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Isla al Sur

HOMBRE CONTRA NATURA

HOMBRE CONTRA NATURA

ANA LAURA PALOMINO GARCÍA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Cuando decidí realizar este artículo nunca pensé que las cifras fueran tan alarmantes. El mundo cambia, la tecnología avanza a pasos agigantados y con ella el desprecio por nuestro planeta y las criaturas que en él habitan.

Pensaba que nuestro país era un mundo aparte, de ahí mi sorpresa al descubrir que existen 513 especies entre la flora y la fauna en peligro de extinción, como consecuencia de la caza indiscriminada y el uso inapropiado de los recursos naturales, según informa el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

Los antecedentes de este fenómeno nos remontan a la época en la cual era necesario cazar para sobrevivir, pero la simple supervivencia se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos para los cazadores furtivos, sin dejar atrás el uso irrespetuoso de lo que nos brinda “natura”.

Uno de los ejemplos que llaman la atención por su falta de humanismo, es la salida ilegal de las aves endémicas y con alto valor estético. Los casos son múltiples, pero uno de los más repetidos es el del tocororo, ave nacional y presa de más de un pomo, lugar escogido por los detractores de la ley para que viajen a su nuevo hogar, explica el Centro de Investigación y Control Ambiental (CICA).

Otro de los casos que dice presente en esta lista es el del cocodrilo cubano, el cual se ha vuelto uno de los reptiles más codiciados para los extranjeros por su carne y la aureola mágica que se ciñe a su alrededor, ya que se le atribuyen poderes afrodisiacos milagrosos.

A pesar de todas las precauciones tomadas, 29 especies desaparecieron por completo, cuatro de aves y una de mamíferos, mientras otras 466 se encuentran en peligro crítico.

Entre los casos de extinciones más famoso en el tema cubano es el del guacamayo, el cual sucumbió en el siglo XVIII debido a la explotación de los españoles, quienes los domesticaban y enviaban a sus majestades como reliquia natural.

Pero no solo las aves y los mamíferos tienen la peor carta en esta historia. Con el auge de la artesanía en nuestro país, más de un arrecife coralino se ha perdido a causa de la explotación del hombre. Los bellos collares que los turistas exhiben como trofeos, son la muestra de especies marinas que aunque muchas veces no se consideran como seres vivientes, tienen un importante lugar en el ecosistema marítimo.

También, el papel de la caza ilegal no es el único que contribuye a la desaparición de la especies. El licenciado Alejandro López, especialista en regulación y control de seguridad del Centro de Investigación y Control Ambiental (CICA), comentó “que otra de las principales causas del deterioro de nuestra flora y fauna están dadas por las prácticas inadecuadas en el uso y laboreo de los suelos, así como los impactos de las construcciones, la alteración o destrucción del medio ambiente.”

Hoy día, el hombre quiere expandir sus áreas de trabajo agrícola, lo que ha llevado a la destrucción de más de un hábitat natural. El pájaro carpintero, por citar un ejemplo, pierde la mayoría de sus nidos al ser utilizada la madera en la construye los mismos como fuente de materia prima para realizar muebles del hogar y papel.
El manjuarí es otra de las especies que se ha visto desalojada de su hogar, por la necesidad de utilizar su medio como hogar de otros inquilinos que lo desplaza por la necesidad de supervivencia.  

Muchas son las disposiciones que se adoptan para que las desapariciones de especies endémicas no se repitan. Belkys Martínez, jefa de actividad e inspección del CICA, explicó que “en todo el mundo se toman medidas para conservar la naturaleza y Cuba se encuentra a la vanguardia en ese aspecto. La Ley Penal Del Ambiente y Ley de Protección a La Fauna Silvestre son algunas de las restricciones aplicadas para castigar a los que incumplen lo establecido”.

La Resolución 160 del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), controla, clasifica e impone restricciones contra la explotación de las aves, anfibios, reptiles, mamíferos, moluscos y crustáceos.

Los especialistas y encargados de proteger el ecosistema marítimos y terrestre cubano se basan en lo que plantea esta ley para poder utilizar los recursos que brinda el medio ambiente de manera controlada, logrando así un equilibrio entre el hombre y su “casa verde”.

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