¿POR QUÉ NO?, HABLEMOS DE LA LENGUA
“Me interesaba, sobre todo, tener un contacto directo con lo que era la lengua de Cuba”, comentó el catedrático Carlos Sánchez Lancis al entrevistarlo durante un Seminario de Lingüística Histórica del español, en el Instituto de Literatura y Lingüística de La Habana los días cinco y seis de diciembre.
Texto y fotos:
ALIANET BELTRÁN ALVAREZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Diez minutos, llenos de risas, sabiduría y experiencias, se convirtieron en segundos al dialogar con el profesor Carlos Sánchez Lancis. La naturalidad con la que se presentó ante todos lo hacía parecer un conocido de siempre. Un hombre de mediana edad, cabellos canosos y escaso atractivo físico, pero con un sentido del humor y un tono encantador al hablar que hizo que las personas quedaras fascinadas con su explicación.
El Doctor Sánchez Lancis es actualmente Profesor Titular de la Universidad Autónoma de Barcelona. Su actividad docente se encuadra dentro de la titulación de Filología Hispánica. Imparte las asignaturas de Lengua española, Diacronía del español y Gramática histórica. Se dedica, sobre todo, al estudio de la morfología y la sintaxis históricas.
-¿Cómo surgió la idea de venir
a Cuba a impartir el seminario?
Surgió porque me llegó la información sobre el evento y hacía muchos años que sabía de él porque los compañeros de la Universidad Autónoma tenemos un convenio con el Instituto de Literatura y Lingüística de de La Habana y ya han venido especialistas de literatura, sobre todo del exilio. A partir de los estudios de sintaxis dialectal que he hecho me interesaba tener un contacto directo con lo que era la lengua de Cuba.
-¿Se siente satisfecho con el resultado
que ha tenido el seminario?
Mucho, porque lo que más me gusta es la predisposición de los estudiantes, que ahora tristemente no me los encuentro tan predispuestos en otras partes propias. Pero digamos, estoy satisfecho por el interés. Creo que hay muy buen nivel y que la educación aquí en Cuba es excelente y se refleja en el nivel de la Universidad y del Instituto.
-¿Qué importancia da usted a la necesidad
de conocer la historia de la lengua?
Mucha, bueno, aparte de que soy especialista, en diacronía, en la historia, porque su estudio se está perdiendo; en España cada vez hay menos asignaturas de historia de la lengua y de gramática histórica y se reducen los programas universitarios.
A ver, no podemos entender toda nuestra cultura anterior, ni leer los textos literarios escritos durante el español medieval y el clásico, si no tenemos conocimiento tanto de la historia de la lengua como de la gramática histórica. Es decir, no es un problema de léxico, es que la lengua ha cambiado, no son lenguas distintas, pero tienen construcciones sintácticas diferentes. Entonces, si nuestros estudiantes no aprenden esto, difícilmente van a poder sacarle todo el partido al conocimiento que está metido en esa época, toda esa cultura reflejada en la literatura.
Por otro lado, para poder entender cómo es el español en la actualidad, necesitamos tener una visión de tipo histórico. Obviamente, cuando alguien nace aprende la lengua de su época, no aprende la anterior. Pero aquí no se trata que tenemos que aprender el español medieval para hablar como españoles medievales, aquí se trata de que tenemos que entender cómo era la lengua medieval para comprender mejor como es el español.
-¿Por los cambios que ha sufrido la lengua a través
de la historia podríamos no llegar a entendernos?
Las lenguas cuando cambian no lo hacen ni para bien ni para mal, es decir, el cambio lingüístico es consustancial a las lenguas. Siempre hay variedad y esa variedad va produciendo el cambio. Es que la única lengua que no cambiaría sería una lengua de laboratorio, como el Esperanto.
Hoy, por ejemplo, vengo aquí y pruebo productos que no existen en España, entonces, obviamente, no les puedo llamar de otra manera más que con el nombre que se me da. Con lo cual me llevo ahora cierto vocabulario de productos a los que no tengo acceso allí.
Otro ejemplo es las construcciones de tipo sintáctico. En España decimos «¿Dónde vives tú?» y aquí en Cuba se dice «¿Dónde tú vives?», ¿está mejor dicho de una manera o de otra?, no, porque lo importante es que nosotros tenemos en común una norma, un estándar de lengua general, que nos permite entendernos.
-Para finalizar, ¿qué es lo que más
le ha impresionado de Cuba?
A ver, lo que más me ha impresionado…, ¡me ha impresionado todo! Es un país muy distinto a lo que uno está acostumbrado, pero no por eso deja de funcionar a su manera, es decir, hay que aprender cómo funcionan las cosas. Por ejemplo, manejar un carro en Cuba es complicado, pues -entre risas- eso ya lo he aprendido por experiencia, pero se puede manejar. Llegar a un sitio es complicado porque no hay letreros suficientes, pero uno aprende que preguntando no va a tener ningún problema en llegar, la gente es muy amable y siempre le va a ayudar.
La impresión que tenía sobre la enseñanza y la sanidad no ha cambiado. Hay un nivel muy alto y muy bueno tanto en enseñanza en educación como en sanidad. Lo que ya no es tan bueno es el estado de edificios, carreteras, etcétera, que creo que algún día pueda mejorar, pero en el momento que eso mejore, este es un país que va a despegar, vamos, pero para arriba fantásticamente.
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