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Isla al Sur

UN APÓSTOL DE NUESTROS TIEMPOS

UN APÓSTOL DE NUESTROS TIEMPOS

 

 

 

Pedro Pablo Rodríguez, Premio Nacional de Historia de Cuba correspondiente al año 2010, es el Director de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí.

 

 

Texto y foto:

KIANAY PÉREZ-GONZÁLEZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Este historiador no necesita de una gran casa para dar cabida a su amplia biblioteca. Todo el que lo visita es invitado a sentar en uno de los tantos y desordenados montículos de libros, mientras él se sitúa de cara al balcón, observando la vista panorámica de la Fragua Martiana, lugar que inmortaliza a nuestro Héroe Nacional, protagonista de sus pasajes como Director de la Edición Crítica de sus Obras Completas.

Con 69 años, corren por las venas de Pedro Pablo Rodríguez López el sentido patriótico transmitido por los familiares en la infancia. Su padre le introdujo el afán por la lectura, sobre todo, de temas históricos que lo fueron cautivando y, a partir de ese momento, comenzaron a elevar su interés por la figura de Martí. A esto se sumó la influencia de profesores con vasta experiencia como Alejo Carpentier y Hortensia Pichardo.

Su primer acercamiento académico al más universal de los cubanos fue en un curso sobre Pensamiento Cubano cuando era profesor de Filosofía en la Universidad de La Habana. Rememora aquellos tiempos mientras acaricia los rizos canosos: “Yo quería aprenderme los veintisiete tomos de las Obras Completas. Luego, escribí mi primer trabajo extenso sobre la vida y obra del Apóstol como pesador de la liberación nacional. Ya me consideraba su especialista”.

Producto de los numerosos escritos que realizó sobre el héroe, fue invitado a laborar en el Centro de Estudios Martianos. Mientras se dirige a la cocina para preparar su tan gustado café cortadito, le vienen a la mente recuerdos como trabajador de la institución hace treinta y cinco años, estos le permiten afirmar que “Pepe”, como cariñosamente llama a nuestro Martí, pasó a transformarse en su espacio, tiempo, obra y principal interés.

La Dirección Crítica de las Obras Completas Martianas, puesto que ocupa hace veinte años y califica “como de locos”, asegura, lo ha hecho un psicólogo en potencia por el bosquejo de sentimientos ocultos en las tintas del Maestro, además de conocerlo mucho más a fondo como ser humano. “A él le debo mi Premio Nacional de Historia”, afirma con fuerza.

Muchas personas pecan de ignorantes cuando cuestionan esta labor, si “de Martí se sabe todo”. Para Rodríguez López, de esta figura icónica hay muchos asuntos pendientes: su yo interno, el mundo de sus sueños, emociones y época son temas inconclusos.

Cuando pregunto qué rasgos del Maestro están presentes en su personalidad, lanza una sonrisa segura y responde que sería muy vanidoso de su parte elevarse a tal nivel, pero qué mas similitudes con este que su sentido de respeto y el ser historiógrafo, periodista y maestro; por tales coincidencias, no tan casuales, algunos se atreve a llamarle como un apóstol de nuestros tiempos.

Pensar desde y en función de la historia, amistades, plenitud, son los mayores premios que guarda en su andar por la vida diariamente esta personalidad. Súmase el amor que siente por sus dos hijas y el afecto de una comunidad que cordialmente le apoda como “el martiano”.

“¿Piensa jubilarse?”, fue mi última pregunta. Se despoja de sus lentes y con tono grave me despide con un “no me pienso retirar. A mí tienen que botarme. Y aunque preferiría ser eterno, yo moriré viendo, respirando y saboreando historia”.

Pie de foto: Pedro Pablo Rodríguez es una de las figuras del ámbito histórico cultural cubano que más ha estudiado la obra martiana.

 

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