DESEMPOLVAR RECUERDOS PARA ENNOBLECER EL PRESENTE
La celebración del Primer Congreso Nacional de Periodistas de Cuba, en 1941, marcó pautas importantes en la historia de la profesión, no obstante, el hecho es poco conocido en el gremio.
DACHELYS ALFONSO LEAL,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Siempre recuerdo al profesor Frank González cuando enfatiza en sus clases que el periodismo construye el presente con informaciones del pasado y previsiones del futuro. Sin embargo, parece que muchos en el gremio descartan de esa realidad la vida misma del periodismo, tan importante y rica en historia y, a la vez, tan olvidada.
Pocos recuerdan el Primer Congreso Nacional de Periodistas de Cuba, en 1941, aunque tenemos que recurrir a él para comprender el progreso del sector en nuestro país. Hablar hoy de una escuela profesional de periodismo, de una organización que represente y reconozca a quienes lo ejercen y de la ética y compromiso a seguir por ellos, podría ser común, pero en el momento en que se celebró ese primer encuentro, no.
“A mí me parece que con este Primer Congreso Nacional de Periodistas, el periodismo cubano ha entrado definitivamente en su adultez, en su responsabilidad, en su estricta profesionalidad”, expresó el prestigioso periodista Jorge Mañach en el discurso de clausura del trascendental acontecimiento.
Mario Cremata, profesor de Historia de la Prensa, recuerda que el periodista y escritor Lisandro Otero le contó hace años que la realización de la convención fue una de las batallas que libró su padre, el periodista Lisandro Otero Masdeu (entonces presidente de la Asociación de Repórters de La Habana), con el propósito de tratar de unificar un sector que, en primer lugar, no estaba reconocido profesionalmente.
El Primer Congreso
La idea de celebrar el Primer Congreso Nacional de Periodistas surgió porque, pese a la existencia de varias instituciones en el país, el periodismo nacional cubano no contaba con un instrumento idóneo para discutir y manifestar sus deseos y aspiraciones. Además, los periodistas así disgregados, carecían de la fuerza y la cohesión necesarias para cumplir mejor su alta misión, expone el Álbum del Cincuentenario de la Asociación de Repórters de La Habana.
El cónclave se celebró entre los días 3 y 6 de diciembre de 1941, en el contexto aciago de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alianza de los países europeos y americanos se impuso para enfrentar el fascismo.
Aunque no participó en él por su corta edad, Gabriel Molina, Premio Nacional de Periodismo José Martí, miembro de la última directiva de la Asociación de Repórters de La Habana y actualmente dedicado a la investigación histórica del gremio, recuerda que ese congreso se hizo en el momento en que las fuerzas de izquierda y de derecha estaban más o menos equilibradas, por lo cual entre los participantes de todos los periódicos del país había incluso comunistas, y no únicamente el reinado de las grandes transnacionales en Cuba.
“La democracia estuvo presente en el encuentro, pero a medida que fue cambiando la situación del mundo, al imponerse el anticomunismo, muchos de los compromisos encontraron trabas y no se desarrollaron. Algunos acuerdos se instrumentaron, como el del salario mínimo, pero a medias, en el sentido de que había periódicos que tenían fortaleza económica y pudieron organizarlo, pero aun en ellos trataban de 'soltar' lo menos posible”, comentó Molina.
En el momento en que se desarrolló el I Congreso existían dos organizaciones periodísticas fundamentales: la Asociación de Repórters de La Habana, la cual lo convocó y organizó, y la Asociación de la Prensa Cubana, ambas creadas desde principios del siglo XX. No obstante, no tenían una función meramente profesional, sino un carácter social, y se dedicaban esencialmente al esparcimiento de los afiliados.
