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ESTADO CUBANO RENUEVA Y POTENCIA TECNOLOGÍAS NUCLEARES

ESTADO CUBANO RENUEVA Y POTENCIA TECNOLOGÍAS NUCLEARES

Se continúa trabajando para mejorar la calidad de vida de la población; esta vez mediante la inclusión de técnicas de punta en la medicina nuclear para combatir las principales causas de muerte en Cuba.

Texto y foto:
DAHOMY DARROMAN SÁNCHEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“La medicina nuclear es la especialidad que incorpora al organismo, con fines médicos, sustancias radiactivas que tienen una función bioquímica y fisiológica predefinida (radiofármacos)”, explicó la Ingeniera en Física Nuclear Adlín López Díaz, presidenta de la Organización Latinoamericana de Física Médica entre el 2009 y el 2011, y rectora de la sección de Física Médica de la Sociedad Cubana de Física, quien trabaja actualmente en el Departamento de Radioterapia y Medicina Nuclear del Hospital Clínico Quirúrgico (HCQ) “Hermanos Ameijeiras” en La Habana.

La Máster en Física Médica esclarece la situación actual de esta rama de la ciencia en el país y avalada por el conocimiento acumulado en sus 21 años de experiencia profesional, revela cuáles son los cambios beneficiosos que se implementan dentro de esta disciplina para mejorar la calidad de la atención a la población en patologías tratadas mediante técnicas nucleares.

-¿De manera general, qué

padecimientos ayuda a tratar?

Disímiles. Existen técnicas para encontrar los focos de esquizofrenia y de epilepsia en el cerebro. Otra, muy usada en la nefrología, permite saber seis horas antes que con cualquier otra prueba si un trasplante renal es eficiente. Posibilita también el estudio de la perfusión (introducción de una sustancia medicamentosa o de sangre en el organismo) de las arterias coronarias del corazón y respecto a las pruebas oncológicas facilita saber si hay metástasis, por ejemplo, de un cáncer de tiroides. También es útil para hacer pruebas neuroendocrinas, en el tratamiento de patologías ortopédicas y para encontrar focos sépticos (contaminado por microbios).

-¿Qué técnicas se emplean para diagnosticar

y tratar dichas enfermedades?

En los riñones se hacen estudios provocados por la administración de firocemida, una sustancia radiactiva. Luego se hace una secuencia de imágenes a las que se aplican métodos de cuantificación, lo cual permite correlacionar la patología y seguir la evolución del paciente.

La técnica de los renogramas se usa para tratar a niños con malformaciones congénitas renales y seguir su crecimiento mediante gammagrafías para saber si es necesaria una operación.

En las pruebas cardiovasculares estas sirven para comprobar si se necesita una cirugía coronaria, decisiva ante la presencia de una angina o de un infarto. Después de esto permite ver si hay una isquemia sobreañadida. Estos métodos cuestan menos que una cirugía y optimizan el manejo del paciente.

-¿Cuánto cuestan estos tratamientos

en países desarrollados?

En Cuba es gratis para el enfermo, pero no para el país. La tecnología es cara porque necesita de una instalación con determinados requerimientos técnicos de calidad y de preparación del personal para manipular y preparar los productos radiactivos.

Existen sustancias volátiles de las que se necesita proteger al medio ambiente y a las personas, por tanto, las instalaciones de medicina nuclear están regidas por una legislación estricta.

Las cámaras gamma son el equipo básico de la medicina nuclear convencional y su costo oscila entre 250 mil y 300 mil pesos. Además, hay que comprar periódicamente las sustancias radiactivas, como el generador de tengnesio, que permite hacer las gammagrafías renales dinámicas, y cuyo costo fluctúa entre 2 000 y 3 500 dólares. Esta técnica en el país no se cobra, pero su monto oscila entre 400 y 600 dólares.

La realización de la hemodiálisis también es costosa, pues el procedimiento se realiza tres veces por semana. Igualmente, una tomografía puede sobrepasar los 400 dólares.

-¿Cómo e ubica nuestra tecnología

respecto a otros países de Latinoamérica?

