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EDUCACIÓN: ¿Y LOS ABUELOS DONDE ESTÁN?

EDUCACIÓN: ¿Y LOS ABUELOS DONDE ESTÁN?

Este trabajo obtuvo Premio en el Fórum Científico 2013 de FCOM, en la categoría de Análisis.
 
YUNIEL LABACENA ROMERO,
estudiante de cuarto año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

 

 

«Los cubanos de la tercera edad podrán
cumplir sus sueños que no pudieron
hacer realidad, en su juventud»
(Fernando Vecino Alegret.
Discurso de inauguración de la
Cátedra del Adulto Mayor,
14 de febrero del 2000)

La Habana.- Fortalecer la calidad de su programa metodológico de estudio y garantizar el amplio acceso de las personas de la tercera edad, encabezan los propósitos de la Universidad del Adulto Mayor, que en el próximo año tendrá más de un millón de graduados.

Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) señalan que el 17,9 por ciento de la población total de Cuba tiene 60 años o más, en los próximos diez años será de un 25 por ciento y en el 2025, uno de cada cuatro cubanos será anciano.

El envejecimiento de nuestra población constituye uno de los más rápidos y de mayor intensidad del planeta; sin embargo, Cuba exhibe resultados importantes en la elevación de la calidad de vida del adulto mayor, a lo cual ha contribuido el despliegue de las Cátedras Universitarias del Adulto Mayor (CUAM).

Unas 700 filiales universitarias funcionan hoy en zonas urbanas y rurales de todo el país, en tanto el seis por ciento de las personas mayores se niegan a pertenecer a la interesante iniciativa, revelan estudios del Centro Nacional de Salud y Envejecimiento, radicado en el Hospital Calixto García de La Habana.

María Ramos, de 76 años y residente en el municipio Playa no está de acuerdo con el Proyecto. “Las personas de mi edad deben comprender que cuando entramos en esta etapa lo más correcto es quedarse tranquilos en casa haciendo las tareas del hogar o leyendo la prensa para no desvincularse de la sociedad”, opina.

La CUAM, creada el 14 de febrero de 2000, enriquece la formación de las personas de la tercera edad, con el fin de lograr un mayor conocimiento de sí mismos, y fortalecer su autoestima. Además, ayuda en la elaboración de nuevos proyectos de vida y a lograr una mejor interacción de los abuelos con la familia y la comunidad.

Según la Presidenta Nacional del Programa, Teresa Orosa, la iniciativa favorece la educación sistemática y permanente de las personas longevas, para colocarlos a la altura de los cambios tecnológicos, sociales y científicos de nuestros días.

“Muchos han manifestados que haber ingresado a las aulas ha constituido volver a nacer, porque ya no son aquellos ancianos aislados, con pensamientos negativos, sino que saben cómo deben comportarse ante la vida”, declaró la doctora Yaneisys Castañeda del Hospital Joaquín Albarán.

“En un principio pensé que esto de la universidad para los viejos era una burla o una forma de mantenernos ocupados para no estorbarle a la familia. Ahora, me doy cuenta de que no es así”, comentó Alfredo Pérez, de 88 años, ubicado en la Casa de los Abuelos de la localidad de Punta Gorda.

Convencida de que la educación no es patrimonio de una edad y de que se necesita participar del proceso educativo en todas las etapas del ser humano, Teresa Orosa informa que en la actualidad más del 85 por ciento de los estudiantes del proyecto son mujeres y existe un mayor rechazo de hombres a pertenecer a él.

“Debemos ser más sistemáticos con ellos, hacerles entender que esto es para preparar a los ancianos para el envejecimiento, no solo de carácter individual, sino también como generación que continúa su desarrollo y desempeño en diferentes acciones dentro de la sociedad”, agregó.

Algunos abuelos dotados de conocimientos durante su vida profesional no cerraron la puerta de la nueva oportunidad que les llegó. Se convirtieron entonces en ejemplos de otros que se niegan a sumarse a esta empresa de extrema sensibilidad y aprendizaje.

Quizá por ignorancia, tal vez por desconocimiento del verdadero objetivo del programa, la presencia masculina en las aulas sea escasa, alude la coordinadora de la Filial de Guanabacoa, Dania Ulloa: “La matrícula histórica se inclina hacia las féminas cuando existe igualdad de posibilidades para ambos sexos”.

