¿QUÉ PASÓ CON PIMPÓN?
KARINA RODRÍGUEZ MARTÍNEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Mi prima de cinco años no conoce a Pimpón. El guapo muñeco de cartón quedó atrás. Ahora los más pequeños cantan melodías sacadas de películas pertenecientes a Disney o entonan las letras de canciones para adultos.
La situación tiene como uno de los detonantes principales la poca cantidad de videos infantiles que los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) han producido en los últimos ocho años.
En el 2006, la institución exhibía unos de 65 clips animados de canciones infantiles entre los que figuraban Arroz con leche, Dame la mano y danzaremos, Estela, granito de canela y Suki, el perrito salchicha. Muchas de estas producciones fueron recogidas para disfrute de los pequeños en un DVD llamado Feliz, feliz, según datos de los Estudios de Animación del ICAIC.
La realidad no es la misma en el 2016. La creación de videos musicales destinados a los infantes ha entrado en un periodo de decadencia. La pasada gala de los Premios Lucas fue uno de los escenarios del suceso. Solo dos propuestas fueron presentadas en la categoría de mejor video música infantil; la causa, poca producción y calidad en los productos.
Espacios como Alánimo y el Festival Cantándole al Sol perdieron el protagonismo. Este último era una fiesta de la canción donde los compositores exponían sus obras y niños de toda Cuba podían compartir su talento.
Si bien la labor de los Estudios de Animación de ICAIC en el tema resulta ineficiente, la escuela y en particular la familia también han ayudado a que Pimpón no se vuelva a la lavar su carita con agua y jabón.
En la mayoría de las escuelas primarias, la música empleada durante las festividades no son las apropiadas. Los estudiantes ya no bailan con Maní, maní, de Haila María Mompié, o con Don Lagartijo de Lidis Lamorú, ahora prefieren entregarle sus movimientos a Hasta que se seque el malecón o La Dura, no por ser letras que recreen la infancia, sino porque están bombardeados por estas melodías.
Los instructores de arte son otros de los responsables. «La falta de educación musical en las escuelas y comunidades trae que pequeños se adapten a ritmos y melodías que no les pertenecen por su edad. Algunas de las letras tienen mensajes inadecuados y los niños se apropian de ese vocabulario incorrecto con facilidad», dijo Yamaly Acosta Hernández, licenciada en Filosofía de la Universidad de La Habana.
También las familias tienen una gran responsabilidad en el tema. Los padres deben educar a sus hijos con las canciones propias para su edad. Dormir a un bebé con La pájara pinta, cantar junto a tus hermanos Tin-tin, la lluvia cayó en un día nublado o imaginarte comiendo Chivirico rico son acciones del pasado, ahora la mayoría de los recién nacidos se acuestan con la Gozadera y algunos hermanos durante los aguaceros se Pelean un ratico.
Decir Teresita Fernández, Liuba María Hevia y Rita del Prado es mencionar figuras insignes de la canción infantil. Resulta penoso que los niños no las reconozcan como tal, porque sus ídolos musicales son los de sus padres o aquellos de moda.
Espero que mi prima conozca a Pimpón. Él tiene grandes lecciones que enseñarle para su vida y ella debe consumir la música de su generación, tiene que Darle la vuelta al mundo montada en un burrito o ayudar al Espantapájaros que hace de guardián en las hortalizas del abuelo Juan.
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