UN PERIODISTA PROVINCIANO
Aldo Isidrón del Valle, Premio Nacional de Periodismo del año 2003, escala el trono del reporterismo desde Villa Clara, su provincia natal.
KARLIENIS CALZADILLA PADILLA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
En una columna del apartamento donde Aldo vive con su esposa destaca, en su vaina de cuero fino, un trofeo de la Patria: la Réplica del Machete de Máximo Gómez. Está escoltada por los Premios a la Obra de la Vida, en la Radio y el Periodismo, y la Distinción por la Cultura Nacional. La efigie del Che pareciera mirar con orgullo esa galería que honra a este periodista “provinciano”.
Su vida profesional la consagró a contar historias de un territorio transformado radicalmente por la Revolución. Aldo Isidrón del Valle, más que villaclareño un cubano de siempre, ha demostrado cómo asaltar el cielo nacional desde el centro del país. Hoy narra sus vivencias a lo largo de un devenir por la vida conquistando sueños.
“Mi niñez transcurrió entre más sombras que luces. Migajas de pan repartidas para nueve críos hambrientos. Asco de república esa. Fidel, en La Historia me Absolverá, captó una imagen real de aquella sociedad neocolonial.
“Enmascaré mi amargura infantil, ya algo más adulto, con una sonrisa de dramaturgia estudiada. Exigencia de la época. Desempolvo recuerdos de aquellos tiempos solo en momentos en que me rondan los duendes de las tribulaciones y, según Chaplin, una sonrisa cuesta poco y produce mucho. Caer pesado en Cuba, es una desgracia”.
Desde joven era un rebelde con causa. Denunciaba la politiquería y corrupción de aquellos tiempos. Estudió en la Escuela Profesional de Periodismo Severo García Pérez que, a principios de 1958, cuando la Huelga de Abril, cerró sus puertas, convocada por la célula del 26 de Julio que él integraba.
“Concluí los estudios en La Habana en 1964, año que recuerdo amorosamente porque conquisté mi primer premio periodístico en el Festival auspiciado por el periódico Revolución, bajo el título Papel y tinta. Era un evento de carácter internacional. El jurado me concedió la réplica de una paloma de plata y 500 pesos en efectivo, una fortuna para la época”.
Ese año viajó a Japón enviado por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), un gesto inolvidable del Canciller de la Dignidad, Raúl Roa, su maestro y amigo. En Tokio, por iniciativa propia, Aldo solicitó una entrevista con el célebre actor japonés Tochiro Mifune y la obtuvo cinco semanas después, en el hit-parade de sus películas en Cuba.
“Tochiro era un virtuoso y políglota consagrado, dominaba ocho idiomas. Revolución publicó la entrevista a página completa. Un palo periodístico que de cierta manera me consagró como reportero. Imagina, un guajiro en Japón. Samuel Feijoo reía estrepitosamente, periódico en mano, en charla abierta con Roa y Fernando Portuondo, en las oficinas del MINREX. “
-Con 15 años se inició en el mundo de la radio, ¿cuán difícil fue?
Corrían los tiempos en que los hombres lobos trepidaban en manadas, tal era el código que imponía la sociedad para subsistir. La radio no fue una excepción. Penetrar en aquella selva y salir ileso exigió mucho esfuerzo y dedicación.
Pagué un alto precio en mis años de novato en la radio, dura experiencia que me ayudó a forjar un estilo y un carácter en mi profesión. Después de 1959 se despejó el horizonte y comencé a trabajar como director de noticiero y miembro del Consejo de Dirección de aquella emisora que me acogió cuando niño.
Allí también, en sus años mozos, fue trovador, pues el trabajo en la radio le daba esa posibilidad y así complacía peticiones. Su voz “vendía” y era del agrado de los comerciantes de la ciudad. Con ello mejoró su situación económica.
“La radio y la prensa escrita son grandes amores. Sufrí más en la primera que en la segunda, donde tuve el privilegio de formar parte de un grupo de periodistas escogido por excelentes maestros de este oficio. Citar sus nombres me provoca cierta nostalgia porque algunos de ellos fecundan la tierra…”
Después de Germán Isidrón, su padre, y Fidel Castro, es el Comandante Ernesto Che Guevara la persona que más influyó en sus pasos por la vida profesional y revolucionaria. Trabajó con él cinco años. Integró su equipo de prensa y fue el hombre del micrófono en actos oficiales donde el Che era el orador principal: “¿Seremos como el Che? Justa aspiración. Detesto la clonación simbólica. Actuemos como él y el mejoramiento humano tendrá un sentido más ético y profundo”.
