COMPRAR EL UNIFORME
Cada año el tema en Cuba acapara la atención de padres, estudiantes y organismos involucrados en su venta y distribución.
Texto y fotos:
EDILMARYS AJETE NARANJO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de la Habana.
La venta de uniformes escolares es uno de los problemas que enfrenta la población cubana, aunque no sobran los esfuerzos de las entidades encargadas del proceso, queda trabajo por hacer.
“La elaboración y comercialización de estas prendas es una labor conjunta que realizamos el Ministerio de Educación (MINED), el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) y el Ministerio de Industrias. Nosotros le proporcionamos al MINCIN los niveles de actividad (matrícula por grado escolar) y después ellos se encargan del proceso de elaboración”, expresó Roberto Romero, director de Logística del MINED.
En el artículo Queda aún mucho trabajo por hacer, publicado en el periódico Granma, Sara del Pilar Vidal Pita, directora de Ventas Minoristas y Registro de Consumidores del MINCIN, explicó que a partir del curso 2013-2014, entre las medidas puestas en práctica aparecen la entrega de un uniforme para todos los alumnos continuantes y dos para los de nuevo ingreso, así como la emisión del bono (cupón que regula la venta de las prendas) sin que se precise la talla.
Mayo llega otra vez, y en los meses restantes hasta septiembre se observa gran actividad en los puntos de venta de La Habana. Dependientes y padres tratan de que el proceso avance rápidamente y de forma disciplinada, aunque “cuesta mantener la mesura cuando después de tanta espera las tallas más demandadas ya se acabaron”, comentó Luisa Álvarez Castillo, vecina de Marianao.
Yamila Torres Casanova, vendedora de la tienda 33 y 44, en el municipio Playa, señaló que el comportamiento de la población es regular y hay muy poca consideración por parte de los asistentes a las unidades de venta: “Ellos piensan que toda la responsabilidad en el proceso por el que transita el uniforme recae sobre nosotros”.
Esther Correosa Barrera, administradora de la unidad Centro Comercial Jaimanitas, apuntó que ellos reciben una cantidad de tallas, cuando empieza la venta a la Dirección Municipal de Comercio se le entrega un parte diario de las más demandadas por la población y en algunos casos en los próximos días vuelven a entrar, si no se le ofrece a la población los teléfonos de otros puestos o la dirección de la tienda municipal.
Es aquí donde interviene el comportamiento del público porque al acabarse primero las prendas que casi todos necesitan, el proceso se vuelve más largo y los padres tienen que recorrer varias tiendas para encontrar la talla que buscan.
“A veces las tallas son muy grandes y hay que transformar el uniforme casi completo, si tienes la oportunidad de comprar una extra es más fácil de arreglar, pero de todos modos la mayoría se acaba los primeros días”, dijo Julia Peñalver Portal, vecina del municipio La Lisa.
Gustavo Cárdenas Martínez, administrador de la fábrica Onelio Dampier, explicó que en la orden de producción, ellos reciben la cantidad de piezas que deben confeccionar por tallas y trabajan en el cumplimiento del plan.
El plan de producción se realiza a partir de los estudios del MINCIN sobre los niveles de actividad y la demanda poblacional, pero aun así esto no es suficiente. Este tema sigue siendo un dolor de cabeza para las familias cubanas.
El uso del uniforme escolar se expandió después del triunfo de la Revolución como una medida de igualdad para que todos los estudiantes asistieran a la escuela vestidos adecuadamente. Los tiempos han cambiado, la moda está presente en todas partes y estas prendas no son la excepción, el problema de las tallas se añade como excusa para las transformaciones.
“Yo le arreglo los pantalones a mis nietos y a algunos amiguitos, casi siempre sólo es cogerle dobladillo, pero ellos quieren estrecharlo, para ’estar a la moda’”, comentó Gladis Martí Aguilar, vecina de la comunidad de Santa Fe, municipio Playa.
A medida que avanza el curso escolar, todavía hay estudiantes que son enviados a su casa y pierden parte de la docencia, las quejas de sus padres no faltan, pero su uniforme sigue siendo transformado.
“Nosotros chequeamos su vestimenta según lo establecido en el reglamento escolar, si los alumnos incumplen con lo reglamentado se cita a sus padres y si las faltas son reiteradas entonces se les prohíbe la entrada al centro hasta que vengan vestidos adecuadamente. Esta medida afecta el rendimiento escolar de ellos, pero es responsabilidad de los padres prohibirles las transformaciones a las prendas escolares”, apuntó Arelis Urrutía Terry, subdirectora del Instituto Preuniversitario República de Panamá, municipio Playa.
En el reglamento escolar se establece la prohibición de estas modificaciones, los estudiantes deben usar los pantalones corte recto y sin apretar y las sayas sin estrecharle y desde la cintura. Las medias preferiblemente de color blanco y a una altura superior a la media pierna. En estas reglas también se incluye el pelado y los accesorios.
Ernesto Michel Álvarez cursa el duodécimo grado en este centro y expresó que ellos conocen el reglamento, pero que los demás estudiantes se burlan cuando alguien va a la escuela con el uniforme ancho o muy largo.
“Uno va a la escuela para aprender, podemos vestirnos de acuerdo con nuestro estilo, siempre y cuando entendamos que no es cualquier prenda de vestir y tampoco incumplamos con el reglamento”, dijo Thalía Febles López, recién ingresada a la educación preuniversitaria en la misma escuela.
Los estudiantes cubanos reciben asignaturas sobre la formación de valores y el respeto a los símbolos, ¿no es este un símbolo que debe ser respetado?
Pie de fotos: 1-Estudiantes de las distintas enseñanzas correctamente uniformados; 2-Para mayor eficiencia en el proceso, el bono tendrá la casilla de la talla vacía hasta la venta del uniforme.
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