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DERRUMBES EN LA HABANA: ¿UN AUMENTO INDETENIBLE?

DERRUMBES EN LA HABANA: ¿UN AUMENTO INDETENIBLE?

La falta de mantenimiento sistemático a los inmuebles, la sobrepoblación y las modificaciones sin la supervisión de arquitectos figuran entre las principales causas de la acentuación de los desplomes en la capital cubana.

Texto y fotos:

GABRIELA SÁNCHEZ PÉREZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Cada año La Habana es testigo del incremento de los derrumbes de sus inmuebles. El pasado mes de febrero (2016) la provincia alcanzó la cifra de 156 desplomes, con un promedio de tres diarios, suma alarmante para tan corto plazo en comparación con los 57 ocurridos hasta esa fecha en el 2014, que despierta la posibilidad de continuar su ascenso durante la temporada de lluvias, indicó Verónica Pichardo Fortún, especialista del Departamento de Conservación de la Dirección Provincial de la Vivienda (DPV). 

El aumento de los colapsos en la Ciudad ha provocado la pérdida de cientos de viviendas y el desamparo de miles de habitantes. Según revelaron los informes de cierres anuales de la DPV, en 2015 se registró un total de 724 derrumbes, 34 más que el año anterior. De ellos, 717 fueron parciales y siete generales, que dejaron un monto de cinco fallecidos, 17 heridos y 2 907 damnificados.

“La actual circunstancia está condicionada por la falta de mantenimiento sistemático a los inmuebles, la utilización de  antiguas fábricas y almacenes como viviendas, la sobrepoblación y las modificaciones sin la supervisión de especialistas”, explicó Wilber Millares García, arquitecto del Departamento de Diagnóstico de la Dirección Municipal de la Vivienda de Centro Habana.

El aumento de los derrumbes ocurre en épocas lluviosas -añadió-, debido a que la humedad ocasiona grietas en las paredes y techos, debilita la resistencia del acero e impide el soporte de las principales estructuras de la edificación.

Heidy Ojeda Suárez, arquitecta de Obras Nuevas de la DPV, advirtió que los colapsos no solo ocurren en los inmuebles antiguos, sino que existen nuevas instalaciones con numerosas irregularidades constructivas que contribuyen a sus desplomes. “Entre ellas están los errores en la concepción de los proyectos, la utilización de materiales inadecuados, contaminados y de mala calidad”, agregó.

Asimismo, -dijo- se evidencia la falta de impermiabilizadores en las cubiertas de algunas construcciones, la carencia de control técnico de la ejecución y de mayor supervisión de lo ejecutado.

En la actualidad, la capital presenta 949 propiedades inhabitables, y 56 934 en mal estado, concentradas principalmente en los municipios Habana Vieja, Centro Habana, Diez de Octubre y Cerro, declaró Pichardo Fortún.

En relación con las precauciones tomadas ante los posibles derrumbes, agregó que “cada municipio posee una relación de las viviendas más críticas, las cuales son diagnosticadas por arquitectos de la comunidad. Posteriormente, una comisión de expertos evalúa si la edificación será demolida o reparada, atendiendo a la gravedad de su estado y a las afectaciones que pueda ocasionar a las colindancias. Mientras, las autoridades dictaminan a los propietarios desalojar el inmueble, en los casos que lo requieran.

“Sin embargo, con frecuencia ambas etapas presentan dificultades, pues  la cantidad de albergues es insuficiente, y el presupuesto anual concedido por el Estado a la reparación y construcción de viviendas es bajo”, continuó Fortún.

Milagros Escobar Cruz e Ibis Infante Pérez, vecinas del municipio Centro Habana, coinciden en que la carencia de financiamiento para las restauraciones de las viviendas, así como la falta de instalaciones temporales para amparar a los inquilinos, son problemas vigentes desde hace décadas. Luego de los derrumbes de sus edificaciones en los años 1990 y 2015, respectivamente, ambas quedaron sin lugar donde vivir, y todavía esperan soluciones para sus casos.

“Recuerdo como si fuera hoy el momento en que mi edificio colapsó. Los pedazos de paredes y techos caían indeteniblemente; mientras, los habitantes entre la desesperación y la imposibilidad de detener tal realidad trataban de resguardar su vida. Fue horrible”, añadió Infante Pérez.

María Antonia Pérez Salazar, habitante del municipio Habana Vieja, expuso: “Resulta lamentable que tantas construcciones bellas y resistentes, algunas símbolos del patrimonio arquitectónico de la ciudad se conviertan en escombros; definitivamente se deben encontrar soluciones para esta problemática”.

Respecto al uso de las zonas de derrumbes y la carencia habitacional en la provincia, Xiomara González Alfonso, residente del municipio Centro Habana, expresó que hace más de 30 años el edificio donde vivía colapsó y actualmente permanece albergada. “Los vecinos solicitamos a las autoridades levantar la edificación por nuestros medios, pero la propuesta fue negada. Ahora el terreno es utilizado como parqueo”, señaló.

Ante tal situación, Lesbia Morán Torres, especialista del Departamento de Plan General de la Dirección Provincial de Planificación Física (DPPF), explicó que luego de la higienización, las áreas son evaluadas por varias entidades, que determinan su empleo según las necesidades de la comunidad, las características del terreno y el presupuesto otorgado para el proceso, por ello no siempre se vuelven a construir nuevos inmuebles.

Sin embargo, para Manuel Hernández Pérez, damnificado del municipio Diez de Octubre, la actual circunstancia debe ser un hecho a analizar con profundidad. “Las cifras alertan, el tema de los derrumbes en La Habana es una realidad ¿indetenible?, no lo creo. Pero, definitivamente, construyendo parques y parqueos jamás lograremos solucionar esta lamentable situación”, valoró.

Según los planes de Obras Nuevas y Conservación 2016 de la DPV, para el presente año se prevén construir un total de 3 324 inmuebles, efectuar 119 demoliciones y realizar 5 277 acciones de reparación.

Mientras, la DPPF se propone autorizar un mayor uso de terrenos para erigir nuevas viviendas, principalmente, en los municipios periféricos como Arroyo Naranjo, Cotorro, y Habana del Este. “En el caso de las zonas restantes se intentará ampliar la cantidad de pisos de las residencias, con el fin de evitar el hacinamiento y aprovechar al máximo los espacios”, agregó Morán.

Pie de foto: Numerosas áreas de derrumbes quedan llenas de escombros e inhabilitadas y otras son utilizadas como parques o parqueos.

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