Isidrón fue fundador de los periódicos Revolución y Granma, y ha colaborado, desde 1959 a la fecha, en otras publicaciones como Bohemia y Juventud Rebelde: “Soy un privilegiado, protagonista de tiempos inolvidables en que fuimos capaces de demostrar que podíamos hacer un periodismo militante y creador, ameno y combativo”.
También colaboró como corresponsal de guerra en Girón, donde fue herido, pero no por los proyectiles de los mercenarios, sino por los dientes de perro de aquellos terrenos cenagosos.
“Sucedió que cuando íbamos en fila india hacia la Ciénaga de Zapata, un B-26 mercenario atacó a los milicianos y yo salí abruptamente a buscar refugio para tratar de proteger la piel del esqueleto. Me lancé de bruces contra una cuneta y choqué contra un inmenso peñasco abandonado por el salitre de la playa, como un trofeo de la Ciénaga. Fue tal el impacto del golpe que destrozó en parte mi rodilla derecha.
“Pude llegar caminando a duras penas, y con un dolor inmenso, al hospital de primeros auxilios, instalado en el batey del central Covadonga. Allí recibí puntos y vendajes en la rodilla, algún sedante y el consejo del Comandante de Operaciones, René de los Santos: ‘Así no puedes continuar, vuelve a Santa Clara’. Dije que no y fue sabia la decisión, porque terminé la guerra. Vi con mis propios ojos, y entrevisté para la radio y Revolución. Además, si regresaba antes de culminar la misión la gente iba a pensar que me había rajado.”
-¿El acercamiento a la literatura está condicionado por su formación periodística?
Todos mis libros tienen su origen en investigaciones realizadas en el trabajo de campo. Detesto el periodismo telepático. No existe divorcio alguno entre periodismo y literatura.
Uno de sus escritos, el reportaje Cuba en García Márquez, aún permanece inédito debido a una variación en el proyecto original. Todo ocurrió a partir de las publicaciones de excelentes artículos y crónicas inspiradas en el 80 cumpleaños del Premio Nobel de Literatura, y ante el conocimiento público de su misión a Washington con un mensaje de Fidel a Clinton.
“Hubo un cambio brusco, necesario, pues incorporé los materiales en homenaje al Gabo. Y además, me permite cierta licencia autoral para que el libro se publique sin mayores obstáculos de tipo comercial. Resta, a la obra, una crónica extraviada en mis viejos papeles que escribió García Márquez a Núñez Jiménez, luego de su viaje por el Amazonas. Tengo el compromiso de entregar el artefacto literario, en diciembre venidero”.
La infinita admiración, respeto y cariño por Fidel, incentivaron sus búsquedas para un acercamiento legítimo a la vida del líder de la Revolución desde los tiempos lejanos de Birán. Por ello escribió el libro Antes del Moncada: niñez, adolescencia y juventud de Fidel Castro.
”No fue el trabajo de un día, sino la investigación de años, y la colaboración de gente amiga. Ese es un libro que tiene cinco ediciones. La primera fue por la Unión de escritores y artistas de Cuba (UNEAC) y las otras por la Editorial Pablo. Me cuentan que la edición última ya está agotada.”
-¿Por qué cedió los derechos de autor del libro De Alta Gracia a Santa Clara al Comité de Solidaridad Hoy por Cuba, de Córdoba, Argentina?
Solidaridad recíproca. Esa gente noble, combativa y fiel a la causa de la Revolución cubana, sacrifican hasta la sal de su vida por el socialismo. Quieren a Fidel como a un padre y al Che como el hijo pródigo.
Aldo es un “sabueso” en los caminos del rescate de asuntos relevantes que enriquecen el Patrimonio Nacional y salvó el expediente de juicio de Fidel en Santa Clara…
“Omito pistas de cómo llegué a la ‘cueva del tesoro’ porque el periodista debe ser discreto y no revelar todas sus fuentes, en situaciones como estas que narro.
“Fidel, en un discurso en Santa Clara, evocó momentos de sus pasos por aquí en época del capitalismo. Confirmó a la multitud que había estado en la ciudad para comparecer ante un tribunal de urgencia, acusado por desorden público y atentado a la autoridad, durante un mitin estudiantil en Cienfuegos.
