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Isla al Sur

LAS AVIGNON PARIERON EL CUBISMO

LAS AVIGNON PARIERON EL CUBISMO

DAVID RODRÍGUEZ SÁNCHEZ-GALARRAGA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

En los primeros años del siglo XX surge en Europa el cubismo, un movimiento independiente de la estilización esmerada o la perfección en cuanto a un canon de belleza preestablecido que rompe con las concepciones tradicionales para la creación, existentes desde la Antigüedad Clásica. Son las manos mágicas del célebre pintor español Pablo Picasso, las fundadoras de este nuevo capítulo en la Historia del Arte Universal al crear, en 1907, el cuadro Las Señoritas de Avignon.

“Cubismo”, es el nombre que asume el movimiento debido a la construcción de figuras geométricas, predominantemente cubos, y nace con la mencionada obra picassiana para borrar los esquemas conservadores que la humanidad había adoptado, desde la concepción de las “bellas artes”, en el período de gloria de la Grecia Antigua.

Estos dogmas, transmitidos de una época a otra, persiguen con vehemencia  la representación mimética de la realidad. Las Señoritas de Avignon, cuadro hecho bajo la  técnica de óleo sobre lienzo, evidencia el uso de diferentes y nuevas perspectivas en la creación plástica, como son el significado oculto de las figuras, según sus posiciones, y la aparición de las imágenes volumétricas en un espacio puramente bidimensional, sin la intención de comprender o graficar las características físicas y psicológicas de los seres humanos.

Por primera vez en la historia queda representada en una pintura la cuarta dimensión. Se constata en la mujer del extremo inferior derecho, quien, a pesar de aparecer de espaldas, muestra su rostro al espectador dando una nueva visión de la volumetría pictórica.

La obra tiene una marcada influencia de las máscaras africanas, introducidas en el movimiento artístico occidental del período. También revive la tradición hispana del bodegón (naturaleza muerta y frutas), representado en el centro y borde inferior del cuadro. Es, además, prácticamente monocromática, dibujada con tonos ocres y terrosos a partir de ángulos contrapicados, siendo esta otra característica del cubismo.

El nombre del cuadro representa un eufemismo que alude a las mujeres de “vida alegre” (cortesanas o prostitutas) de la calle de Avignon, en París, Francia, desacreditando, de cierta manera, a la figura femenina de los barrios marginales más conocidos de Europa.

Las Señoritas de Avignon, de 243.9 centímetros de largo y 233.7 de anchura, es guardada hasta 1916, año en que comienza a exhibirse al público en la exposición parisiense del Salón d’Antin. En 1925, el también museo galo de Petit Palais  la adquiere en una cifra desconocida y, luego de un extenso recorrido por prestigiosas ferias y subastas, finaliza su periplo, en 1939, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (comprada en 28 mil dólares, precio, según los especialistas, tres veces inferior a su costo real), convirtiéndose desde ese momento en una de las piezas más preciadas de la colección neoyorkina.

Mario de Micheli, crítico italiano y autor del libro Las Vanguardias Artísticas del siglo XX, manual de preparación para estudiantes de Arte  utilizado en Cuba, opina lo siguiente sobre la primera pintura cubista: “El cuadro es un ejemplo de la furia instintiva y al propio tiempo cerebral, tan típica de la naturaleza creativa del autor. En esa gran composición, hasta el exotismo pierde sus aspectos más literarios para transformarse en un verdadero instrumento de destrucción de las normas tradicionales de la cultura figurativa”.

En general, toda la obra picassiana influye en importantes artistas de la época, destacándose el francés Geroge Braque y el cubano Wifredo Lam, quienes, a decir de muchos críticos, alcanzan un dominio similar o superior al del maestro, constatado en sus respectivas iconografías Mujer con mandolina y La Jungla. Mas, Pablo Ruíz Picasso es considerado el máximo exponente de los distintos movimientos de vanguardia del pasado siglo, mérito alcanzado por el carácter prolífico y renovador de su incalculable visión artística.  

Pie de foto: Las Señoritas de Avignon (Pablo Picasso), París, Francia, 1907.

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