Blogia
Isla al Sur

EL CAMELLO: UN SÍMBOLO DE TODOS LOS HABANEROS

EL CAMELLO: UN SÍMBOLO DE TODOS LOS HABANEROS

En los últimos años nuestra economía ha mostrado síntomas de recuperación. A pesar de esto, la empresa Metrobus, una de las principales proveedoras de transporte en la capital, enfrenta un notable deterioro en la calidad de su servicio fundamentalmente por inestabilidad en el financiamiento.

JOSÉ GABRIEL MARTÍNEZ RODRÍGUEZ
Y RODOLFO ROMERO REYES,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Corre 1994, uno de los años más crudos del  período especial. El transporte se encuentra en una profunda crisis. Las personas esperan largas horas en las paradas para ir al trabajo o regresar a casa. Dos o tres guaguas fantasmas atraviesan las vías con pasajeros colgados de las puertas y ventanillas.

El escenario es preocupante. Se hace urgente tomar medidas que alivien la precaria situación. La idea de construir un metro subterráneo no puede llevarse cabo, el país no cuenta con fondos suficientes para hacer la inversión inicial. Se impone transportar un mayor número de pasajeros usando la menor cantidad de recursos posibles. ¿Qué hacer?

Su propia historia

Como una solución para enfrentar esta situación surge, en noviembre de ese propio año, la línea de transporte MetroBus, una especie de metro de superficie. Comienzan así su andar por las calles de la Habana los “camellos”, palabra empleada por el pueblo, imaginativo hasta en los momentos más difíciles, para designar esa combinación de cabina y tráiler de dos elevaciones en el techo, muy similar a las jorobas del famoso animal de los desiertos.

Poco a poco, siete rutas: Desde el M1 hasta el M7, vinieron a sustituir los itinerarios del transporte más importantes en aquel momento. Al principio 182 camellos cubrían los recorridos con buena calidad, pero la misma disminuyó gradualmente con el paso del tiempo.

“En un inicio era el Ministerio del Transporte (MITRANS) quien financiaba esta empresa”, asegura Néstor Alonso Rodríguez, director de la calidad del servicio de la empresa MetroBus y fundador de la misma. “Al ir mermando los ingresos y viajes de la Flota mercante, principal proveedora de fondos del MITRANS, no pudo continuar nuestro financiamiento. Por ello buscamos otras alternativas.”

Así fue como se creó la Transmetro-división-carga, unidad que brindaba servicios de paquetería a diversas instituciones. Del dinero recaudado por la división se obtenía el capital necesario para la reparación de vehículos y la obtención de piezas de repuesto, garantizando de esta forma el autofinanciamiento de la empresa.

Pero, debido a la precaria situación económica reinante en toda la década de los noventa, el Estado decidió entregar un presupuesto cada cierto tiempo para el mantenimiento, reparación y compra de carros de la empresa, lo cual perjudicó notablemente la calidad de su servicio.

Una realidad difícil de aceptar

“Hoy, cuando nuestra economía muestra un notable crecimiento de un 11,8 por ciento, MetroBus brinda menos viajes de los que ofrecía en los momentos más crudos de la década de los 90”, comenta Yuri González Vereda, director de esta empresa y agrega: “Las causas esenciales de esta situación se expresan en la inestabilidad del financiamiento y las restricciones económicas impuestas por el bloqueo”.

Es increíble el tiempo que desperdiciamos en una parada esperando el camello. Sin embargo, algunas rutas demoran más que otras. No es el mismo tiempo el que invertimos esperando un M5 que un M7, afirma Pedro Moya, asiduo pasajero de la ruta M5.

Como soluciones a esa problemática, en la actualidad es común ver carros del M2 o el M6 cruzando el túnel de la Bahía (prestando los servicios del M1). Esto forma parte de una política de la empresa para reforzar las rutas de peor servicio.

Los camellos, por su gran tamaño, pueden destruir rápidamente las vías públicas. Si a ello sumamos que construir uno en la actualidad cuesta 80 mil dólares, mucho más que en 1994 (40 mil) y sobre todo ahora que Metrobus no se autofinancia, vale preguntarnos: ¿A dónde irá a parar esta empresa?

En los dos últimos años, con la ayuda del Estado la entidad ha adquirido alrededor de 38 ómnibus articulados, algunos nuevos, aunque la mayoría son donaciones y tienen 17 años de explotación en países europeos.

Con el dinero que se invierte en armar hoy un camello se pueden comprar tres ómnibus articulados de segunda mano, por lo que parece ser una buena alternativa. Sin embargo, estos primeros años no han sido benévolos con los nuevos ómnibus.

“Nueve de los 11 que pusimos a disposición de la línea M5 se encuentran en pésimo estado técnico, producto del maltrato que reciben por parte de la población, la mala calidad de las calles por donde transitan, el gran número de pasajeros que transportan y la falta de financiamiento para repararlos y darles mantenimiento. No son una solución permanente, el objetivo es que rindan de 5 a 7 años”, declaró Alonso.

¿Por qué, con la situación actual del transporte, pasan guaguas estatales vacías e ignoran las paradas  repletas? La ayuda se niega sin explicación, expresó Milagros Fernández, con dos horas en espera del M4 en el Parque de la Fraternidad y: “Ojalá los responsables reflexionen al respecto”. 

