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Isla al Sur

LA FERIA DEL LIBRO, INVISIBLE A LOS OJOS

LA FERIA DEL LIBRO, INVISIBLE A LOS OJOS

DINELLA TERESITA GARCÍA ACOSTA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Reacomodos en estanterías de libros no vendidos en ediciones anteriores y títulos escasos y poco atractivos formaron parte de lo que la presidenta del Instituto del Libro, Zuleica Romay, calificó como una mejor edición de la Feria Internacional del Libro.

Este año esperé encontrar en los pabellones de La Cabaña, propuestas interesantes y seductoras. Pero lo llamativo, lejos de hallarlo en los textos, lo descubrí en la canequita de ron y en la bocina donde se escuchaba reguetón al lado de El Principito de Saint-Exupéry.

Y precisamente El Principito, El Quijote y Las mil y una noches, constituyeron, prácticamente, las únicas propuestas clásicas reeditadas. Nada de los tan ansiados por los universitarios García Márquez, Alejo Carpentier, o las ediciones completas del profesor Calviño. Herejes, de Leonardo Padura, y un Reto a la soledad, de Orlando Cardoso Villavicencio, volaron en los primeros días.

Las casas editoras, por su parte, se excusan con la situación económica del país, la más fácil y gastada justificación. No digo que no sea verdad, pero lo es también que se gasta dinero, tinta y papel en muchos títulos poco sorprendentes.

Precisamente haciendo este trabajo, alguien me propuso una idea que no me parece desacertada: hacer una encuesta antes de publicar este comentario para observar las preferencias de la juventud y el público en general.

Una encuesta realizada por el Instituto del Libro, después de la Feria, constató que las temáticas más vendidas fueron las de colorear, las de cocina, salud y familia. Después de leer esto, es difícil descubrir qué por ciento de la juventud se siente identificada con ellas y, por tanto, satisfecho con el evento. ¿Por qué no se publican textos afines a las distintas carreras universitarias? De medicina, artes, de ingenierías…

Al menos siempre nos quedarán las editoras extranjeras en donde ya casi ni con dinero puedes encontrar algo, salvo revistas del corazón de hace cinco años.

Claro, en toda situación siempre hay algo salvable. Para no ser absoluto, ahí estaban las excelentes colecciones de Ciro Bianchi y Eusebio Leal, con sus incomparables descripciones de La Habana, y otros autores, entre los cuales destacaban Leonardo Acosta y Olga Portuondo. Hay algunos a quienes ni siquiera eso les importa. Para ellos, leer no está de moda, o consideran que estudiarse los libros de texto de las asignaturas es suficiente.

¿Qué pasó con la época en que leer era algo divertido? ¿Acaso es culpable la falta de creatividad e interés de las instituciones responsables o son las nuevas tecnologías la causa de la desmotivación de los jóvenes?

A los estudiantes de Historia del Arte y Filología, la Feria les dejó la experiencia de haber trabajado durante dos semanas en la Cabaña, a otros, el concierto de cada noche cuando terminaban las ventas y a algunos, como yo, el sabor de un helado, mientras observaba la cola para comprar un afiche de Cristiano Ronaldo.

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