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Isla al Sur

LA HABANA ES BELLA, PERO...

LA HABANA ES BELLA, PERO...

CAMILO VILLA JUICA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Siempre creí a mi ciudad, Santiago de Chile, una urbe sucia y descuidada. Lo sigo pensando, pero después de conocer La Habana, la mala imagen que tenía del apodado “Santiasco” entre sus inquilinos, mejoró notoriamente.

Me gusta La Habana, su mística, vida y arquitectura, pero su peste a basura podrida, sus calles cubiertas de latas de refresco y sus no pocos habitantes acostumbrados a ensuciarla, me impiden ver a esta ciudad como “la capital más bella de América Latina”.

Pese a la propaganda televisiva, al cada vez más valorado reciclaje, y al no poco esfuerzo de las autoridades, gran parte de los habaneros parecen ser sordos, ciegos, y mudos, ante una ciudad que reclama a gritos que la cuiden, no quiero más, querido huésped, ¿cuesta mucho?

Hace tres meses, en todo el sector de Vedado, instalaron cestos de basura para clarificar la postal de la zona, pero poco han servido: las cajitas de “ron planchao” siguen acusando la carencia cultural de muchos capitalinos cuando se muestran burlonas a los pies del recipiente emplazado justamente para albergarla.

Pero al habanero parece no incomodarle la imagen turbia de su ciudad, al menos, eso demuestra. Común es ver dentro de las guaguas a desadaptados que sin escrúpulo alguno arrojan sus inmundicias a la calle. Lo peor es que el resto de los pasajeros parecen no inmutarse ante semejante atentado al medio ambiente: nadie dice nada, nadie pone mala cara. Es tan habitual la imagen, que no se escapa de la rutina diaria.

¡Ay, Habana!, tan descuidada que estas. Y para qué hablar de tus almendrones, tan lindos, tan turísticos, pero tan contaminantes. Tu cielo azul cuesta verlo cuando el humo negro de esos carros del cincuenta se entrometen entre nosotros. ¡Ay, Habana!

Por suerte, y para bien del país, la única urbe víctima de la basura a mansalva es la capital. El resto de las ciudades cubanas parecen ser bien correspondidas por sus habitantes.

Pero la esperanza es lo último que se pierde. La Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas (UERMP), cada vez obtiene mejores resultados. En todo el país, y en La Habana en especial, han ido inculcando de a poco la cultura recicladora, sobre todo en los niños, mediante sus programas en escuelas, concretados por el movimiento pioneril “Recuperadores del Futuro”.

“Lo que buscamos es una formación de una cultura de recuperación desde tempranas edades... ¿Qué hacen estos niños?, periódicamente juntan materiales reciclables generados en los hogares y escuelas. Se promueve esa recuperación cíclica y periódica”, explica Julio Sardiña, director de comunicación empresarial de la UERMP.

Esperemos que estas medidas, así como muchas otras, pongan de una vez por todas punto final a la excesiva contaminación de la ciudad, para que La Habana sea realmente, “la capital más bella de América Latina”.

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