En estos momentos, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) realiza en las provincias occidentales un estudio para conocer causas del por qué el rechazo de los hombres a la Cátedra, confirma el Doctor Alberto Fernández, Jefe del Programa del Adulto Mayor.

“Por las propias vivencias de cursos anteriores, pensamos que ellos consideran que al estar jubilados ya no necesitan ningún tipo de formación y están errados. Aquí se aprenden cosas nuevas relacionadas con su edad, el medio ambiente, la psicología familiar y otros temas de interés”, afirma.

En el capitalino municipio de San Miguel, Juan H. Molina no solo organiza el programa sino estimula el ingreso de los de su mismo sexo a las aulas: “Es necesario que todos comprendamos que podemos seguir aprendiendo para utilizar nuestro tiempo en algo útil, elevar la autoestima y adaptarnos a las condiciones actuales”.

Romper mitos de la sociedad

Estimados del Centro de Salud y Envejecimiento aseguran que el uno por ciento de la juventud asume la posición de la subvaloración de las personas mayores en el centro social.

“Esta pequeña cantidad de jóvenes confirma estar de acuerdo con la idea, pero se niega a la posibilidad de la vinculación de los ancianos a centros laborales”, expresó la profesora y coordinadora del municipio Lawton, Sonnia Pérez.

Sin embargo, aún hay personas que piensan en la cátedra como un lugar para el esparcimiento de los abuelos y sin un fin valedero. Tienen una visión del anciano como persona pasiva, objeto de cuidados, y no como ente activo de la sociedad.

“El programa les da un desarrollo espiritual pero no cognitivo, por ello, considero que no aporta nada trascendental a la comunidad”, opinó Luis Enrique Velázquez, estudiante universitario de la carrera Comunicación Social.

Ángel Golondrón, de 68 años, testificó no estar de acuerdo con tales argumentos: “La actitud de estas personas es muy egoísta. ¿Por qué yo no puedo tratar de aprender otra vez? Los viejos, aunque poco, también hacemos falta”.

En relación con el tema, la socióloga Patria Pérez, afirma que uno de los factores que afecta son estos conflictos intergeneracionales: “Ahí están, lacerando cada hogar y es nuestro deber educar a los más ancianos, que no piensen que porque han vivido más tienen la razón de todo.

“Muchos quizás se retraen debido a que lo que realmente consideran necesario hacer es mantener sus hogares. Está bien, eso lo pueden hacer, ambas actividades se deben realizar en función de mejorar su calidad de vida”, termina.
 
Para Milagros Figueroa, profesora de la filial Julio Antonio Mella del municipio Plaza de la Revolución, el desarrollo y funcionamiento del programa de estudio es posible gracias a los seminarios de preparación de prestigiosos pedagogos encargados de la impartición de clases en las escuelas.

Otros, como Rosa García, estudiante del municipio Regla, expresa su preocupación respecto a la demora de los cursos. “En varias ocasiones por falta de matrícula no comenzamos las clases y tenemos que esperar al próximo año, esto implica un problema porque nos quedamos sin recibir las asignaturas correspondientes a ese período”.

Mientras algunos piensan de modo incoherente, otros siguen llenando las aulas del país y ponen todo su empeño en el perfeccionamiento y ampliación de tan noble programa de la Revolución.

Aunque aún se muestran cohibidos los hombres, los abuelos y abuelas que han aprendido a dominar los secretos de la Computación en esta universidad, por solo citar un ejemplo, demuestran que nunca es tarde para aprender.

Explica Teresa Orosa, que se trata de más de una década haciendo historia en la Enseñanza Superior cubana, aumentando el nivel cultural, autoestima y salud mental de los más ancianos.

“Es el resultado de un esfuerzo conjunto de numerosas instituciones que decidieron brindarnos la posibilidad de tener una vejez sana, feliz y útil a la sociedad”, concluye.

Como señalara la psicóloga Yaima Pérez, la voluntad, perseverancia y, sobre todo, elevada autoestima, emana esta hermosa experiencia: “Los abuelos se rebelan ante la ignorancia y la pérdida de tiempo. Apuestan por la sabiduría a lo largo de la vida y las bondades de la Universidad del Adulto Mayor”.

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