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Isla al Sur

HASTA SIEMPRE, COMANDANTE

HASTA SIEMPRE, COMANDANTE

Desde la sencillez de la oralidad, los estudiantes de primer año de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, expresan sus sentimientos ante la partida física de Fidel y su paso a la eternidad de los héroes.

Foto: DAVID RODRÍGUEZ SÁNCHEZ-GALARRAGA.

HOMBRE DE PUEBLO. Comandante, aún n me acostumbro a vivir sabiendo que ya no estás físicamente entre nosotros, por eso, voy a expresar de forma breve lo que significas y no la tristeza que aflora en mi mente y corazón: Fiel a su gente / Inagotable de pensamiento / Digno de admirar / Espléndido / Líder supremo (Henry Acea González).  

EL ORGULLO DE SER CUBANO. La mejor forma de honrar a Fidel no son consignas ni estatuas. Asimilé su partida como asimilé cada imagen suya en la Sierra, en la Plaza: con orgullo. Ahora la juventud deberá continuar con ese proceso único del cual él fue digno defensor y continuador: la revolución nacida el 10 de octubre de 1868, con la que la identidad cubana cobró fuerzas, al igual que con cada palabra emanada desde el pecho de su titánico ser (Diego Martín Ramos)

LA CUBA DE HOY, LA DE FIDEL. Los ojos abiertos del mundo observan atónitos cómo ni siquiera desvaneciéndose la presencia física de Fidel, desaparece de los cubanos esa luz que nos acompañó durante sesenta años. La reacción del pueblo fue impresionante al nivel que solo se merece una figura como él; al nivel que solo una patria agradecida puede hacerle a su mayor guía (Pedro Pablo Chaviano Hernández).

EL COMANDANTE INMORTAL. Recuerdo una llamada a las 12:20 de la madrugada, me recuerdo viendo el televisor, temblando de angustia. Me visualizo colgando una bandera y una foto en el portal de mi casa y me encuentro aún, cada vez que me conecto, twitteando por mi pueblo y por el Comandante inmortal. Pues sí, no ha muerto, porque su ejemplo se multiplica en miles de cubanos que siguen sus ideas. Él está aquí y seguirá aquí, mientras existan jóvenes que estudien Historia de Cuba y compartan sus ideales (Mayte Pacheco Martínez).

TE QUIERO, COMANDANTE. Fidel, muchos deseaban conocerte personalmente. Yo deseaba hacerlo, aunque sabía que si algún día llegaba ese momento, padecería de temblores. ¿Cómo no temblaría si, incluso los que te odiaban, los que no creían en ti o los que intentaron matarte se estremecían al vete? (Ariadna Poey Sánchez).

OTRO FIDEL. No creí cuando me lo dijo. Mi madre acababa de despertarme con una notica muy triste, la muerte del Comandante. Fue un suceso que estremeció al pueblo, su pueblo. Y ahora me inunda cierto vacío, en realidad a todos, pues fue un hombre de huella imborrable. Muchos creen que ha muerto, Cuba sabe que nació otro Fidel (Eliany Benito Martínez).

UN HOMBRE QUE ES PUEBLO. Todo el planeta se estremeció con la noticia. Se ha ido un hombre de gran pensamiento, un líder, un héroe, un hermano. Hoy sufrimos la pérdida de un ser que más que nada luchó porque se cumpliera y respetaran los derechos humanos. Hoy, con gran emoción, repito la estrofa que muchas veces recité: “Fidel pasando por la historia, Fidel multiplicado de estrella individual a estrella colectiva” (Reinier Guzmán Frómeta).

