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OSTEOPATÍA: ¿EL CAMINO DEL FUTURO?

OSTEOPATÍA: ¿EL CAMINO DEL FUTURO?

El profesor habanero de Educación Física, Juan Miguel Sánchez Carrillo, fue uno de los primeros graduados de un curso de Osteopatía que se impartió en Cuba en el 2010. Ahora aplica esos conocimientos, los cuales han provocado un cambio en su manera de pensar.

JORGE LUIS COLL UNTORIA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Corría el año 2010 y 30 personas, sentadas en un aula del Instituto de Medicina del Deporte (IMD), recibían el primer curso de una práctica poco conocida en Cuba hasta ese momento: la Osteopatía. Entre los aprendices estaba Juan Miguel Sánchez Carrillo, quien no imaginó que, años más tarde, sería el encargado de impartir dicho diplomado a varios profesionales cubanos.

Es de baja estatura, algo fornido y sin cabello. Habla con seguridad, pausado, aunque gesticula. Actúa como guía y convence. Vive en el municipio habanero de Playa. Allí, en su residencia, nos encontramos para conversar acerca de su vida y, en particular, de lo que hace. Me recibe entre los ladridos de dos mascotas: Lulú, una chihuahua carmelita y Nany, una sata, más veterana. Paso, me siento y comienza “la terapia”.

“De los 30 solo nos graduamos tres, pues la especialidad requería de un alto nivel de estudio y conocimientos. Los que no aguantaron el ritmo quedaron en el camino”, explica Juan Miguel, mientras mueve sus manos como si tratara a un paciente.

Posteriormente, aprobaron seis personas más y en 2013 se creó la Escuela Nacional de Osteopatía —única en Centroamérica—, al integrarse el diplomado al sistema de salud de Cuba.

Las clases se comenzaron a impartir desde el 2010 en el IMD para luego pasar al Hospital Docente Clínico Quirúrgico 10 de Octubre —en el Instituto de Reumatología— y más tarde a la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte (UCCFD) Manuel Fajardo, donde se ofrecen actualmente.

-Tengo entendido que el curso halló trabas en un momento determinado, ¿cómo fue?

Dejó de darse en los centros asignados debido a la carencia de condiciones, no existía el interés, y faltaba alguien que se hiciera responsable. Por suerte, aparecieron las personas indicadas —los doctores Jorge Martin Cordero y Adonis Estévez Perera—, pero en realidad nunca nos detuvimos, lo hicimos en mi casa y en las de otros alumnos.

¿Una luz en el fondo del túnel?

Según el libro La Osteopatía. Así ayuda a tu hijo, este método es una forma integral de la medicina que sirve para reconocer y tratar los trastornos funcionales. El diagnóstico y la terapia se efectúan con técnicas propias de la disciplina, las cuales se realizan con las manos. Renuncia a los medicamentos y ayuda al cuerpo.

“No es invasiva. Busca un equilibrio, hace que el propio organismo, estimulado por el osteópata, llegue a la curación. Esta práctica trabaja sobre la parte estructural, visceral, sacro craneal, la higiene de vida y en lo emocional”, declara el especialista en Medicina Natural y Tradicional, Pedro Carmona Rodríguez, graduado del primer diplomado.

La Osteopatía se basa en la cura de enfermedades gracias al logro de la integridad del cuerpo. Esta es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una ciencia, pero su aplicación es criticada en varios lugares del mundo.

“Este tipo de medicina alternativa es un complemento de la convencional. Pienso que ayuda al paciente, pero no lo cura, los medicamentos son los encargados de esto”, dice el doctor Lázaro Vázquez Vázquez, del Hospital Docente Clínico Quirúrgico Doctor Salvador Allende.

“Quienes crearon esta rama tenían principios integrativos, es una técnica que no mira la enfermedad por partes. La esencia se encuentra formada en las bases de los tratamientos alopáticos, pero con una filosofía holística”, expresa Sánchez Carrillo seducido por esta forma de pensamiento.

Alfonso González González, licenciado en Terapia Física, del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), añade que con pocas sesiones puede evitarse la aplicación de agentes físicos —corrientes o magneto— y ha tenido enfermos, quienes en muy pocas sesiones se han mejorado luego de las fallas de los medios tradicionales.

La práctica tiene contraindicaciones, por ejemplo, en períodos postoperatorios, y en enfermedades como el cáncer no tiene un efecto curativo sobre el proceso, puede emplearse como ayuda, pero la sanación no va a ser a través de la Osteopatía.

“El método tiene oposición porque muchos no entienden el concepto y la primera reacción es atacarlo, esas personas lo hacen por desconocimiento”, comenta el doctor Abel Estévez Perera, fisiatra del Policlínico Docente Universitario Cerro.

99 por ciento Osteopatía…

La conversación lo remonta al inicio de todo: en el IMD comenzó lo que después le cambiaría la vida. El interés hacia los tratados de Osteopatía lo llevó a aprenderla de forma autodidacta, intrigado por la labor de los especialistas que acompañaban a las delegaciones deportivas que visitaban el país.

“Realicé un posgrado de Medicina Natural y Tradicional, y me enganché en el mundo de la medicina alternativa. A la par, seguía asimilando la Osteopatía, hasta que en 2009 conocí al profesor francés Joel Trolez”, manifiesta sin dejar de mover las manos evidentemente emocionado.

