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Isla al Sur

ENTRADAS POR MAL CAMINO

ENTRADAS POR MAL CAMINO

LAURA ALONSO HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de la Comunicación,
Universidad de La Habana.

El Festival Internacional de Ballet en La Habana no solo es uno de los eventos más importantes de nuestro acontecer cultural, es además, el reconocimiento a las escuelas de danza clásica cubana por parte de bailarines y críticos de todo el mundo.

Esta escena no debería haberse opacado por acciones y actitudes de quienes minoritariamente buscaron beneficios personales al lucrar ilegalmente con las entradas puestas a disposición del público.

Ejemplo de ello fue lo ocurrido el día 7 de noviembre del 2014, en la clausura de la 24 edición del Festival en el capitalino Teatro Nacional, donde inescrupulosamente vendieron las capacidades del cuadrante destinado a las invitaciones del evento. ¿De quién había sido la culpa? Nadie lo sabía. Lo mismo caía en los revendedores, en las taquillas o en los organizadores del evento.

Ante tal suceso, los acomodadores de la sala la única respuesta que daban al público asistente fue: “Pronto resolveremos el problema; mientras, busquen un asiento libre”. Se hizo evidente el hecho de que ellos carecían de una información oficial capaz de calmar los alterados ánimos de las víctimas de las estafas.

Al final, de uno a uno se desaparecieron de la sala. Los únicos que quedaban eran los organizadores del evento y, al parecer, nada “sabían” de la situación: “Nosotros nada más les ofrecemos a los directivos de la institución información sobre los invitados asistentes”, explicaban tratando de calmar a los que se les acercaban.

En busca de respuestas, ninguno de los directivos del teatro atendió a las preguntas aludiendo que no tenían nada que ver con el tema o simplemente nunca se encontraban, lo que despertaba aún más dudas. Como dice el dicho: “El que nada debe, nada teme”.

Pero, este fenómeno además de ser una negligencia del teatro, también va unido a los revendedores que pueden poner el precio de una entrada, algunas veces falsas, hasta en 10 CUC, que también pueden resultar trabajadores del mismo centro.

En una encuesta hecha a personas al azar por la calle, de 30 personas que afirmaban ir a los teatros, 27 afirmaron haberles sucedido este hecho y de ellos, cinco admitieron que fue al comprarlas con revendedores. Los teatros en los que les sucedieron fueron el Nacional, el Karl Marx y el Mella.

Situaciones como estas no deberían suceder en un país como el nuestro, donde el acceso a la cultura y a sus manifestaciones constituye un derecho. Donde las entradas a los teatros, museos y salas de concierto no exceden de 50 pesos CUP. ¿Es realmente necesario?

Corresponde a  las instancias del Ministerio de Cultura y del Orden del Interior velar porque situaciones como estas no se produzcan, aun cuando sea la administración de los diferentes teatros los principales responsables de evitar este tipo de ilegalidades.

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