“De acusado pasó a acusador, tras la denuncia de los infinitos males que padecía la seudo-república. Se defendió y salió absuelto por mayoría del jurado que integró la sala. La publicación de esta historia fue en 1976, ahí está en Granma, a página completa”.
El Premio 26 de Julio de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) le fue entregado, en acto solemne, por su entrañable amigo y maestro de generaciones de periodistas, Ernesto Vera. Después le llegó la felicitación de Fidel y Celia. Ese año, el profesor Jorge Ibarra, presidente de la filial de Historia de la UNEAC, propuso que lo eligieran Miembro de Honor de la prestigiosa institución.
-Tantos años de esfuerzo merecieron en el 2003 el Premio Nacional de Periodismo José Martí. ¿Está satisfecho?
Soy un hombre feliz. La amargura de ayer quedó en el camino del tiempo. El tema de la total realización humana tiene las vibraciones de un villancico navideño. Muchos dignísimos testimonios estimulan la obra de la vida de un intelectual cubano. Pero en provincias el concepto personalidad aún no tiene una auténtica dimensión humana. Tal es el olvido. Pero adiós a las amarguras porque ya vendrán tiempos mejores, espero que vengan pronto porque el mío se agota.
En los últimos años ha colaborado con la emisora CMHW, a la cual quiere con infinito amor. Allí lo acogieron los amigos de siempre y junto a ellos celebró, en julio pasado, los 50 años en ese importante medio de comunicación.
-El éxito profesional a veces va en detrimento de la atención a la familia, ¿ha podido equilibrar todo?
Hay que simultanear los dos cariños. El éxito es fugaz, más hipocresía que otras cosas. El amor a la familia, si fuiste capaz de formar una familia con esas virtudes, será eterno. Yo sufro por esta lejanía, impuesta por la crisis capitalista, el bloqueo, y la madre de los tomates. Otra gente tiene más suerte, aunque menos títulos honoríficos que el periodista que cuenta esta historia. Pero eso ocurre hasta en Alaska, donde hay una comunidad de 136 cubanos, entre ellos 12 villaclareños”.
-Si le dieran la posibilidad de ejercer otra profesión, ¿cuál escogería?
Me invitas a tripular la máquina del tiempo. Acepto con la condición de no renunciar a mi profesión de periodista. La otra que escogería la determinaría el jefe de recursos humanos de la escuela de hotelería y turismo, en la especialidad de Gerente de hoteles cinco estrellas. Esta máquina aterrizaría en Varadero, naturalmente.
-¿Cómo valora el periodismo cubano de hoy?
Es un reto permanente porque difundimos ideas para un pueblo más culto. Las reflexiones de Fidel deben ser material de consulta permanente para el joven periodista…
Se acerca la media noche cuando recibo en mi computadora las esperadas respuestas. Un enorme apagón hizo a Mayra, su esposa, teclear las memorias de Aldo una y otra vez, mientras él repasaba cada experiencia, y le hablaba a las nuevas generaciones: “Sean dignos de estos tiempos en que gracias a la prensa digital nos comunicamos con el mundo. Si no están convencidos y no creen en el mensaje que transmiten, cambien de oficio. Demuestren de cuánto somos capaces los periodistas cubanos…”
Esta entrevista forma parte del libro en preparación sobre los Premios Nacionales de Periodismo José Martí, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Ficha Técnica:
Objetivo Central: Demostrar cómo un periodista de provincia pudo obtener el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida, sin olvidar sus raíces.
Objetivos Colaterales: Dar a conocer los méritos que ostenta este periodista. Resaltar cómo, en una época tan difícil como antes del triunfo de la Revolución, logró vincularse a esta profesión. Conocer sus criterios acerca del periodismo cubano. Conocer la influencia de importantes personalidades de nuestro proceso revolucionario en su desarrollo profesional. Indagar en su actividad investigativa y literaria.
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Correo electrónico.
Tipo de título: De alusión al entrevistado.
Tipo de entrada: Narrativa.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.
(Para la realización de esta entrevista fueron consultadas fuentes documentales secundarias y no documentales. Entre las primeras, el archivo de la Casa de las Américas y la revista digital Cubaperiodistas de la UPEC. Entre las fuentes no documentales, el entrevistado; Lázaro Marrero, amigo del entrevistado; y Amparo Ballester, compañera de trabajo del entrevistado)
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