¡LA HISTORIA SÍ LO ABSOLVIÓ, COMANDANTE! En días como estos descubrí en mí cosas que no sabía: me hallé de pronto con ojos húmedos y respiración entrecortada, un viernes cerca de la medianoche, escuchando la alocución de Raúl Castro anunciando la muerte del Comandante; quedé en vela toda la noche para estar cerca de sus cenizas bien entrada en la mañana; me sentí indignada ante comentarios hostiles e irrespetuosos en las redes sociales al Comandante y a quienes lo lloran y, sin darme cuenta, estaba contestando con raba incontrolable. Entonces comprendí que si alguien como yo, que no lo conoció, sintió algo así, como otros miles, es porque la historia sí lo absolvió, Comandante (Patricia Hernández Acevedo).

NO ES UN ADIÓS SINO UN HASTA LUEGO. El sábado en la mañana me levanté al oír a mi madre tocar con ímpetu mi puerta. Sentada en la cama escuché la voz de Evo Morales hablando del Comandante. En el borde superior de la pantalla del televisor, un titular anunciaba el fallecimiento de Fidel. No quería creerlo. Me preparé y salí para la Facultad a brindar mi esfuerzo y, aún ahora que escribo estas líneas, no puedo creer que el líder se haya ido (María Laura Sánchez Sardiñas).

FIDEL EN FAMILIA. Si mi abuela viviera habría ido a la Plaza. Mi madre me lo dijo y yo no le pude responder. Pero ya lo sabía. Si mi abuela estuviera viva se habría deshecho en llanto. Mi padre la recordó mucho cuando habló conmigo, pero su recuerdo tan cercano aún, hizo que el sollozo quedara dentro. Mas, mi abuela no está viva, no lo sobrevivió. En mi casa todos han llorado. Mi mamá se emociona cada vez que entrevistan a alguien y mi papá, enfermo, insistió en ir al homenaje. La canción televisada, la décima del repentista, las fotos inéditas nos han conmovido hasta las lágrimas (Laura Serguera Río).    

ENTRE DOLOR Y DEBER. ¡Cuánta angustia invade a Cuba en estos difíciles momentos! Al igual que otros compatriotas, sufrí la implacable noticia de la muerte de uno de los líderes más grandes de todos los tiempos. He llorado en estos días, he llorado mucho porque a Fidel le debo todo lo que soy y porque su obra está presente en cada rincón de este país. Me pregunto a cada instante, ¿cómo rendirle homenaje a su inigualable figura? Creo que acabo de encontrar la respuesta: defendiendo su legado cada día, siendo altruista, solidaria y humanista, que son las enseñanzas del gigante de esta tierra para las personas no solo de Cuba sino del orbe (Yilena Héctor Rodríguez).

PADRE Y LÍDER. Entre los demás jóvenes de la Universidad de La Habana estábamos nosotros, futuros comunicadores, cientistas y periodistas. La Plaza de la Revolución se nos hacía gigante, inmensa como él. Nadie decía su nombre, pero todos lo pensaban, lo sentían, veían la figura de Fidel Castro Ruz frente a la bandera. Llegó la noche y nuestras voces se unieron al llamado de Cuba. Revivimos a Fidel y cada corazón latió más fuerte que nunca. ¡Qué multitud aquella! ¡Qué honor haber estado allí! Hoy lo recuerdo con lágrimas, lágrimas que guardan a Fidel como al más grande de los líderes y de los padres de los cubanos (Ana Margarita Martin Guerrero).

UN HOMBRE INMORTAL. El silencio se apodera de todos. ¿Será verdad? No lo pudo creer. Aquel cuyo nombre resuena cada vez que gritamos ¡Revolución! Aquel sobre el que he leído tantas veces en los libros de textos estudiantiles, en sus reflexiones, en trascendentales discursos. ¡No ha muerto! Sería imposible matar un pueblo entero. Un pueblo de ideas que lo lleva en su sangre, en su piel, en sus lágrimas y en su corazón (María Karla González Mir).

UNA HORA DE MÁS. El 13 de agosto de 1998 estaba mi mamá a punto de dar a luz en el hospital municipal de Santa Cruz del Norte. La niña luchaba por salir al mundo el día del Comandante. Pero me pasé una hora, me demoré una hora. Lo siento. No nací en su jornada, Fidel; sin embargo, eso no desmaya mi amor intenso y mi anhelo de ser como usted. ¡Hasta siempre, Comandante! (Amaya Rubio Ortega).

