LA PRENSA MEDIOAMBIENTAL DEBE SER CRÍTICA
El periodismo científico no debe ser un vocero de las instituciones ni tener carácter proselitista, afirma Lino Lubén Pérez, periodista de la Agencia de Información Nacional (AIN), quien se ha dedicado por más de 50 años a desarrollar esta especialidad.
LUIS A. AUTIÉ CANTÓN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
La tarde que lo conocí estaba inmerso en un debate con otros colegas sobre los cambios que ocurren en Cuba. Tiene 70 años, pero aparenta algunos menos. Habla bajito y de forma pausada. Su mesa de trabajo, llena de papeles, fotos y medallas, rompe con la frialdad de algunas salas de redacción. Ha recibido varios galardones, aunque el más importante quizá sea el Premio Gilberto Caballero por la obra de toda la vida, la mayor parte dedicada al periodismo medioambiental.
Lino Lubén Pérez, periodista de la Agencia de Información Nacional (AIN), lleva más de medio siglo ejerciendo esta profesión que, según él, debe educar a la par de informar, siguiendo así las ideas del escritor francés Víctor Hugo cuando expresó que “primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales.”
-¿Cómo llegó al Periodismo Medioambiental?
Llegué por intuición, por un proceso de comprobación. El medio ambiente es un tema muy noble, de trascendencia nacional e internacional. No hay mucho periodismo especializado en eso en Cuba, ni tampoco en ciencia y tecnología en general. Cuando lo descubrí, me atrajo sobremanera y entonces, gracias a un proceso de adquisición de conocimientos y comprensión de las realidades ecológicas cubanas y globales, me dediqué al periodismo medioambiental.
-¿Qué criterio le merece la labor de las
autoridades cubanas en pos de
conservar el medio ambiente?
Mira, yo he estado en nueve convenciones mundiales sobre medio ambiente y, sin embargo, los problemas, aún cuando ha habido cierta comprensión internacional, siguen siendo los mismos. No se ven las soluciones, por razones básicamente económicas.
Cuba es uno de los pocos países que tienen asentada en la Constitución la responsabilidad del cuidado y la conservación del medio ambiente, gracias a la Ley 81. En nuestro país hay más de 200 centros de investigación científica. Para mí son demasiados, son muchas personas investigando a costa del presupuesto estatal, indagando sobre cuestiones que, en la inmensa mayoría, para no ser absoluto, no son rentables.
-A pesar de las leyes y los centros de
investigación, ¿cree usted que exista
en Cuba una conciencia ambiental
a nivel de sociedad?
No, estamos muy lejos de eso. Nos falta muchísimo para llegar a una cultura ambiental. Al menos conservacionista. Desde el triunfo de la Revolución han pasado más de 50 años, pero durante todo este tiempo los problemas ambientales se han trasladado de un año para otro. Como decía Gabriel García Márquez, en El otoño del patriarca: “La gente echa la basura en un sitio, y cuando se llena, van y la echan en otro”.
-En su opinión, ¿cree que la prensa influye
directamente en el trabajo de instrucción y
educación ambiental de la sociedad civil?
Sí, como no. En nuestro país se están produciendo muchos cambios, y otros vendrán después. Y la prensa tiene una responsabilidad muy grande en estos. También es muy importante la forma en que se hace. Tenemos que decodificarle el mensaje a la población, evitar el lenguaje científico y ayudarlos a interpretar. El periodismo científico no debe ser un vocero de las instituciones ni tener carácter proselitista. Este periodismo debe ser crítico.
-¿Cualquiera puede hacer periodismo
medioambiental? ¿Cuál es su criterio
en cuanto a la especialización
dentro de la prensa?
Soy partidario de que en el periodismo hay que especializarse. Al menos hay que estar lo más informado posible. De esta forma se domina mucho mejor el tema que va a tratarse.
-Durante los años que usted lleva abordando
este campo, ¿ha notado en los medios
cambios en la forma de tratar
los temas medioambientales?
Sí, he notado cambios. Por ejemplo, nosotros fundamos el Círculo de Periodismo Científico, uno de los más viejos del país, creado en el año 80 cuando Arnaldo Tamayo fue al Cosmos. Y ese grupo de periodistas mantiene su política informativa, su superación, el estudio, encuentros. Tiene, incluso, el Premio de Periodismo Científico Gilberto Caballero. A ese grupo de periodistas especializados hay que sumar otros, de una generación más joven, que aporta otros puntos de vista a los problemas y otras formas de afrontarlos, más opinante.
-¿Cambiaría algo en la prensa
científica cubana de hoy?
En mi opinión, creo que la divulgación de este periodismo debería estar más priorizada. Si tuviera que encontrarle un problema, sería la falta de seguimiento que se da a los problemas planteados por nosotros los periodistas.
-Las instituciones y las fuentes a las
que acude en su trabajo reporteril,
¿cooperan o son recelosas con los datos?
En esto influye mucho las relaciones, el conocimiento sobre el tema, la amistad, pero sobre todo, la reputación del periodista. No se puede ir a preguntar a un ministro si va a llover. La preparación es indispensable. De todas maneras, casi siempre hay dificultades debido a la política de las oficinas de divulgación y comunicación institucionales, diseñadas en función de los intereses de su organismo, no de los intereses del país. Ahí empiezan las trabas, porque nadie quiere “meterse” en problemas.
-Leyendo algunos de sus trabajos,
percibo su inclinación hacia los temas
políticos. ¿Los prefiere tanto como
los ambientales y científicos?
No tengo un favorito. Yo soy comunista y revolucionario, soy un producto de la revolución. Cuando joven no era nadie y volví a nacer el 1ro de enero de 1959. Gracias a ella estudié Periodismo. Por eso la política me gusta mucho. La polivalencia en el trato de temas lo da el estudio, el esfuerzo y la dedicación. Hay que estar preparado para todo. Me gusta la política, pero el periodismo medioambiental me ha dado muchísimas satisfacciones. Lo que sí me queda claro es que, si fuera joven, volvería a estudiar periodismo.
Pie de foto: Lino Lubén Pérez, periodista de la Agencia de Información Nacional (AIN), lleva más de medio siglo ejerciendo esta profesión.
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