UN RECUERDO QUE SIEMPRE TRAIGO
OANH DINH VAN (OANY),
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Para casi todos los adolescentes, los quince años es una edad muy problemática, la separación del primer novio, discordia con los amigos, dificultades en la escuela...
Yo también, en ese tiempo, tuve situaciones complicadas para una jovencita, me acechó la mala suerte. En desesperación, fui a pedirle algún consejo a mi querido papá, esperé que él pudiera hacerlo. Como siempre, lo encontré ocupado con su trabajo, pero, al oír mi suplica, dejó todo para escucharme.
Cuando terminé, su frente se arrugó, pero no dijo nada. Me llevó a la cocina, sacó del refrigerador una zanahoria, un huevo, un poquito de café y puso a calentar tres cazuelas con agua, cuando esta hirvió, colocó cada ingrediente en una distinta.
Me sentí muy impaciente, no entendí lo que pasaba en ese momento. La tristeza inundó mi cuerpo, “¿por qué cocina con tanta calma?”, pregunté para mis adentros. Al parecer, leyó mi pensamiento y para tranquilizarme, dijo: “No te preocupes, todo tiene su forma de resolverse, cuando termine, verás cómo aprendes una nueva lección para la vida.”
Al cabo de media hora, sirvió los tres preparados en platos diferentes y dibujó su pensamiento con estas palabras: “Los ingredientes pasan por iguales desgracias, sin embargo, cada cual tiene un reacción distinta. Coge una cuchara y pruébalos por separado y enseguida te darás cuenta de ello.”
Primero, cogí una rodaja de zanahoria. “Está muy blanda…”, respondí. Después, pelé el huevo y tomé un poquito de café: “Huele muy bien. ¿Qué significa esto papá?”, pregunté confundida.
“Ellos pasan por la misma circunstancia, agua a 100 grados de temperatura. Después de enfrentarla, ¿cómo cambiaron? Sencillo, la zanahoria era muy dura, después del proceso, ya no estaba como antes. El huevo, cuando no ha hervido, es frágil, pero luego, el líquido en su interior se vuelve más resistente, incluso, sin el cascarón, mantiene la forma. El café, como por arte de magia, se convierte en una fragancia deliciosa y al tomarlo es muy sabroso, ¿verdad?”
“La zanahoria, en apariencia, tiene mucha vitalidad, pero solo con poquito dolor, se queda sin energías. Si fueras un huevo, empezarías con un corazón precario, sin embargo, después de una separación o de perder el empleo, tratarías de levantarte y eso te vuelve más fuerte… ¿Y el café? Este grano no logra su más rico sabor si no lo pones en agua caliente.”
“La vida también es así, niñita mía, cuando lo más terrible pasa, es el momento de crecerse. Entonces, ¿qué camino escoges, entre los tres, para salir de los apuros?”
Ahora, estudio fuera de mi país, muy lejos de la familia donde crecí. Diariamente, uso un idioma muy distinto al mío. A veces, tengo dificultades muy difíciles de rebasar, pero cuando más paralizada estoy, recuerdo la lección de mi padre. Es muy útil, me demuestra que solo los obstáculos impuestos por la vida, nos hacen madurar y volvernos más fuertes.
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