Cuba está atrasada porque los argentinos, por ejemplo, usan la tecnología PET-CT (tomografía de emisión de positrones) hace 15 años. Luego vinieron los brasileños, los mexicanos, y después se fueron incorporando un gran número de naciones. Hoy, hasta Dominicana la posee, pero como tiene un alto costo solo la utilizan los centros privados, donde se cobra hasta 1 500 dólares por una tomografía de emisión de positrones.

También Guatemala tiene un PET instalado en una clínica privada y ellos importan dos veces a la semana desde Miami la FDG que es uno de los productos radiactivos básicos para estos procedimientos, porque es el mejor para diagnosticar y seguir la enfermedad oncológica.

-¿Dónde se realizan las principales

investigaciones de esta especialidad?

Ahora mismo hay un número reducido de centros que las realizan porque muchos se han nucleado y otros han cerrado, pues los equipos se desgastan. Debido al bloqueo se dificulta encontrar las piezas para su arreglo y mantenimiento. En la capital están en funcionamiento el Centro de Investigaciones Clínicas, el Instituto de Nefrología, el Instituto de Cardiología, el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), el Servicio de Medicina Nuclear del “Ameijeiras” y en otras provincias  se instalan nuevos equipos.

-¿En qué nuevos proyectos se trabaja?

En este momento la meta es instalar la tecnología PET-CT. Este es un equipo que combina los tomógrafos computarizados conocidos como “somatón”, con la técnica positrónica que es la más moderna y cuesta alrededor de 2 millones. Es cara porque no usa los radiofármacos tradicionales sino otros generados en ciclotrones, que Cuba no posee.

O sea, no solo es comprar los equipos, sino también los ciclotrones que alcanzan los 30 millones de dólares, dependiendo de su tamaño. El proyectado para Cuba es mediano, y su objetivo es producir positrones y también otros fármacos. Esto pondría a Cuba a nivel internacional en cuanto a técnicas nucleares porque es tecnología de punta para el manejo del paciente oncológico, de la enfermedad cardiovascular y la cerebrovascular.

El primer ciclotrón debe instalarse en el CIMEQ y uno de los primeros PET-CT en el  “Hermanos Ameijeiras”. Además, con el apoyo del OIEA, se desarrolla un proyecto de investigación donde participan centros del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) para la recuperación de equipos de medicina nuclear. Consiste en diseñar nuevos sistemas para acoplarlos a las cámaras viejas y desechar la parte analógica de dichos equipos que tienen un sustrato tecnológico de calidad, para reutilizar todo ese material.

-¿Qué consecuencias trajo la

implementación del QUANUM en los

centros de medicina nuclear?

QUANUM es un documento expedido por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) en 2008, donde se planteó la realización de auditorías de gestión de calidad para garantizar un mínimo de esta en la radiofarmacia.

De plantilla, Cuba establece dentro de la legislación vigente que los servicios de medicina nuclear y radioterapia deben regirse por un sistema de gestión de calidad, para garantizar la eficacia del diagnóstico y del tratamiento brindado y para mantener la licencia de operación, pues de no cumplirse estos requerimientos es cerrado el centro.

Por ello, realmente no seguimos este programa, pero lo usamos para guiarnos acerca de lo que es recomendable, deseable y óptimo. De hecho, la legislación deberá cambiar en breve previendo la instalación de equipos de mayor envergadura como es el ciclotrón, para incluirle los requisitos mínimos  que debe cumplir en aras de garantizar la seguridad de los enfermos y la operación óptima del equipamiento.

-¿Usted consideraría que existe un

auge de la medicina nuclear en Cuba?

Definitivamente. La medicina nuclear estuvo muy depauperada, pero en los últimos años el Estado ha prestado más atención a  su desarrollo, porque sus principales aplicaciones son en la oncología, en la neurología y en la cardiología; y los padecimientos de esta índole constituyen las tres principales causas de muerte en Cuba.

Hace seis años se compraron cuatro cámaras gamma, y bueno, los proyectos mencionados en los que se está trabajando denotan la efervescencia y los esfuerzos del Estado, que se ha percatado de la necesidad de reavivar y potenciar las herramientas de la medicina nuclear.

Pie de foto: “La medicina nuclear estuvo muy depauperada, pero en los últimos años el Estado ha prestado más atención a su desarrollo”, explicó López Díaz.

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