UN HOMBRE PARA LA HISTORIA. El Comandante vive porque los héroes no mueren con su desaparición física. Fidel pasó por la vida dejando una huella imborrable, dejando un pueblo que lo ama. Siempre estará con nosotros un Fidel que palpita en el corazón de cada cubano, es un alma renaciente en lo alto de la montaña. Un pueblo enérgico y combativo, un río victorioso, esto, Comandante, es su Cuba, la que usted cultivó y queda para el futuro (Laura María Ortega Pérez).

SIEMPRE ANHELANDO. E la madrugada del 26 de noviembre llegó a mi celular un terrible mensaje: Murió Fidel. La noticia me impactó profundamente y en medio de sollozos salí corriendo a contarle a mi mamá, quería ser yo quien le dijera lo sucedido. Mi intentó fracasó, ya ella estaba en el sofá, delante del televisor, llorando desconsoladamente. Compartí la tristeza familiar, había fallecido nuestro líder histórico, aquel que cambió la vida de los pobres positivamente. Caigo en cuenta que nunca conocí personalmente a Fidel, mi mamá nunca me llevó a una marcha para verlo aunque fuera de lejos. Era muy chiquita. Tal vez mi destino me depare otros momentos importantes, pero siempre anhelaré decir en la Plaza de la Revolución, frente a él: ¡Viva Cuba Libre!, ¡Viva Fidel!, ¡Hasta la victoria siempre! (Yira Hernández Gómez).

SIEMPRE CONMIGO. Mientras esperaba bajo el frío de la madrugada del miércoles, lo pensaba. Me encontraba arropada con el calor de una bandera cubana que daba abrigo a mi cuerpo y mi alma. Por fin sucedió. Una caravana de carros pasó frente a mí. Era él. El mismo hombre que siempre escuché emocionada, que sentí como mi líder, como mi guía. Ya no se encontraba firme en la Plaza, con su vibrante palabra, pero incluso así, me impactó de igual forma. Hizo que mi corazón latiera tan fuerte como si todavía estuviera con vida (Beatriz Ramírez López).

ESTO TIENE UN NOMBRE, SOLO TIENE UN NOMBRE. Cuando recibí la noticia en lo primero que pensé fue en la foto que desde que nací veo y no se mueve de la sala de mi casa. En la foto está mi querido padre y el hombre más grande de América, quietos en un emocionante abrazo. Fidel Castro, querido por el pueblo, temido y hasta odiado por muchos, pero respetado por todos, ha desaparecido físicamente, pero reencarna en 11 millones de cubanos, en los que hicimos guardia de honor, en los que salimos a las calles y en los que desde nuestras casas gritamos: ¡Hasta siempre, Comandante! (Claudia Guillén Escalona). 

¡HAY FIDEL! Fidel, ¿dónde estás ahora, qué haremos sin ti? Seguir hacia adelante, no te preocupes, te pensamos cada día. En la cola interminable, en el debate cotidiano de la calle, en la Plaza, siempre en la Plaza. Invicto eres, desafínate, el Norte no pudo contigo y no podrá con nosotros. La historia te absolvió y en los cubanos estás en los corazones (Indira Hernández Alonso).

EL COMANDANTE ES PARA SIEMPRE. Fidel Castro Ruz, líder indiscutible de la revolución cubana y el último gran político del siglo XX, fue un hombre con una capacidad de orador excepcional. Dirigió numerosas batallas, tanto en el ámbito nacional como internacional. En entrevista a una niña de La Colmenita, le preguntaron por qué tenía escrito Fidel en la frente, y ella respondió: “Porque no puedo abrirme el corazón para ponérmelo dentro”. Por lo tanto, considero que seguir su ejemplo es la mejor manera de homenajearlo (Yilian Arzuaga Piña).

