UNA URUGUAYA LLEGÓ PARA QUEDARSE
Elsa Methol acompaña a nuestra Revolución desde los primeros momentos.
GABRIELA FERNÁNDEZ MÉNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Natural de la República Oriental del Uruguay, Elsa Methol Ferré llegó a Cuba en 1961 para integrarse como trabajadora voluntaria a la naciente Revolución Cubana. La cartilla alfabetizadora le dio la bienvenida a la Isla en plena ebullición. Más de dos décadas consagradas a la pedagogía y proyectos culturales avalan su labor incansable en esta patria, que luego de 47 años es suya por derecho.
Desde 1988 se desempeña como directora de la corresponsalía cubana de Inter Press Service (IPS), agencia internacional de prensa, y la visión del malecón habanero ya le resulta tan cotidiana como le fuera en su juventud el similar paisaje de la Rambla de Montevideo.
-¿Qué la trae a Cuba en 1961?
Mi esposo, Sergio Benvenuto, y yo trabajábamos en los Comités de Apoyo a la Revolución Cubana. Para los uruguayos fue muy importante el triunfo de 1959, lo veían como un puente hacia la concepción de un futuro antes no visto en Latinoamérica. Se crearon alrededor de 152 Comités de Apoyo en el país, de solo 3 millones de habitantes entonces; era un movimiento fortísimo. Por el año 60 ó 61, Fidel planteó hacer la Operación Verdad, que consistió en traer personas interesadas en el proceso revolucionario, a palparlo realmente, porque a nivel mundial había una campaña de desprestigio.
En ese contexto invitaron a mi esposo, secretario del Comité de Apoyo de los Intelectuales y Artistas. Él llegó a Cuba en mayo de 1961 para conocer la Revolución, seguir trabajando en Uruguay, y dar luego allá una visión adecuada del proceso.
Una noche, se encontraba en la cafetería La Pelota, en 12 y 23. Conversaba con amigos uruguayos, y en ese momento llegaba Fidel. Era la época en que el Comandante en Jefe se trasladaba, interactuaba directamente con el pueblo.
Se acercó a ellos y se enteró de que Sergio era profesor de Historia del Arte y de las Civilizaciones. Entonces le pidió que se quedara en Cuba. No solamente a él, a todo el mundo el líder de la Revolución le habló de venir a colaborar, porque en ese momento hubo una gran carencia de profesores. Mi esposo me escribió para consultarme y acepté encantada.
Yo tenía tres hijos, uno de cuatro años, otro de cinco y el mayor de seis. Llegué a La Habana con los niños el día del cambio de la moneda, en el mismo avión que había llevado al Che a la Conferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Punta del Este.
-Alfabetizar era el verbo de orden a su llegada. ¿Cuál fue su desempeño en la Campaña?
El país estaba en la Campaña de Alfabetización, y me apunté; no había venido a Cuba a tomar el sol en la piscina del hotel del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) donde me alojé las primeras semanas. Me asignaron alfabetizar a tres campesinas en calle 16, en Miramar, muchachas jóvenes, de 19 ó 20 años, que habían cursado el primer grado, pero por falta de estudios se habían olvidado.
Por eso fue muy rápido, empezamos en agosto y en octubre ya le escribieron la carta a Fidel, símbolo del proceso que selló su alfabetización. Luego hubo necesidad en Altahabana, y me fui allá por tres personas de cerca de 80 años, que estuvieron negadas a aprender y tuve que convencerlas de recibir mis lecciones. Una vez que aceptaron, trabajamos cuatro horas diarias, hasta diciembre. Tengo la Medalla de la Alfabetización. En el aniversario 40, me dieron otro reconocimiento por las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
-¿Siguió integrada a las transformaciones sociales?
