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Isla al Sur

COLUMNA

COLUMNA

Conocí a un hombre que armó de afectos una familia inmensa. Conocí a un hombre sin buena salud, que devolvió los bríos a muchos quebrados. Conocí a un hombre sin catequismos, que enseñó la más profunda militancia. Conocí a un hombre de edad madura, que contaminó de juvenilia.

Con su voz atronadora, dijo las palabras más suaves. Con su «prosa de prisa» orientó la reflexiva calma. Con su galanteo juguetón, dignificó el ortodoxo respeto.

Vivía en una columna. Apretaba sueños en su base. Empinaba risas en su altura. Guardaba nubes en su capitel.           

Se llamó Guillermo, Periodismo, Genio, Tecla Ocurrente, Revolucionario, Guille, Regalo de jueves, Duende de Bambú, Teclero.

Conocí a este hombre. Lo conozco. Era él mismo una columna. Un horcón que de pura bondad se tendía en puente.

Jesús Arencibia Lorenzo  

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