De esa razón se derivó el reclamo de los congresistas al plantear la necesidad de que hubiera una organización que exigiese a los dueños de los medios, en ese caso la radio y la prensa impresa -la televisión no existía todavía-, las regulaciones del ejercicio del periodismo como, por ejemplo, que los trabajadores de la profesión fueran verdaderos periodistas y no personas improvisadas, explicó Juan Marrero, también Premio Nacional de Periodismo José Martí y hoy historiador de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
Añadió que al gobierno de entonces, el de Fulgencio Batista, le interesó la idea, porque de esa manera trataba de atraer a los periodistas y a los medios para que favorecieran su sistema. Por tal motivo, auspició la formación de los colegios, los cuales comenzaron a trabajar para que se hiciera con mayor calidad el periodismo, sin renunciar a todo el mercantilismo que rodeaba a aquel período.
No obstante, hay un acuerdo que siempre habrá que resaltar de ese evento: la creación de una escuela profesional de Periodismo, que en opinión de Gabriel Molina, “vino a llenar un vacío porque antes de eso, a los que les gustaba escribir, los que pensaban que tenían vocación, se iniciaban como aprendices y con el tiempo encontraban compañeros que los ayudaban, o sea, era algo que no estaba instituido, no había una enseñanza pedagógica sino práctica”. Según afirma el libro Congresos de periodistas cubanos, de Juan Marrero, Cuba se convirtió en el cuarto país de América con una escuela profesional para esa carrera.
“Un pueblo que no tiene periodismo, o que tiene un periodismo elemental, precario, irresponsable, necesariamente tiene que tener una conciencia desnutrida y desorientada”, con estas palabras Jorge Mañach parecía confirmar en la clausura de la convención la importancia del atento estudio de esa profesión.
-¿Qué podríamos tomar del Primer
Congreso Nacional de Periodistas
en el presente?
Gabriel Molina: Hay un aspecto que siempre se podrá discutir: la concepción de la libertad de prensa. Aunque nosotros hemos sido estandarte de ella, comprendemos que debido a la situación en que ha estado Cuba durante todos estos años, tal condición debe tener sus contenciones a causa de que algún detalle podría echar a perder cualquier misión de Cuba en el exterior. Sin embargo, creo en la libertad de la información porque hay que respetarle eso al pueblo.
Juan Marrero: Son dos realidades diferentes, aunque siempre hay temas de tipo profesional que sí tienen validez, por ejemplo, cómo hacer un mejor periodismo y los aspectos éticos.
Rescate necesario
Un muestreo realizado entre los estudiantes de cuarto año de Periodismo -58 en total- en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana evidenció la ausencia de conocimientos sobre este Primer Congreso, pues de los 42 alumnos interrogados ninguno conocía sobre el tema. Incluso, ocurrió igual entre periodistas consultados en Juventud Rebelde, El artemiseño, Tribuna de La Habana, Bohemia, Sistema Informativo de la Televisión Cubana y en la emisora provincial de radio Artemisa.
“Creo que se desconoce mucho de la historia de la prensa cubana, no solo de este Primer Congreso, y por eso estamos tratando de rescatar lo más importante, porque existe una tradición, incluso, en la sociedad capitalista hay expresiones de periodistas que realmente contribuyeron al desarrollo de la profesión en la Isla, aunque servían a intereses diferentes”, opinó Marrero.
Añadió que todo lo que se pueda rescatar de la historia del periodismo, a nuestros profesionales les debe servir de instrumento de lucha y comprensión, porque además de conocimiento, es también tener en cuenta la realidad que hemos vivido.
En tanto, Mario Cremata considera que aunque en las clases de Historia de la Prensa no se aborda ese aspecto, solo se menciona como viabilizador de la fundación de la Escuela de Periodismo, en un programa más abarcador sería pertinente incluirlo, estudiar sus debates y acuerdos.
Por su parte, Ernesto Vera, periodista fundador de la UPEC y Premio Nacional de Periodismo José Martí, piensa que no se habla de esa historia porque, en la práctica, nunca tuvo un peso, mas cree que fue un error: “Me inclino a pensar que de alguna manera influyó, aunque débilmente, porque era un elemento favorable al autoreconocimiento de la labor de los periodistas y a la condición que tenían como profesionales”.
