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Isla al Sur

DESNUDARTE

DESNUDARTE

Influencia de los tabúes de la sociedad cubana en la apreciación del desnudo artístico en el teatro.

ANA LEYVA DEHESA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

Ella nunca había asistido a una función teatral, pero ahora que ya tenía edad lo disfrutaría como tanto había soñado. Sin dudar se decidió por La Celestina, de teatro El Público, dirigido por Carlos Díaz, obra más comentada en la ciudad en ese momento.

Al llegar, la emoción de la actuación en vivo la tenía ansiosa por entrar y sentarse en su butaca. Cuando por fin estuvo acomodada en el asiento, las luces se apagaron y comenzó la función. Vio jóvenes desnudos de cuerpos hermosos, otros vestidos actuando maravillosamente; había un hombre que hacía de mujer, otro que gustaba de los de su mismo sexo, y una prostituta. Degustó una puesta en escena de cuerpos, erotismo, deseos, mezclados en una historia de intervenciones en un amor imposible.

Fascinada con el teatro, comentó lo experimentado con todos, y se declaró público permanente de la compañía.

Él era espectador asiduo a los teatros de la ciudad, había visto casi todos los clásicos cubanos e internacionales presentados en La Habana. Al anunciarse el estreno de La Celestina consiguió estar en la primera función. Logró, además, sentarse en las primeras filas. Una vez recostado en su puesto y oscuro el ambiente, se dispuso a disfrutar de la puesta, como siempre. Entonces Calisto, personaje masculino principal de la obra de Fernando de Rojas, apareció en el escenario sin ropa; un hombre estaba insinuando a otro tener relaciones sexuales; una mujer  se vendía  mostrando sus senos. Todo le pareció  indecente, se levantó y no volvió más a El Público.

¿Por qué?

Estas dos historias son solamente variantes del posible comportamiento de las personas al enfrentarse al desnudo en el teatro. El segundo caso, es mayoritario dentro de la población cubana, y es que la idiosincrasia  de los habitantes de nuestra Isla no tiene únicamente las cosas buenas que siempre se mencionan: gracia, simpatía, desenfado, vivacidad, sensualidad, amabilidad, sino también muchos tabúes y estereotipos condicionados por la formación y las costumbres, que impiden, en diversas circunstancias, apreciar el arte del desnudo.

``El cuerpo humano no representa lo mismo para todos. Hay niños o niñas que cuando entran a una  habitación de su casa y encuentran a un adulto desvestido, este arma un caos como si hubieran violado lo más sagrado, esa vivencia hace que el infante tome el desnudo como algo prohibido; mientras, aquel que lo comprendió normalmente tiene una mayor posibilidad de apreciarlo en toda su belleza, sin verlo como ¡qué barbaridad!, ¡qué pena!``, afirma Ofelia Bravo, psicóloga del Centro Nacional de Educación Sexual.

Las reacciones que evidencian tanto esos prejuicios como su influencia en la posibilidad de valorar el nudismo, fundamentalmente teatral, las observan habitualmente los actores y el director de la compañía de teatro El Público.

``Cuando un actor se desnuda la gente se pone nerviosa, se altera, siente pena, la pena ajena porque alguien está quitándose la ropa delante de todos  y uno también lo ve``, señala la  actriz  Mónica Guffanti. 

Carlos Díaz gusta de ver el movimiento de los espectadores durante sus puestas, y comenta que las personas no gritan, ni se excitan, pero se asombran mucho ante la desnudez.

``He advertido, cuando estoy actuando, que una pequeña parte del público se levanta y se va. No al primer desnudo, pero lo hacen, y son generalmente personas mayores de 40 años. Aquí veo los que llegan y se marchan, pero imagino que muchos ni se atrevan a llegar``, declara Sergio Fernández, joven actor de la compañía.

Mientras en el cine o desde la casa, mirando una  pantalla, el cuerpo humano desvestido a muchos parece algo normal, por el hecho quizás de que no es real en el tiempo y espacio que lo observan, cuando van al teatro, aunque se presente una escena similar, piensan que es innecesario y consideran la puesta como indecente o provocadora.

``El que creció viendo el desnudo como problemática, tiene vivencias y actitudes con respecto a esa manifestación artística, muy diferentes al que durante su desarrollo lo incorporó como algo natural``, reafirma la psicóloga Ofelia Bravo.

La necesidad

El hecho de considerar el desnudo como una prohibición siempre que esté fuera de las normas de convivencia establecidas, propicia a su vez que se desee, justamente por ser una negativa.

``En Cuba, la persona que quiera ver desnudos tiene muy pocas opciones. No hay playas nudistas, saunas, gimnasios participativos. Eso no forma parte de nuestras costumbres, por tanto la única asociación que se hace con el desnudo es de excitación. Pocas son las personas que ven en él valores artísticos, y admiran la belleza del cuerpo humano sin intereses sexuales. En esa capacidad de diferenciación, de apreciación, es donde influye la crianza``, puntualiza Ofelia Bravo.

Quizás por esa necesidad, el teatro de Carlos Díaz cuenta con muchos admiradores jóvenes. ``Les da licencia, permiso, desde la cultura, desde lo no censurado, para ver hombres y mujeres desnudos, posibilidad que de otra forma no tendrían``, comenta la psicóloga.

