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Isla al Sur

EN TRAJES DE OTRAS CULTURAS

EN TRAJES DE OTRAS CULTURAS

En la forma de vestir en Cuba impera la moda extranjera y no precisamente lo mejor de su producción. Lo autóctono ha pasado a segundo plano.

LÁZARO MONTANO CASTELLANO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Los extranjerismos han dominado al país, las mentes de los jóvenes y, por ende, sus escaparates. Llegan en paquetes virtuales cada semana o maletines “gusanos” para mostrar cómo estar a la moda en el siglo XXI.

Arriban a los estantes el ropaje más barato y marginal del resto del mundo. Revendido al doble de su precio, sin una cultura que permite discernir entre lo bueno y lo malo de esta amalgama de tela, somos víctima de lentejuelas y banderas, pura publicidad, carente de verdadero estilo.

Ya parecen uniformes lo que se usa. Los “rockeros”… con pantalones y camisetas negras, porque así lucían los integrantes de “Iron Maiden”, la famosa banda inglesa. Los amantes del reggaetón exhiben desmangadas de grandes hendiduras a los costados, muy populares en videos musicales de Puerto Rico; y no pueden faltar los “hipsters” (en inglés, persona sofisticada o en onda) combinando ropas anticuadas con otras de marcas, buscando contraste.

Esto va aparejado con lo común de encontrar en nuestro país las denominaciones repa, friki, emo, miki, rasta…, entre otras, calificativos de distintos círculos sociales con diferentes maneras de actuar, de pensar, escuchar música y, por supuesto, de vestirse. Este último punto, determina creencias y gustos: lo que lleves puesto define la persona que quieres ser, al menos a simple vista, por tanto, resulta clave para ser aceptado en un determinado grupo.

El grupo impone

“La moda como fenómeno social lleva implícita la imitación y la diferenciación: en la medida en que me quiero distinguir y quiero que sepan que formo parte de un grupo determinado, entonces voy a portar lo que ese grupo me exige para formar parte de él, crear mi identidad personal y a la vez brindar mi imagen de una identidad social a través de una propia”, afirma ante la prensa Yeisa Sarduy Herrera, licenciada en Sociología y Máster en Desarrollo Social, del Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello.

A su vez, la periodista española Margarita Rivier en su libro “La Moda”,  identifica este fenómeno: “La sociedad en la que nos movemos ha inventado muchos sistemas para obligarnos a actuar de un modo determinado, sin que nos enteremos demasiado (…) A través del vestido podemos suponer ciertas características de los individuos que se nos escaparían si anduviesen desnudos; por ejemplo, su procedencia social, su nivel de cultura, su trabajo, sus gustos, su forma de vida, y sobre todo su nivel de poder. El vestido de alguna forma es vehículo de información”.

El diccionario ofrece un concepto bastante simple: “Uso pasajero de trajes y costumbres”. Pero más incisiva es la diseñadora cubana María Elena Morinet, cuando declara que “la moda, es  un sistema económico total y absolutamente capitalista, dependiente única y exclusivamente de la economía de las personas”.

Varios elementos influyen para escoger entre unos “jeans” o “shorts” con estampado de flores, o quizás un pescador en combinación con unos zapatos “Asiss” y un pullover rosado claro bien difuminado…, todo depende de si a Chris Brown, el cantante norteamericano, le queda bien o no… o a Wiz Khalifa, otro de los grandes artistas del momento, con sus gafas que denotan porte y estilo.

La solución a los problemas

La pérdida de lo autóctono es ya un problema serio. Resulta difícil encontrarse en la calle con alguna prenda que tenga el sello cubano, eso sí, algún mérito tienen los artesanos y sus producciones de calzados y vestidos. Aunque en su mayoría son imitaciones de marcas extranjeras, muchas veces elaborados con acabados grotescos y de materiales baratos, sin embargo, se convierten en la alternativa más viable si se desea calzar un par de “Superga”.

¿Si las personas están comprando dichos zapatos, amén de su calidad, por qué los diseñadores no aprovechan este mercado y aportan el conocimiento necesario para perfeccionar el producto? No solo para mejorarlo, sería la base de un futuro calzado cubano si así se deseara, bastaría con unir fuerzas entre los que están trabajando de verdad y los que saben cómo hacerlo.