Quienes acudan a algunos de los compromisos tomados en ese cónclave tendrán reflexiones para el presente. Es el caso del acuerdo tercero, el cual plantea que el periodismo debe tener tres cualidades imprescindibles: la más exquisita sencillez de expresión, la más acendrada dignidad de exposición y el más completo respeto de los demás. Y una sola finalidad intangible: la presentación de la más estricta verdad.
También, el cuarto acuerdo conserva una actualidad indiscutible, pues plantea que para ejercer la profesión de periodista es necesario poseer una sólida moral intangible y una capacidad intelectual evidente.
Entonces, ¿merece vivir este congreso en el lugar donde habita el olvido? Todos somos parte, o resultado, de un pasado, y de él depende, en cierta medida, hacia dónde nos dirijamos en el futuro. El periodismo, por lo tanto, reclama que se ennoblezca su historia, porque, por muy tortuosos que se vuelvan algunos de sus caminos, siempre habrá alguna enseñanza para enriquecer a quien nuestro Apóstol definió como el arca santa de los pueblos.
Recuadro
En busca de fuentes que pudieran brindar información sobre el olvidado Primer Congreso Nacional de Periodistas de Cuba, en 1941, hallé una que, además de enriquecer el trabajo, realzó mis intereses por esta profesión que estudio. Se trata de Ernesto Vera Méndez, Premio Nacional de Periodismo José Martí, fundador, Premio de la Dignidad y Presidente de Honor de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
-¿Qué trasciende del Primer Congreso
Nacional de Periodista de Cuba, celebrado
entre los días 3 y 6 de diciembre de 1941?
En esa época era muy joven y ni pensaba ser periodista, era dependiente en una cafetería. Pero con los años, y sobre todo con mi participación en la fundación de la UPEC, indagué acerca de los problemas de ese Primer Congreso.
El cónclave se desarrolló en el momento en que el Frente Antifascista hacía que se aliviaran o se detuvieran las campañas anticomunistas, por lo que se podía organizar un colegio de periodistas con un carácter democrático. Sin embargo, todo aquello se convirtió en lo que fue un colegio pro-batistiano, al punto de darle la condición de miembro a Batista, sin ser periodista.
Luego, cuando vino el movimiento revolucionario, el Colegio nunca se pronunció a favor de él, y al triunfar la Revolución, tampoco se adhirió a ella, al igual que ocurrió con otras organizaciones, como la Asociación de Repórters de La Habana.
El Colegio, luego del primero de enero de 1959, no tenía razón de ser. Lo que se creó como resultado de ese Primer Congreso desapareció porque no asumió una posición consecuente con la realidad del país ni con las perspectivas de lucha del pueblo cubano.
Presidí las asambleas en todo el país para fundar la UPEC, y no se hizo, como algunos piensan, una fusión de las organizaciones que existían. La Casa de la Prensa en Cuba se creó en convocatoria abierta, directa a los periodistas, y no tiene nada que ver con ninguna organización que existiera entonces. Además, no hubo ni una señal de queja de lo que podría quedar del Colegio ni de otras instituciones.
-¿Por qué cree que ese Primer Congreso
Nacional de Periodistas está
olvidado en el gremio?
Pienso que no se habla de esa historia porque, en la práctica, nunca tuvo un peso, no fue importante, mas creo que fue un error. Es una muestra de cómo todo lo que tenía carácter ajeno a los intereses de los principios y la lucha revolucionaria, no son recordados.
No se recuerda el Primer Congreso, salvo el caso de la Márquez Sterling que, según me han contado, pues no la conocí, era buena técnicamente, y no era inferior a ninguna escuela universitaria de esa época, pero al Colegio le interesaba que no tuviera ese nivel superior porque así mantenía el poder de designar a los profesores y seleccionar a los alumnos.
-¿Ese Primer Congreso pudo servir de
punto de partida para el progreso del
sector periodístico cubano?
