pantomimas; especialidades que tal vez no incorporen nunca en su actuación. No quisiera que te fueras sin apreciar algo de mi arte”.

Sacó un mazo de cartas del bolsillo. Sus manos realizaron ágiles movimientos y tres reinas de corazones se trocaron en inesperados jokers. Le sonreí, convencida de que mi rostro revelaba la sorpresa, propia del más ingenuo espectador. Lancé entonces mi pregunta: ¿Existirá en realidad la magia?

«Tal vez no me creas. Te puedo decir que sí. Simplemente el hecho de captar la atención de tantas personas y la idea de que se adentren en un mundo capaz de distraerlas y alejarlas de sus problemas, ese instante en que robo la atención de tantos y los hago pensar solo en mi función, ese momento es mágico. Los espectadores dicen con frecuencia: “es un truco”; pero, ¿por qué no pueden ver el truco? Debe haber algo de magia ahí.»

Pie de foto: Joel en su aula de la Escuela de Circo.

Ficha Técnica:

Objetivo central: Acercamiento a la vida y las reservas de un mago.

Objetivos colaterales: Reconocer los problemas, aciertos y desaciertos de una profesión tan singular como la magia.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Cara a cara.

Tipo de título: De cita del entrevistado.
Tipo de entrada: Narrativa.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de conclusión: De comentario del entrevistado.
Tipo de fuentes: No documental, directa, tradicional, primaria. 

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