TEMBLOR EN BOGOTÁ
Se sintió a las 2:21 de la tarde y no duró un minuto. Durante casi una hora apenas se pudo establecer comunicación celular ni por teléfono fijo, por la congestión.
IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ
Foto: PATRICIA RICARDO
Por primera vez en casi dos meses he visto a los vecinos salir en enjambre de sus casas hacia las aceras, apostarse frente a la edificación guardando cierta distancia de postes eléctricos y cualquier otro artefacto que pudiera caerles encima sin permiso y darles pasaporte al hospital o al cementerio: en Colombia hoy se sintió un fuerte temblor cuyo epicentro se situó a 10 kilómetros de El Calvario, en el norte del Meta. No fue pequeño, su magnitud se registró en 5.5 en la escala de Richter.
Según reportes del Servicio Sismológico de Estados Unidos, el sismo tuvo una profundidad de 3,6 kilómetros, la ubicación exacta del movimiento fue en 4.454 grados latitud norte y 73.635 grados longitud oeste. Y en opinión de esa institución, un movimiento telúrico de tal tamaño se considera un terremoto.
En Bogotá, donde viví la experiencia, el temblor se sintió a las 2:21 minutos de la tarde. Fue intenso. Las lámparas del apartamento se movieron cual péndulo, el piso pareció abatirse y las paredes inclinarse. Los bogotanos, quienes esperan desde hace años un sismo de gran magnitud, comentaban después que en sus hogares, alarmados, solo atinaron a tomar las llaves de las casas y alcanzar la calle, más protectora que la mayoría de las edificaciones de la ciudad.
En la gran urbe el temblor apenas duró un minuto, y aunque no se reportaron daños catastróficos, sí hubo derrumbes parciales en algunos centros, como en el de la Lotería, un incendio en el centro de la ciudad y aglomeraciones en las avenidas, dado un apagón que se produjo en varias áreas. Eso sí, durante casi una hora apenas se pudo establecer comunicación celular ni por teléfono fijo, pues la congestión fue de Padre y Señor mío, y todo el mundo estuvo tratando de contactar con familiares y amigos residentes en la localidad o en los departamentos perjudicados por el temblor.
Tras este episodio que tomó a los bogotanos en el disfrute de fin de semana, la red de emergencias del Distrito de inmediato fue puesta en estado de máxima alerta, y los reportes solo reflejan, hasta el momento, a tres personas heridas, e inmediatamente asistidas. A su vez, las televisoras hicieron pases a diversas capitales departamentales, pues el sismo también se sintió con fuerza en Medellín y Bucaramanga, aunque, por suerte, sin perjuicios para la población.
Un reporte publicado por Caracol en el 2006, señala que Bogotá está expuesta a un sismo de gran magnitud por su ubicación geográfica, sin embargo, acota que la ciudad no está preparada para tal emergencia.
Esa misma publicación hizo referencia entonces a un informe realizado por el Centro de Estudios sobre Desastres y Riesgos Naturales de la Universidad de los Andes, en que se señalan cinco escenarios posibles para la confluencia de un sismo en la ciudad.
Por su importancia, reproduzco fragmentos de la información acerca de esos escenarios: “Están ubicados en periodos de retorno entre los cincuenta y mil años, tiempo entre el cual podría presentarse el sismo. El sistema de emergencias tomó como referencia para ejecutar el plan de respuesta, el del periodo de retorno de 250 años, que entrega los siguientes datos sobre los posibles daños:
“Si en el piedemonte llanero, es decir la parte trasera de los cerros orientales de Bogotá, se registrara un sismo de 6.8 grados en la escala de Richter en horas de la noche, a una profundidad de 23 kilómetros, es decir un sismo superficial, en Bogotá, 9 mil personas morirían, 17 mil resultarían heridas y 27 mil quedarían atrapadas dentro de los escombros. Las pérdidas económicas, tan solo en infraestructura superarían los tres billones de dólares.
“(…) Hay que reiterar que un sismo es imposible de predecir, sin embargo por su ubicación geografía, Bogotá está ubicada en una zona de amenaza sísmica intermedia. Como consecuencia hay que tomar medidas pare reducir la afectación que podría causar un movimiento telúrico.
“Los científicos calculan que en el mundo tiembla un millón de veces en el año, de ese millón de sismos, solo seis mil son detectados por los instrumentos de medición y de esos seis mil, solo 20 se convierten en grandes tragedias. Ejemplos cercanos a la realidad colombiana, están los terremotos de Popayán en 1983 y de Armenia en 1999”.
Esta lectura espanta a cualquiera. Pero los bogotanos, aún cuando están internamente preocupados, tratan de ahuyentarse el maleficio y ya en horas de la tarde-noche la vida seguía su rutina en los hogares.
Miro a la montaña y busco al Santuario de Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate, una espectacular visión que domina a la ciudad.
Virgencita nuestra, haz que los proyectos preventivos de catástrofes se cumplan pronto y bien, que haya dinero para invertir en la protección de millones de personas. Oye, Virgencita, por si no lo sabes te lo digo: el 65 por ciento de las personas que viven en esta magnífica urbe que tú resguardas habitan en edificaciones vulnerables a movimientos telúricos. ¡Son más de 4 millones de personas, Virgencita, que te están pidiendo que vuelvas tus ojos hacia sus casas de mampostería simple! Amén.
(Bogotá, Colombia, 24/5/2008)
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