CREANDO MILLONES DE FIDEL. El gran Fidel vivirá siempre en 11 millones de corazones que lo recuerdan y lo admiran. ¡La inmortalidad te acogerá, mi Comandante! Y desde la Plaza de la Revolución te elevamos al cielo creando millones de Fidel (Marlon Otero Cruz).

¿QUIÉN DIJO QUE SE HA IDO? Fidel, fuiste tan grande, tan gigante ante la vida, que por eso hoy la muerte no la vemos como pérdida sino acompañamiento eterno. La juventud revolucionaria cubana te llevará siempre en lo más profundo del corazón porque tú a base de genialidad y enseñanzas te ganaste ese lugar. Puedes partir tranquilo porque el país que soñaste y construiste será definitivo hasta la última sangre de cada cubano (Haroldo Miguel Luis Castro).

MI DESDICHA. Nunca pude verte, hablarte. Nunca pude sentir tu presencia cerca de mí. Eso es algo que llevaré conmigo toda la vida, no tuve a dicha de otros. Pero sí te leí, te estudié y siempre lo haré. Te conocí en los libros de Historia, en los carteles, en los discursos, en la voz de una maestra y entonces aprendí a quererte. A veces siento que este pueblo no será el mismo. Tú tienes el secreto de lo imperecedero. Gracias porque exististe (Blanca Amelia Ramírez Brito).

FIDEL ES CUBA. Para mí no has muerto: tu obra y tus ideas perdurarán por siempre. No es preciso llorar, pues a los héroes se les recuerda sin llanto. Voy a vivir con la insatisfacción de no haberte conocido, o de no recibir un abrazo o un apretón de manos, pero siento un gran orgullo de haber nacido en esta isla y de tenerte como nuestro eterno padre. La muerte no es verdad cuando se ha cumplido con la obra de la vida, dio Martí (Aylin Herrera Reyes).

FIDEL, FIDEL. Hay una gran multitud en la Plaza. La gente llora. Ha muerto el líder. Ha muerto la figura más importante del siglo XX. De estos días grises me llevo solo las palabras del pueblo que dicen: FIDEL, FIDEL. ¡Viva el Comandante! Ya no estás, pero queda tu legado, convicciones y un pueblo fidelista que no te defraudará (María Claudia Baliño Pupo).  

MENTIRA. ¡Mentira!, pensé cuando llegó la noticia. ¡Mentira!, lloré cuando lo confirmaron. ¡Mentira! ¡Él no ha muerto!, grité cuando en la Plaza todo un pueblo gritó ¡Yo soy Fidel! Hay hombres que quedan más allá de la vida y permanecen firmes en el pensamiento y en el alma (Mario Ernesto Cremata Bacallao).

¡YO SOY FIDEL! Comandante, a tu muerte, el sentimiento de incredulidad se apodera de mí sin poder contenerlo. Ya emprendes el camino a la inmortalidad, sí, porque mientras exista un revolucionario que defienda tu legado no estarás muerto, vivirás por siempre, porque YO soy Fidel (Melissa Borges Ortega).

DESEMBARCO EN LA ETERNIDAD. La noticia caló hondo en nuestro pueblo, rápida, hiriente, impactante, pero ante todo, increíble. El gigante barbudo de la revolución levó anclas a bordo del Granma, para emprender un último viaje (Ana Laura Fernández de Lara López).

POR SIEMPRE FIDEL. La muerte del líder histórico de la revolución cubana abatió y conmovió al mundo y, sobre todo, al pueblo cubano, este pueblo que le debe todo a Fidel Castro. Su guía, sacrificio, ejemplo, no cesarán. Fidel es Fidel. Fidel es inmortal (Sabrina López Carranza).

GRACIAS. Gracias es la única palabra que se me ocurre cuando pienso en él, quizás por mi formación desde pequeña. Gracias por existir, por ser tú, por darnos tanto, por luchar siempre, por representarnos, por darnos la oportunidad de soñar. Gracias, gracias, gracias (Gabriela Milena Padrón Morejón).