Carlos Masvidal, diseñador y presidente del Círculo de Creativos de la Asociación Cubana de Creadores, apoya la constitución de equipos multidisciplinarios en el campo del diseño, para dar continuidad a esta labor: “Un país no puede desarrollarse a punta de individualidades. En Cuba tenemos muy buenos diseñadores que son «lobos solitarios», pues trabajan para sí mismos, y en ese caso me incluyo. Si construyéramos equipos creativos en todos los ámbitos, podríamos multiplicar las fuerzas”, afirmó.

El país, sin una labor relevante en favor de la producción de ropa para los cubanos y sin una correcta evaluación de los precios, no puede aspirar a que sus habitantes comiencen a pensar en una moda cada vez más endémica.

Se debiera agrupar a diseñadores aptos para echar a andar un proyecto de magnitud nacional. Realizar investigaciones para descubrir lo que desea vestir el cubano. Actualizar las piezas ya elaboradas. No se puede esperar que todos usen la “guayabera” tal y como la conocemos, una versión más actual, más juvenil, sin dejar de lado la tradición, pudiera ser un buen punto de partida.

Muchos lo han dicho ya: la moda es parte también de la ideología. Si no se toma en serio, sería renunciar a esa porción en la mente del pueblo,  permitir que vengan otros a imponer comparaciones y cuentos de hadas. Es hora ya de representar la cubanía, de hacernos notar y ser juzgados por ello, de mirarnos a nosotros mismos y aceptarnos, en este inmenso grupo social que son “los cubanos”.

Al parecer, la ropa no está solo para cubrirse la piel. Resulta ser un cuadro de nuestro pensamiento, uno que puede observar cualquiera y, por tanto, criticar también. ¿Se necesita un icono a seguir para poder vestirse en Cuba?

La culpa no recae solamente en quienes usan catalejos para mirar más allá de sus territorios. Sin una empresa para suplir las necesidades del cubano promedio, con los excesivos precios de las boutiques y la mala calidad de las ropas recicladas, hay que atenerse a las importaciones de los cuentapropistas… y vestirse, una vez más de otras culturas.

Ficha técnica:

Asunto a tratar: Los extranjerismos en la forma de vestir del cubano y, por tanto, la pérdida de su identidad. La actitud pasiva de las entidades vinculadas al tema.

Tipo de título: Llamativo

Tipo de entrada: Afirmación argumentada.

Tipo de conclusión: Expresa.

Tipo de fuentes:

Documentales: La moda en Cuba, entre lo que se quiere y lo que se puede (www.CiberCuba.com); La tendencia Hipster en Cuba, artículo de Andrés Yunior Gómez Quevedo (www.Cubahora.cu); Artículo periodístico: Sin campanas de cristal, en Juventud Rebelde. 19 de diciembre del 2009. Por Yurisander Guevara, Alberto Yoan Arego Pulido, Carlos Ríos; Vestir en Cuba, entre los precios y la moda. En Granma. 29 de octubre del 2015, por Yaditza del Sol González; Libro “La Moda”, de la periodista española Margarita Rivier.

Recursos de desarrollo:

Definición:

El diccionario ofrece un concepto bastante simple: “Uso pasajero de trajes y costumbres”.

Pero más incisiva es la diseñadora cubana María Elena Morinet, cuando declara que: “la moda, es  un sistema económico total y absolutamente capitalista, dependiente única y exclusivamente de la economía de las personas”.

A su vez, la periodista española Margarita Rivier, en su libro “La Moda”,  identifica este fenómeno: “La sociedad en la que nos movemos ha inventado muchos sistemas para obligarnos a actuar de un modo determinado, sin que nos enteremos demasiado.”(…) A través del vestido podemos suponer ciertas características de los individuos que se nos escaparían si anduviesen desnudos; por ejemplo, su procedencia social, su nivel de cultura, su trabajo, sus gustos, su forma de vida, y sobre todo su nivel de poder. El vestido de alguna forma es vehículo de información”.

Ejemplificación:

Ya parecen uniformes lo que se usa dentro de la sociedad. Los “rockeros”… con pantalones y camisetas negras, porque así lucían los integrantes de “Iron Maiden”, la famosa banda inglesa.Los amantes del reggaetón usan desmangadas de grandes hendiduras a los costados, muy populares en videos musicales de Puerto Rico,y no pueden faltar los “hipsters”, (en inglés persona sofisticada o en onda) combinando ropas anticuadas con otras de marcas, buscando contraste.

 

 

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