LA NATURALEZA: VOCACIÓN Y OFICIO
Con el audiovisual como principal soporte, Diana Rosa Schlachter, es partidaria de impulsar un periodismo medioambiental trabajado desde la frescura de la juventud.
VERÓNICA ALONSO CORO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Desde antes de graduarse como profesional de la carrera que le apasiona, ya colaboraba con los medios de comunicación en programas como el Noticiero Juvenil, y desde aquel entonces encontró en el periodismo científico el camino a seguir. Al parecer, la herencia familiar dejó fruto en su vocación, pues el padre, Alexis Schlachter, es pionero del trabajo científico y ambiental dentro del reporterismo cubano.
Diana Rosa Schlachter, a solo cuatro años de vida profesional, es una especialista en la temática. Su rostro aparece familiar en espacios como A ciencia cierta, Verdehabana y el Noticiero Nacional, en los que contribuye con su competencia y entusiasmo de recién llegada. Hoy, forma parte del equipo de periodistas de Prensa Latina Televisión.
La tesis de diploma que desarrolló para graduarse trató este tema, así como lo hace la maestría que actualmente prepara con el propósito de alcanzar, según sus propias palabras, algunas herramientas teóricas para realizar un trabajo más profundo de divulgación periodística de la ciencia, desde el vínculo con la sociedad.
El audiovisual da cabida a sus aspiraciones como creadora comprometida con los nuevos tiempos. Desde ese soporte trata temas variados y ha participado en la Muestra de Nuevos Realizadores del Icaic y recibido distinciones por abordar la temática medioambiental como, por ejemplo, en el Concurso de Periodismo Científico Gilberto Caballero, promovido por el Citma, para premiar la labor de los profesionales de la rama durante el año 2011.
Con muchas ganas de hacer en pos de la conservación del medio en que vivimos, Diana Rosa Schlachter representa un despuntar de las nuevas generaciones de periodistas que trabajan a la par de las exigencias del momento que les tocó vivir. Con gran dominio de la materia puede responder las preguntas más disímiles sobre las particularidades de la especialidad y su panorama en los medios de hoy.
-Incluido dentro del periodismo científico,
el medioambiental tiene particularidades.
¿Qué puntos de confluencia y divergencia
existen en las formas de tratamiento
de los temas de ambos?
En el medio ambiente es donde se desarrolla nuestra vida. A todos nos impacta y preocupa lo que sucede en la naturaleza, desde fenómenos globales como el cambio climático hasta casos locales como la contaminación del Río Almendares. Por tanto, la temática ambiental tiene una característica particular que es la cercanía con las personas.
El periodismo puramente científico, por lo general no aborda temas que cualquier persona pueda dominar, que formen parte de su vida cotidiana y es una labor del periodista especializado acercarlas a su público. Por esta razón, los temas de medio ambiente suelen ser muy atractivos. A pesar de no ser una rama noble del periodismo científico, esta tiene la ventaja de llamar la atención de las personas con un poco más de facilidad.
En términos de rigor, considero que está en igualdad de condiciones con otras aristas. Igualmente el acceso a las fuentes es importante en esta temática ambiental, la manera en que se pueden decir las cosas, el lenguaje que se utiliza. Tanto en cuestiones que son muy conocidas para las personas, como en las que no lo son, es necesario hacer un esfuerzo para transmitir los mensajes de la mejor manera.
-¿Considera que los medios y periodistas tienen
la suficiente conciencia y responsabilidad
con el derecho del pueblo a la
información medioambiental?
Nadie puede negar la importancia de esta rama del periodismo para la sociedad, sin embargo, todavía no son muchos los profesionales del gremio que se inclinan por ella. Existen algunos ejemplos en nuestra prensa, pero aún son contados. Eso habla de un área de especialización periodística que necesita ganar presencia en los medios y, por otra, de la prioridad o no que se le concede a la temática.
-¿Es un punto priorizado en la agenda de la
política informativa y de los medios?
Todavía falta trabajar mucho para que estos temas estén más presentes en la agenda. Para lograrlo se necesita, además, apoyo institucional de los ministerios, de los espacios donde se hace ciencia, para que entre todos hagamos una mayor presión sobre los medios, en sentido positivo.
Como mismo la existencia humana puede estar dependiendo de las políticas, las economías y las guerras, también necesitamos que la casa en que vivimos esté apta para mantenernos aquí. Yo creo que todavía no ocupa la temática el lugar que debiera, no tiene una presencia sistemática.
El periodismo medioambiental es mucho más que abordar una especie relevante de la flora o la fauna, es una especialidad que habla de conflictos ahora mismo, y por esta razón necesita una mayor presencia. Es imprescindible motivar a las jóvenes generaciones de periodistas para que aborden estos temas con la frescura que debe caracterizar a quien llega nuevo a la profesión.
-El audiovisual está hoy marcando las pautas de la
información para una gran parte de los públicos.
¿Considera que desde ese lenguaje es más
efectivo tratar los temas medioambientales?