LA FUERZA EN LA DEBILIDAD. El miedo de perder al baluarte que guía llena a un pueblo de coraje. Recuerdo que mi abuela siempre decía que moriría antes que Fidel Castro y así sucedió. En exactamente un mes perdí a dos grandes. Pero ahora no es tiempo de llorar las pérdidas terribles, es hora de aferrarnos a sus ideas. Mi abuela lo recibió allá, en la inmortalidad. Y Cuba sacará fuerzas de esta enorme debilidad (Carla Gabriela Fernández Orihuela).

EL ALMA DE LA NACIÓN. Se oye el himno indoblegable. Ya viene. La multitud se agita. El silencio es total. La urna pasa frente a mí. Leo la inscripción: Fidel Castro Ruz. Solo así lo creo. Alrededor mío lloran, una voz cercana da vivas y le siguen muchas más. Misión cumplida, Fidel. Mientras se aleja lentamente, siento sobre mí el alma de la nación. Callo (Raúl Escalona Abella).

TODO POR FIDEL. Fue una jornada de grandes emociones, en la que se encontraron el dolor de haber perdido a nuestro querido Fidel y la emoción de haber tenido el honor de rendirle homenaje. Estuvimos en la Universidad, en la Plaza de la Revolución, en el Memorial después de una inmensa cola. Pero valió la pena porque todo fue por Fidel (Aylet Morales Carmona).

LOS CUBANOS HEREDAN UN GRAN LEGADO. Fue una pérdida dolorosa para Cuba y América Latina. Fidel fue un político talentoso y un amigo de Vietnam, mi patria. En el desfile, nuestra delegación expresó la admiración y gratitud por su pensamiento revolucionario, su contribución a no solamente Cuba, sino también a la patria grande. Son jornadas tristes, pero los cubanos muestran que van a heredar su legado (Tuan le Nguyen).

FIDEL SIEMPRE SERÁ FIDEL. Fidel Castro ya no está. Posiblemente fue el más admirado de todos los grandes. Su personalidad impresionante no desdibuja el camino recorrido. Fidel siempre será Fidel. Su legado está más probado que nunca (Aleiny Sánchez Martínez).

LAS IDEAS NO MUEREN. Como quien pierde un padre y la esperanza parece acabarse, como quien escucha y no lo puede creer, ¿esa luz pudo apagarse? Así me sentí cuando recibí la noticia que estremeció a más de un pueblo. Pero las ideas no mueren, viven cada vez que se pronuncia su nombre; Fidel hoy más que nunca vive y cada vez más lo siento en mí (Nicole Mesa Lafargue).

ESA NOCHE. La noche del 25 de noviembre la noticia a todos nos tomó por sorpresa. Un comunicado invadió la sala de mi casa y sin querer imaginar lo que diría el Presidente, mi madre y yo empezamos a llorar. Los días han pasado así de rápido, como pasa el viento. Una respuesta totalmente voluntaria del pueblo cubano ha dado más que prueba del inmenso amor que todos sentíamos por el Comandante. El tiempo seguirá pasando, pero su memoria perdurará porque fue y es, sin duda, el líder histórico del proceso revolucionario cubano (Laura Patricia Ruiz Ledón).

NO HA MUERTO MI COMANDANTE. Eran las 10 de la noche y veía una película con mi novio en la sala de la casa. Un poco más tarde entró mi papá y me dijo: “Se ha muerto Fidel”. Yo no lo podía creer, rápidamente cambié al canal Cubavisión. Para mí, ha sido la pérdida más grande que ha tenido Cuba. Le debo todo lo que soy y seré. Fidel Castro lo dio todo por la revolución y su vida fue más que fructífera, fue el logro de la Cuba que somos hoy. Mi Comandante no murió el 25 de noviembre, él vive en el corazón de todos los cubanos (Roxana Medina Torres).