Una estudiante de técnico de nivel medio en Informática, Olaysi Pérez Machado, de 18 años, cuenta su experiencia: ``Fui por primera vez a ver La Celestina con 14 ó 15 años, a espaldas de mis padres, pues en mi casa los temas de sexualidad eran bastante delicados. Solo había visto escenas eróticas en el cine, y me atraía la idea de tener una vivencia real. Me aportó otras sensaciones y puntos de vista. Busqué otras experiencias con ese tipo de arte y ahora me resulta totalmente normal, es algo que disfruto por su valor artístico, y el teatro de Carlos Díaz, sin dudas, hizo caer la balanza".   

El propio director dice que ``a  gran parte del público le gusta ver personas desnudas, porque tienen problemas de comunicación al respecto. La gente necesita la confrontación. Tanto nuestras  puestas en escena de  La Celestina, de Fernando de Rojas, La puta respetuosa, de Jean-Paul Sartre,  como en Las relaciones de Clara, de Dea Loher, el  espectador puede verse tal y como es.´´

La necesidad que sienten, principalmente los jóvenes, de relacionarse con su sexualidad, algunos la han encontrado asistiendo a esas tres obras. Aunque en un principio van por la curiosidad de lo erótico, muchos siguen visitándolo por la espectacularidad de la puesta, tanto en las actuaciones como por la interacción directa que se establece entre obra y público.

``Fui  a  una  de  las  últimas  funciones  de   La ramera respetuosa  porque mis amigos comentaban que la obra era muy buena, y  yo sabía que encontraría desnudos. Nunca los había visto en vivo. Realmente no hallé motivos de excitación, pues el erotismo tenía en cada momento su mensaje. Creo que seguiré asistiendo a El Público pues me gustó su estilo``, declaró  Alejandro Wong, de 17 años, estudiante en talleres de dibujo.

``Cuando entré por primera vez a una obra de El Público quedé  muy impresionado, pero entendí que era una forma más de hacer teatro, y que podía ir a ver ese tipo de puesta sin el pensamiento   de obtener deseo sexual. El desnudo es una expresión artística más, es trasmitir  un mensaje usando el cuerpo. Siempre que esté bien presentado, lo disfruto, como es el caso de La Celestina, La puta respetuosa y Las relaciones de Clara``, expresó Alejandro Ruiz,  estudiante de Periodismo de la Universidad de La Habana.

Lo natural, según la necesidad

Como los casos anteriores existen muchos, pero no se puede obviar que otras personas, aunque en menor proporción, van exclusivamente a mirar gente desprovista de ropa, cosa que, dadas las prohibiciones y los tabúes, es comprensible.

``Hay quien va a gozar el desnudo. En Las relaciones de Clara,  después de esas escenas, algunos se marchan, y es triste que asistan por tal motivo``, comenta la actriz Mónica Guffanti.

Según la  psicóloga Ofelia Bravo, ``las personas que acuden a ese tipo de puesta en escena buscando el desnudo, no necesariamente tienen trastornos sexuales o psicológicos, simplemente no encuentran otra opción para ver algo que les agrade, les complazca. Eso no quiere decir que tendrán una conducta agresiva con otra persona, o algo por el estilo. Todos, en algún momento, podemos sentir ganas de observar la desnudez de otro, es  natural y no significa que seamos corruptos. ``

Con respecto a esto, hay una frase del filósofo y economista británico, John Stuart Mill, en su ensayo Sobre la Libertad (1859), que dice: ``La única limitación de la conducta de cualquier persona, de la cual es responsable ante la sociedad, es la que afecta a los demás. Sobre sí mismo, sobre su cuerpo y su espíritu, el individuo es soberano``.

``No obstante, aunque no aprecien los valores artísticos, al final, reciben la obra, y es una forma de entrar al teatro. Cuando La Celestina asistió gran cantidad de público a ver el desnudo y el espectáculo, pero estaban ahí, y vieron la obra, y después volvieron, así, los que no conocían lo que era, fueron atraídos una y otra vez``, continúa Guffanti.

Para aplicar

Cada humano nació sin ropa, y esa es la forma más pura, indefensa y bella de nuestra condición. Entonces ¿por qué ocultarla? No se está hablando de andar desvestidos en la calle, sino de aceptar que todo lo erótico, sensual que venga del cuerpo, no es pornografía, ni es indecente. El teatro es arte, y si está bien llevado es una forma de educar a la población.

``Yo creo que el desnudo es el mejor traje que puede llevar un ser humano. Verlo naturalmente mejora a la gente. Todos necesitan superar cosas con respecto a su sexualidad``, comenta Carlos Díaz.

``Siempre que esté bien manejado  en el teatro, creo que es una magnífica vivencia, sobre todo si se pretende enseñar a la población el valor de este como arte, como parte de nuestras vidas. No hay que temerle al desnudo``,  apunta Ofelia Bravo.

Cuanto más se hable del tema y se tome como lo que es, algo totalmente normal, mejor se practicará. Y como dice Ricardo Arjona, la naturaleza no se equivoca, si te hubiese querido con ropa, con ropa hubieses nacido.

FICHA TÉCNICA:

Tesis: la influencia de los tabúes de la sociedad cubana en la apreciación del desnudo en el  teatro.

Tipo de título: llamativo

Tipo de entrada: anecdótica

Tipo de cuerpo: de bloques temáticos

Tipo de cierre: de conclusión

Estrategia de fuente:

Ofelia Bravo, Psicóloga del Centro Nacional de Educación Sexual

Carlos Díaz, director de la compañía El Público  

Mónica Guffanti, actriz de la compañía El Público  

Sergio  Fernández, actor de la compañía El Público

Jóvenes que han asistido a las puestas en escena.

Fuentes documentales:

Revista Tablas

Revista La Jiribilla

Publicación  Entre Telones

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