No me atrevería a decir que careció de alguna importancia, porque no viví esa realidad en sus filas. Me inclino a pensar que de alguna manera influyó, aunque débilmente, porque es algo que existió con una vida de 16 años, era un elemento favorable al autoreconocimiento de la labor de los periodistas y a la condición que tenían como profesionales.
Pie de fotos: 1-El Primer Congreso Nacional de Periodistas de Cuba, en 1941, surgió porque los reporteros, disgregados y no reconocidos profesionalmente, carecían de un instrumento idóneo para discutir y manifestar sus deseos y aspiraciones: 2-El señor Fernando Cuesta, delegado por la Asociación de Repórters de Santiago de Cuba, inauguró la Exposición de caricaturas, fotografías, periódicos y revistas, en la cual se presentó la prensa donde se imprimió El Cubano Libre.
Ficha técnica:
Tipo de título: Genérico.
Tipo entrada: De presentación del tema.
Tipo de cuerpo: De bloques temáticos.
Tipo de transiciones: Repetir en la oración o párrafo que sigue una palabra o frase clave utilizada antes; Repetir un concepto en cada uno de los segmentos que se desea relacionar, pero empleando términos diferentes; Destacar un contraste entre los elementos que se desea vincular.
Tipo de cierre: De Caso
Tema: El Primer Congreso Nacional de Periodistas de Cuba, celebrado en diciembre de 1941.
Situación problémica: A pesar de la importancia de los acuerdos que se tomaron, y la vigencia que pueden tener algunos de los temas abordados, es poco conocido en el gremio.
Objetivos colaterales: Dar a conocer las consideraciones de destacados periodistas que, aunque no participaron en el Congreso, sí lo conocen. Dar a conocer a los estudiantes de Periodismo parte de la historia de la prensa cubana, que no se imparte en la asignatura afín, y que les puede traer reflexiones para su formación.
Estrategia de fuentes:
Documentales:
Álbum del Cincuentenario de la Asociación de Repórters de La Habana. La Habana, 1952.
Memoria del Primer Congreso Nacional de Periodistas. La Habana, diciembre de 1941.
Congresos de periodistas cubanos. Juan Marrero. Editorial Pablo de la Torriente. La Habana, 2006.
Directas:
Juan Marrero, Premio Nacional de Periodismo José Martí e historiador de la Unión de Periodistas de Cuba. Fuente experta. Juicio analítico y de valor.
Gabriel Molina, Premio Nacional de Periodismo José Martí y miembro de la última directiva de la Asociación de Repórters de La Habana. Fuente experta. Juicio analítico y de valor.
Ernesto Vera, Premio Nacional de Periodismo José Martí y fundador de la Unión de Periodistas de Cuba. Fuente experta. Juicio analítico y de valor.
Muestreo realizado a estudiantes de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Soportes:
Hecho: Olvido del Primer Congreso Nacional de Periodistas de Cuba.
Antecedentes: Existían varias organizaciones periodísticas, pero con fines sociales, por lo que urgía una organización que debatiera los problemas y aspiraciones de los periodistas cubanos.
Contexto: El Congreso se produce durante la Segunda Guerra Mundial, cuando hay cierta apertura democrática por la unión antifascista, lo que favorece la celebración del cónclave y los temas que se debatieron.
Situaciones colaterales que también pudieran incidir: La ausencia de fuentes vivas que hayan participado en el congreso y la poca efectividad que tuvieron los acuerdos del mismo por el momento histórico en el que se desarrolló son factores que han propiciado el olvido de este hecho. También, que de él no siempre emanaron posiciones afines a los principios del movimiento revolucionario.
Textos complementarios: Entrevista a Ernesto Vera.
Tipos de juicios:
Analíticos: Cuando Juan Marrero, Gabriel Molina y Ernesto Vera hablan sobre las razones del olvido del Congreso.
De valor: Cuando Juan Marrero, Gabriel Molina y Ernesto Vera dan sus valoraciones sobre el impacto que tuvo este Congreso en el sector periodístico en Cuba y su vigencia.
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