Pienso que no existe una manera más efectiva que otra. La mejor manera siempre va a ser la relación, el vínculo y la colaboración entre todas las formas posibles. Es tan bueno un documental de naturaleza en televisión, como que el niño en Zunzún tenga contacto con estas temáticas, o acceder a un software relacionado con el mundo natural.
Todas las formas que encontremos para abordar el tema de forma atractiva, desde las peculiaridades de cada medio, pueden tener efectividad en el público. La televisión tiene la ventaja de llegar a muchas personas, al menos es el caso cubano, por tanto, es un nicho que se tiene que valorar más en materia de educación ambiental.
-¿Cómo califica la labor del
Canal Habana en este campo?
Canal Habana ha sido un ejemplo de cómo se pueden trabajar las problemáticas ambientales de forma atractiva, con una factura más cercana a la que reclaman los nuevos tiempos. Por ejemplo, un programa como Verdehabana, a pesar de no ser perfecto, está marcando una intención de abordar la temática de manera local y de inculcar en la ciudadanía cultura de amor y respeto por la naturaleza.
-En nuestra televisión son reiterativas excelentes
propuestas medioambientales sobre temas foráneos,
no así con los nacionales y los espacios que se proyectan
no aparecen en horarios estelares. ¿Es la falta de recursos
lo que provoca que esto suceda o influye la prioridad
que se otorga al tema en la programación?
En Cuba sí se hacen esfuerzos en ese sentido, pero el factor recurso influye a la hora de concebir los trabajos audiovisuales. La televisión necesita de una infraestructura para crear las imágenes y no todos los realizadores tienen acceso a financiamiento. Nuestro país posee una riqueza grande en materia de naturaleza y de zonas inexploradas, y creo que también existe talento por parte de los profesionales, pero hay que abrirles las puertas y apoyarlos con recursos.
Series como Guanahacabibes o Historias de un Zoológico, con muy buena factura, podrían retransmitirse ahora y muchas personas las verían como nuevas. Esto sucede muchas veces porque la parrilla de programación se vuelve algo inflexible en ese sentido. Si se transmite un programa con calidad, llamativo, ameno, que enseñe sin didactismo, sino con análisis, conocimiento y entretenimiento, el público lo asimila aunque no sea un musical o una novela.
-¿Considera que para ciertos temas cubanos de
medio ambiente hay presente algún tipo de censura?
En Cuba el periodismo está necesitando que se abran las puertas y se de una mirada más constructiva hacia lo que significa la crítica y esto sucede en todas las áreas, incluyendo la medioambiental. Cuando se hacen análisis de situaciones ambientales, en las que de alguna manera inciden determinadas entidades estatales o la propia comunidad, a veces es un poco complicada su publicación.
Aunque los periodistas vayamos a los lugares a reportar con un ánimo constructivo, para contribuir con las soluciones, las fuentes no colaboran siempre. Algunos temas, como por ejemplo el problema de los grupos electrógenos en la capital, son cuestiones relacionadas con políticas estatales y esto puede hacer el acceso a las fuentes casi un muro impenetrable.
En los casos complicados respecto a la publicación y las fuentes, el periodista tiene que utilizar algunas herramientas de la construcción de los textos, con el propósito de adecuar la información para que sea publicable y pueda llegar a los receptores. Es necesario elaborar el mensaje de una forma inteligente.
-Según su experiencia como periodista de
Prensa Latina Televisión y especialista en temas
medioambientales, ¿qué semejanzas y diferencias
encuentra entre las producciones para
consumo nacional e internacional?
Como parte de mi trabajo en Prensa Latina Televisión he podido colaborar con trabajos de corte medioambiental. La agencia tiene sus pautas para tratar los diferentes temas, pero, al menos desde mi quehacer personal, no existen grandes diferencias entre las producciones nacionales y las que tienen un destino internacional.
En la agencia se trata, y yo como periodista también lo intento, de abordar la temática medioambiental desde un enfoque de las acciones humanas para cuidar la naturaleza y revertir los procesos negativos, contrario a una tendencia de algunos medios internacionales, que parten de aristas catastrofistas para enrumbar estos asuntos.
-Ha realizado productos periodísticos relacionados
con José Martí. ¿Cómo avizoró el Apóstol desde
el siglo XIX la importancia de la conservación
ambiental para la sociedad?
José Martí tuvo una visión tan abarcadora, que casi todos los asuntos relevantes de hoy, él ya los había pensado. La naturaleza no fue la excepción. En sus diarios es impresionante la manera en que se detuvo, el tiempo que le dedicó, en medio de la preparación de una guerra, a contemplar y dejar por escrito toda la maravilla natural que encontraba a su paso. Eso habla de una persona que defendía esos conocimientos como parte de la cultura necesaria para la vida en cualquier época.
En la Edad de Oro igualmente le dedica momentos a inculcar en los niños el amor por la naturaleza. No se equivocó, porque el tema ambiental tiene hoy un lugar fundamental para la preservación de la vida de todos.
0 comentarios