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FORO: ¿QUIENES SON LOS NEOCONSERVADORES NORTEAMERICANOS Y CÓMO LUCHAN CONTRA LA HUMANIDAD? (II)

FORO: ¿QUIENES SON LOS NEOCONSERVADORES NORTEAMERICANOS Y CÓMO LUCHAN CONTRA LA HUMANIDAD? (II)

La pintura neoconservadora.

KAREN BRITO,
Sistema Informativo de la Televisión Cubana.

El discurso neoconservador es como la obra de un buen pintor: así como el ojo del crítico logra identificar en un cuadro la firma del artista, únicamente por su estilo, de ese mismo modo uno puede reconocer a un neo, con solo oírlo hablar. Ese fanatismo profundo que ponen en lo que dicen, la convicción monolítica que envuelve cada una de sus ideas, y la propia naturaleza de esas ideas, casi siempre vinculadas a la defensa del país de un enemigo externo, son sus ingredientes distintivos.

Dicho así, parece cosa de coser y cantar. Sin embargo, son múltiples las maneras de presentar su discurso. En los medios arremeten contra todo lo que se oponga o pudiera oponerse a sus intereses. Implacables.

También los neo han hecho alianza con las nuevas tecnologías de la información, internet, twitter, facebook, blogs, y la prensa digital, se convierten en escenarios conquistados por ellos para el debate. Debate de ideas. Se pelea allí encarnizadamente, y en la medida en que las izquierdas no tomemos conciencia de esa realidad, y actuemos en consecuencia, estamos “atrás”. Los neoconservadores aprendieron pronto que se puede trabajar con la base también de ese modo.

Matrimonio feliz

La aparición del neoconservatismo en la política, explica la capacidad de supervivencia del sistema. Esa incubación, ese despertar oportuno, y también la sagacidad de “desaparecer” con actitud de derrotado, para luego regresar con fuerza mayor, dicen de lo peligroso de su actuar, y lo complejo que puede ser combatirlo.

Detrás de los neoconservadores, y como su mayor protector: el sistema capitalista. A él se deben y en él han encontrado su realización. Nada son sin él, aunque a la vez el sistema los reconoce como su arma para regenerarse y ser. Es una relación de dependencia en doble sentido.

Se defienden los intereses del capital; el complejo militar industrial, las agencias de inteligencias y los monopolios dictan las reglas.

Los neo vinieron a oxigenar los modos en los que publicitaban esas “reglas”, y a ser voceros inteligentes de esa tríada maldita. Con los genes judíos de muchos de ellos, el sionismo encontró cómo entronizar sus aspiraciones en lo que sería –y ya es- el nuevo actor de la política estadounidense: el neoconservatismo.

Bodas de sangre

En la década de los 80, bajo el gobierno de Ronald Reagan, el movimiento y el sistema cumplieron felices sus bodas de plata (25 años de casados). Estaban en un excelente momento del matrimonio, con un presidente a su imagen y semejanza, que garantizó el posicionamiento de los neo en sitios claves del gabinete. Tras años de trabajo gota a gota, entraban por fin en la política directa.

En los comienzos del siglo XXI, con Bush Jr. a la cabeza, la relación celebró las Bodas de Oro, ante un panorama difícil y enrarecido, marcado por las guerras –aún hoy sin salida visible- de Iraq y Afganistán. Aquellas bodas de sangre, les llevaron a la retirada tras las elecciones de 2008 en las que resultó vencedor el candidato menos adicto a sus pretensiones.

Pero no fue definitiva la despedida de los neo, y eso lo demuestra la guerra terrible que hacen contra Obama, dificultando sus planes de gobierno (véase caso de la Reforma Sanitaria), y obligándole a incumplir sus promesas de campaña.

¿Será que después de todo lo bárbaros que se han mostrado en sus bodas quieren hacernos creer que tienen la razón?

Última mirada al neo-cuadro

La agudeza para leer la pintura neoconservadora, y adentrarnos en sus claroscuros, en sus esfumatos; para avizorar cuándo se expresará con otra técnica del dibujo político, esa agilidad para conocer al enemigo, debe permear el ojo de la izquierda. Y también la certeza de que un día sin luchar contra la ideología neoconservadora, aumenta la arena en el reloj de su tiempo. Pero la cantidad de arena en el counter es finita.

El mal resultante sí depende de cuánto permanezca el pincel neoconservador haciendo trazos en el cuadro de la humanidad.

Tomado de La Isla Desconocida.

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