MetroBus no escapa de la indisciplina

Existen otros problemas que atentan contra el correcto funcionamiento de estos servicios.

Con el gran número de pasajeros que se transportan diariamente  es fácil para un conductor cumplir la norma establecida, incluso la sobrecumplen en unos cuantos pesos y algunos se embolsan todo el dinero sobrante de la recaudación. En el negocio también toman partido los choferes que están al tanto de todo. La tajada más grande se la llevan los primeros, pues son los que portan el dinero encima y ante cualquier registro ellos son los perjudicados, reveló una fuente que prefirió mantenerse en el anonimato.

También han surgido nuevas artimañas que aumentan el número de implicados. Una pregunta lógica sería si la demora entre un camello y otro perjudica o no a los conductores. La respuesta llega de boca de un empleado del paradero de San Agustín, quien tampoco dio su nombre: “Algunos, como no tienen una norma de viajes que cumplir, entran en complot con el expedidor de la terminal y si los viajes son cada 20 minutos, lo retrasan con el objetivo de encontrar mayor número de pasajeros en las paradas y poder incrementar sus ganancias particulares”.

Las primeras paradas y los carnés de empleados causan indignación en la población, comenta un grupo de estudiantes universitarios que esperan por el M5 frente al hospital Hermanos Ameijeiras.  Con sólo unos pesos puede cualquiera subir por detrás como si fuese un pasajero y pasar el viaje cómodamente sentado, comenta Alexis. Lo anterior fue tan criticado que se encontró una “solución”: en las primeras paradas poner inspectores para exigir a los conductores y choferes que los sentados sean verdaderos empleados.

Pero poco a poco se contagiaron los inspectores y, cuando reparten los tickets para los asientos guardan unos cuantos que luego venden a cinco pesos, quitándoles de esta forma el negocio a los conductores. Quizás la solución esté en manos de los trabajadores sociales.   

¿Se extinguirán los camellos?

Siempre existió el comentario entre la población de que los camellos van a desaparecer; sin embargo, esto nunca sucedió. Algunos relacionan el camello con malestar e incomodidad, otros con un eterno baño de vapor, y hay quienes lo miran con miedo mientras revisan si su cartera aún está en el bolsillo.

“A pesar de esta mala fama hay un hecho innegable, y es que gracias a ellos, el transporte capitalino no colapsó en el período especial. Han venido a aliviar el viejo problema del transporte”, destacó Javier González, quien dice ser un especialista en el tema por los años que lleva “cogiendo guaguas”.

“Puede que en futuro nuestro país cuente con los recursos necesarios para solucionar la problemática del transporte y los camellos no sean necesarios o se sustituyan completamente por ómnibus articulados, pero sin duda alguna a estas rutas las seguiremos llamando camellos”, agrega Yuri González.

A pesar de todo, se han convertido en un elemento más de nuestras vidas, casi todos lo mencionamos diariamente para bien o para mal. Su nombre se ha incluido en los rasgos más profundos de nuestra sabiduría popular: “Esto está más lleno que un camello” y muchos se echan a reír. Basta su presencia en una foto para que se reconozca en ella a la capital de todos los cubanos. Muchos vienen de visita a nuestra Patria y comparten lo que un día dijo el Cabo Pantera: “Siempre tomando medidas/ a pesar del atropello/ quien no monta en un camello/ no sabe lo que es la vida.”

Y al final, cuando se escriba en un libro sobre la etapa que nos tocó vivir, igual que al paso del tiempo quedó el Morro para perpetuar la época de ingleses y españoles, podría quedar la imagen del camello para recordar los momentos tan difíciles que enfrentamos hoy y que algún día serán historia.

Abril, 2006.

Análisis Integral del Reportaje:

Tema: El transporte urbano.

Tesis: A pesar del crecimiento de nuestra economía en los últimos años, la empresa Metrobus, una de las principales proveedoras de transporte en la capital, enfrenta un notable deterioro en la calidad de su servicio.

Identifique la estructura:

Tipo de entrada: Descriptiva porque hemos pintado un escenario relacionado con el tema principal del reportaje. Hemos dado cuenta de situaciones, mostramos personas objetos, paisajes para formar un ambiente.

Tipo de cuerpo: Por bloques temáticos porque en cada bloque hay un subtema. Cada bloque tiene un arranque, una culminación y un descenso. Los bloques están determinados por subtítulos.

Transiciones. Las transiciones o nexos que empleamos son muy variadas. La transición que enlaza la entrada con el primer bloque temático del cuerpo es una pregunta o catáfora (¿Qué hacer?), respondida de manera implícita en el primer párrafo del cuerpo.

La segunda transición es el subtítulo Una realidad difícil de aceptar, que se complementa con una cita del director de Metrobus.

Después de describir la mala situación económica y financiera de la empresa aparece el subtítulo Metrobus no escapa de la corrupción, el cual nos adelanta que para colmo en esa empresa también se cometen delitos.

La última transición es la pregunta ¿Se extinguirán los camellos?, la cual abre paso al cierre del reportaje y suaviza un poco la tensión creada por lo tratado en el último bloque temático.

Tipo de cierre. Identificar y explicar: Cierre anticlimático porque con él aminoramos o suavizamos la tensión del reportaje. Ofrecimos algunos detalles significativos y curiosos relacionados con el tema.

 

0 comentarios