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Isla al Sur

¡INCENDIO EN LOS MUELLES DE LA HABANA!

¡INCENDIO EN LOS MUELLES DE LA HABANA!

Nemesio Viciedo, bombero voluntario de la ciudad de Matanzas, siente orgullo de haber participado hace 55 años en el rescate a las víctimas del sabotaje al vapor francés La Coubre.

GABRIELA TAMARIT GUERRERO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

La ciudad de Matanzas contaba a principios de 1960 con una sola bomba del agua, para los bomberos representaba un equipo especial. Nemesio Viciedo Visiedo, entonces jefe del Cuerpo de Bomberos de la ciudad yumurina, se encontraba haciendo los trámites de rutina en su oficina cuando, de repente, le ordenan reunir a sus hombres para acudir al llamado que hacía RHC Cadena Sur de La Habana, pasadas las 3:10 de la tarde.

“¡Noticia de último minuto, noticia de último minuto! ¡Pavoroso incendio en los muelles de La Habana!”, así recuerda Nemesio la explosión del vapor francés La Coubre en aguas habaneras, el 4 de marzo de ese año.

“Estaban pidiendo a todos los municipios que enviaran sus bombas para socorrer a las víctimas de un incendio en los muelles, solo eso se decía en la radio. Yo pensé que no éramos necesarios, porque es grande la distancia entre las dos provincias y llegar a tiempo sería difícil. También la capital contaba con más equipos en comparación con nosotros, pero decidimos ir y responder al llamado de auxilio. Fue un instinto. Nunca sobra gente si se trata de ayudar”.

Para él, recordar cada detalle de ese día es imprescindible y hace gala de lucidez a sus 93 años. Ha vivido muchos momentos difíciles y peligrosos en su trabajo, pero asegura que ninguno ha sido como La Coubre.

“La ciudad de Matanzas escuchaba la sirena del teatro Sauto, que alertaba a todos los pobladores de nuestra salida. El sonido estremecía y retumbaba en cada una de las puertas”.

Nemesio recuerda ver a todo el pueblo en la entrada del cuartel a su llegada. Tras algunos minutos de preparación “nos montamos en el carro 20 bomberos y cuatro policías para que nos ayudaran en caso de inconvenientes, detrás iba también uno de la jefatura. El nuestro estaba muy cargado porque llevábamos 350 galones de agua; íbamos muy pasados, por lo que decidí vaciar el tanque poco a poco”.

Pareciera que un soldado va sin fusil a la guerra, pero no. Eligieron llegar a la capital lo más rápido posible para auxiliar a las víctimas y una vez allí recibir el agua de algún otro colectivo.

“Cuando salimos del puente de Bacunayagua, íbamos casi volando. Imagínate, también era un vehículo nuevo. El que venía detrás pensó que la gasolina se estaba saliendo al ver los rastros de agua en la carretera y en esos tiempos no teníamos radio para comunicarnos. Tratando de informarnos del supuesto salidero, el carro se fundió en Santa Cruz. Es que andábamos rápido, rápido…”

Solo habían demorado 57 minutos en llegar a la rotonda de Cojímar, donde los oficiales ya tenían establecido el perímetro con el fin de hacer más viable el camino a los bomberos. Allí les explicaron que se había sentido una segunda explosión. “Imagínate tú, ahora era una explosión y nosotros pensábamos solamente en un incendio”.

-¿Cuál fue su primera impresión al llegar a los muelles?

“Todo era confusión. Los jóvenes rebeldes dirigían el tráfico de los carros que estaban auxiliando a las personas. Cuando caminamos unos metros más, ahí estaba La Coubre, solo quedaba la popa inclinada hacia atrás. Ahí fue cuando nos enteramos de que la explosión había ocurrido en un barco. Todo alrededor era escombros, los almacenes estaban destruidos. Verdaderamente fue impactante llegar y presenciar tanto dolor”.

La Coubre era un vapor francés que traía a Cuba aproximadamente 75 toneladas de armas y municiones, necesarias para la defensa del país, el cual sufría constantes sabotajes provocados por fuerzas contrarrevolucionarias. Quedaba así reducido a cenizas tras sufrir dos explosiones en apenas 13 minutos.

Después de pasar mucho trabajo para ubicar el carro bombero por sobre las ruinas, lo estacionaron a unos 80 metros del barco: “Recuerdo que yo estaba controlando la presión del agua cuando comenzaron a estallar balas y botellas de cervezas debido al calor. Era abrumador, parecía que estábamos en una plancha de horno. No tengo palabras para describir lo que sentía; nunca más he vivido algo así”.

Cuando comenzó a caer la noche se instalaron reflectores que alumbraran los muelles para continuar con la labor de rescate. Las grúas levantaban las vigas de acero caídas de los almacenes y se escuchaban los quejidos y sollozos de los que permanecían atrapados en los escombros. Casi un centenar de personas murieron, 200 sufrieron heridas y lesiones graves, otros desaparecieron.

“En el momento de la acción estábamos enfocados en apagar el incendio y en ayudar a quien lo necesitara; pero al otro día, era triste pensar que habíamos estado justamente allí”.

A las dos de la madrugada, tras llegar a la ciudad de los puentes, fueron recibidos por periodistas locales. El interés de informar los sucesos ocurridos a partir de las experiencias de los bomberos matanceros se mostraba indeleble: “Lo único que puedo decirles es que fue un sabotaje, una vez más el imperialismo invadió nuestra paz”, les dije.

Y luego agrega: “Desde mi casa veía el entierro por televisión, no pude terminarlo. Era una sensación muy fuerte. No pude presenciar más dolor, con el vivido ya era suficiente”.

-A 55 años de la barbarie, ¿qué siente el bombero que nunca ha dejado de ser?

“Orgullo, cuando el pueblo reconoce nuestra labor, uno se enaltece, se siente bien el haber cumplido la tarea. Me enseñó a no temer al peligro, los hombres se crecen cuando ven la valentía y la bravura de los otros que lo rodean”.

Pie de fotos: 1-A sus 93 años, Nemesio Viciedo no olvida los detalles de los sucesos del 4 de marzo de 1960; 2-El sabotaje dejó un centenar de muertos y más de 200 heridos.

Ficha técnica:

Objetivo central: Contar las experiencias de Nemesio Viciedo como bombero participante en La Coubre.

Objetivos colaterales: Recordar, luego de 55 años, los sucesos del 4 de marzo de 1960.

Tipo de entrevista:

Por los participantes: Individual.

Por su estructura: Mixta.

Por su contenido: Retrospectiva.

Por el canal que se obtuvo: Cara a cara.

Tipo de título: De admiración.

Tipo de entrada: Retrospectiva.

Tipo de cuerpo: Mixto.

Tipo de preguntas declaradas:

1-¿Cuál fue su primera impresión al llegar a los muelles?: Directa.

2-A 55 años de la barbarie, ¿qué siente el bombero que nunca ha dejado de ser?: Directa.

Tipo de conclusión: Comentario del entrevistado.

Tipo de fuentes: Directas y documentales.

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