Joel Trolez es doctor en Osteopatía y ha visitado Cuba en varias ocasiones para brindar sus conocimientos y formar profesionales. Miembro de la Federación de Osteópatas de Europa, Trolez se ha convertido en un paradigma para Juan Miguel. “Joel paga todos los gastos y viene sin fines de lucro, con el objetivo de enseñar, él emplea la filosofía holística, no cree en barreras, por eso le estoy muy agradecido”, reconoce.

Juan Miguel ha sido el alma del proyecto de la Osteopatía en Cuba, su perseverancia y habilidades han hecho que se gane el respeto de alumnos y compañeros.

“Tiene un dominio absoluto de lo que hace, es un comunicador, transmite conocimientos con una tranquilidad increíble. Es una persona ecuánime, armoniosa, yo lo calificaría como un monje: disciplinado y sabio”, apunta Roderic Hernández González, rehabilitador del CIMEQ, quien asiste al diplomado.

“Nosotros perseguimos el objetivo de graduar alrededor de 200 osteópatas y llevar la práctica a cada rincón del país. Esta técnica requiere de pocos recursos, solo se necesitan conocimiento y ganas”, expone Sánchez Carrillo.

La especialista en Medicina Física y Rehabilitación, Jannete Borty Tejedas, de la Clínica Central Cira García, opina que la labor de Juan Miguel es excelente, “está muy preparado, nos enseña día a día y, además, es un gran amigo”.

“A Juanmi le encantan los animales y es 99 por ciento adicto al trabajo. Es una persona muy amable, estudiosa y disciplinada. Yo soy muy feliz con él, coincidimos en muchas cosas y tomamos decisiones juntos”, expresa Elena González Kolganova, su esposa.

Juan Miguel cuenta que ha tenido una vida común. Fue un niño feliz, con una infancia tranquila, en casa, arropado por sus seres queridos: “Desde pequeño practiqué mucho deporte, de hecho, fui atleta. Empecé a los 10 años, pasé por la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva), la ESPA (Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético)  y estuve en el Equipo Nacional de Canotaje.

“Me preparé para ser profesor de Educación Física e hice estudios de Acondicionamiento Físico. Estuve fuera del país y pasé un curso de solidaridad olímpica sobre el Control Médico de la Actividad Física. Al regreso, en el año 2001, empecé a trabajar en el IMD como terapeuta, pero no pensé que me toparía con esto”, apunta.

Ahora tiene 42 años, varios reconocimientos y un aval en Osteopatía que lo marcará para toda la vida. Ese aprendizaje cambió su pensamiento y desde entonces, como él dice, “todo ha sido felicidad y armonía”.

La consulta tiene su “equilibrio”

Hace unos años Juan Miguel creó un salón mente-cuerpo, donde junto a tres personas aplica ejercicios de biomecánica, inteligencia emocional y Osteopatía. “Les agradezco a mis pacientes por venir a verme, con ellos aprendo”, afirma.

El salón es un lugar muy reconfortante. De solo entrar, el aire te llena de energía positiva. Allí empiezan las consultas a las ocho de la mañana y recibe entre seis y ocho personas por día hasta las siete de la noche. Los dolientes se sientan frente al buró y conversan con Juan Miguel. Después de una evaluación reciben el tratamiento adecuado a su malestar en la camilla, luego se marchan con un semblante distinto. Evidentemente algo cambió.

Gerardo Bencomo Carmenate se atendió debido a unos dolores en las rodillas y resolvió el problema al cambiar los hábitos alimenticios, pues los intestinos se descongestionaron y las articulaciones quedaron libres de dolor.

“Cuando enfrentas a alguien y lo sanas, te estás tratando a ti mismo. Encuentro en cada persona un volumen de cosas que están en mí, me identifico con ellos y cuando los curo, también lo hago yo”, comenta Juan Miguel.

Rosa González de Armas, la madre de un niño con una parálisis cerebral tratado por Juan Miguel, le está muy agradecida, pues con la integración de la Osteopatía —trabajo craneal, visceral y cambios de alimentación— al tratamiento, se logró que el pequeño hablara y se sentara, algo muy positivo dado el estado inicial.

Del salón han salido clientes sin pagar, pues Juanmi usa su forma de pensamiento en esta situación. “Aquí también busco el equilibrio, a unos les cobro, a otros no. A los extranjeros les cuesta 10 CUC, a los cubanos 5.

“Siempre aplico la Osteopatía a mi vida. Algunos dicen que soy muy aburrido, pero esos no lo entienden. No me pongo metas, ni tengo sueños, estoy viviendo a cada minuto, donde quiero estar y como quiero. Soy súper feliz”, concluye.

La lucha por el triunfo de esta práctica parece ir ganando adeptos. Es una medicina primermundista —cuenta con escuelas en Estados Unidos, Inglaterra y Francia—, a la cual hay que despojar de diversos prejuicios y creencias. Las puertas para una labor que se encomienda al pensamiento, las manos y el corazón, parecen estar abiertas.

Pie de fotos: 1- Juan Miguel aplica la filosofía osteopática en su vida (Foto: Jorge Luis Coll Untoria); 2-Juan Miguel junto al profesor francés Joel Trolez (Foto: Cortesía del entrevistado).

 

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