EL NUEVO DIOS DEL OLIMPO. El 25 de noviembre fue el comienzo de su largo viaje, unos dicen que rumbo a la eternidad. Yo digo que fue a encontrarse con Martí. Los hombres como Fidel no temen a la muerte porque los ampara la historia y la confianza de todo un pueblo, de una revolución (Eliana Labarca Harris).

¿A DÓNDE TE FUISTE? Al despertarme y conocer de su muerte me hice esta pregunta. Y es que conozco suficiente de la obra del Comandante en Jefe, del político, del ser humano, para asegurar que él no se esfumará. Todo lo contrario, su legado vivirá en cada uno de los cubanos. Cada uno de nosotros lo recordará a su forma, personificado, propio (Heidy Maurell Lara).  

LA ÚLTIMA MARCHA DEL CABALLO. Lo vi en el carro. Estaba al lado de la ventanilla, saludando. El barrio reventó. –“¡Coño, miren a Fidel!”. Y la gente saltaba a la calle. El vehículo andaba suave. Pasó sonriendo. Pasó y yo no tenía idea de que lo estaba despidiendo. Fue hace dos semanas. Fidel ha muerto y a mí no me queda más que silencio (Marcos Paz Sablón).

COMO TE EXTRAÑAREMOS. Días de mucha tristeza acompañan al pueblo cubano. Hemos perdido al más grande de los hombres, al líder de la revolución. Es impresionante ver cómo casi al unísono el llanto se adueñó de los rostros. “¡Yo soy Fidel!”, como te extrañaremos, Comandante. Por ti y por todo lo que nos legaste: Venceremos (Viani Pulido Coba).

EL GRIS EN LOS PERIÓDICOS. Pasada una generación, aparecerá inevitablemente la siguiente, nosotros debemos tenerlo en cuenta ya. El dolor y la pérdida le han pasado a no solo una nación, cerrando una vida con las historias consideradas como leyendas: hoy, Fidel Castro (Ha Nguyen Hoang).

NUESTRA HUELLA. Nunca podremos hablar de una Cuba sin Fidel, ahora más que nunca Fidel está entre nosotros. El camino está abierto para que otros lo continúen. Tuve la posibilidad de realizar guardia de honor en la Universidad de La Habana, no me conformé, tuve que volver a sostener nuestra bandera por Fidel, por nuestro Comandante, por nuestra huella en la vida (Rachel Rivero Acosta).

UN TRISTE AMANECER. Dicen que los amaneceres son felices, pero no todos los son. Solo un hombre como Fidel podría hacerlo diferente. La tristeza y el vacío entraron en mi corazón al saber la noticia. Es el paso de un inmortal a la eternidad (Ariel Neévares Luis).

POR SIEMPRE FIDEL. La pérdida del gran maestro de todos los cubanos es, sin duda, el dolor más profundo de estos tiempos. ¿Cómo despedirse de un grande, de alguien a quien le debemos todo? ¡No me despedí! Acudí a la marcha, a la partida de sus cenizas, para ratificarle ¡Hasta siempre, Comandante! (Liannet Gómez Abraham).

PAPÁ FIDEL. Eran las siete de la mañana y una joven esperaba el paso de la Caravana de la Victoria. Pensaba que eran solo carros, pensaba que no era nada más. De pronto, una caja, pequeña y bordeada de rosas pasaba a menos de tres metros de ella. En la parte trasera decía algo, pero una anciana que no veía le pregunta: -Mijita, ¿qué dice ahí? -¿Dónde, señora? –Ahí, mi amor. -¡Coño!, se nos fue papá Fidel (Adalina Hernández Urquiola).

HASTA SIEMPRE, FIDEL. Se ha ido físicamente el Comandante en Jefe, con profundo dolor el pueblo de Cuba lo despidió por el mismo camino donde pasara triunfante aquellos días de enero de 1959. ¡Patria o Muerte! (Alejandro Abadía Torres).

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