Sí, muy integrada. Soy fundadora de mi Comité de Defensa de la Revolución; cuando llegué a este barrio quedaban dos familias en la cuadra, así que nos integramos al de la calle 16, hasta que formamos el nuestro. Tampoco existía la Federación de Mujeres Cubanas a nivel de vecindario, pero era miembro de ella desde mi centro de trabajo. Viví muy cercanos los primeros momentos de las organizaciones de masas cubanas.
-¿Cómo se desenvolvió en la educación a partir de 1962?
No venía aquí a dar clases de inglés, de lo que me había graduado en Uruguay; quería trabajar voluntaria en otra esfera de la cultura. En 1962, al terminar la Campaña, una amiga trabajaba en la Escuela Anexa a la Universidad “Felipe Poey”, y me ofrecí para conformar la biblioteca sin cobro alguno; pero la directora, Adelfa Valera, me pidió que ejerciera como profesora de inglés, e insistió en pagarme con una suplencia. Me sentí feliz allí, hicimos un plan especial en la asignatura.
En 1965 trasladaron algunas personas al Programa de Formación de Profesores, en el Instituto Superior Enrique José Varona, y me ubicaron entre ellas; no quería irme, pero era necesario. Trabajé entonces dos años como Jefa de la Cátedra de Inglés de la Institución, tiempo que disfruté mucho e hicimos mejoras al estudio de la lengua en ese lugar. En 1968 se formó en el Instituto el Centro de Investigaciones Pedagógicas, y se hizo un curso de dos años al que me vinculé como profesora ejerciendo, además, como especie de adjunta a la Decana.
-Llega usted entonces a los Planes Especiales…
En 1973 pasé a trabajar en Planes Especiales del Ministerio de Educación y empecé a realizar lo que me gustaba. Estuve en la región de Internados. Nuestro papel consistió en la promoción de programas extraescolares de cultura, vinculados al proceso docente.
Disfruté la labor con niños y jóvenes de primaria, secundaria y preuniversitario. Fui para ellos la parte linda de la escuela. Planificamos excursiones en convenio con instituciones como el Guiñol y organizamos talleres de danza, teatro y títeres. Tuve mucho apoyo de los directores. Pero en 1975 Planes Especiales desapareció por cambios en la Educación.
-¿Qué recuerdos tiene de su trabajo en la Casa de Cultura de Playa?
En 1980 asumí la dirección de esa institución. Me sentí muy realizada con el trabajo para la comunidad, hacíamos actividades para niños y adultos. Fui cambiando la concepción rígida de evaluar a los instructores de arte según los premios obtenidos; realmente se sabe si el desempeño es bueno cuando pasan veinte años y aquel niño recuerda lo que aprendió, lo integra a su vida, a su personalidad. Trabajamos con chicos sordomudos y ciegos, incluso en colaboración con proyectos de salud en policlínicos. No pensé irme de allí, de la Casa de Cultura.
-Usted ha sido testigo de importantes acontecimientos y proyectos de la Revolución ¿Qué significó conocer a Fidel, a Raúl…?
Fidel iba mucho por la Universidad de La Habana. Un día lo vi bajando de la Rectoría; yo venía con una amiga y logramos, junto con un grupo de personas, hablarle un rato. Pensaba que iba a resultar difícil, más distante; pero no, le preguntamos sobre algunos temas con mucha naturalidad y se estableció un diálogo fluido. Nos sentimos en confianza.
Otra persona que conocí y aprecio mucho es a Raúl. Pude interactuar con él porque vino Rodney Arismendy, secretario general del Partido Comunista Uruguayo, al que yo pertenecía, y tuvo una reunión con siete u ocho militantes aquí en Cuba, entre los que me encontraba, y Raúl apareció. Estuvimos desde las siete de la noche hasta la madrugada. Él se interesó en lo que hacíamos. Llamó su atención que habíamos pasado 14 años en la Isla sin conocer Santiago de Cuba y otros sitios de referencia, y nos invitó con nuestras familias a un recorrido por el II Frente, Camagüey y varios lugares. Designó a un oficial que se ocupó de nuestra gira por el interior.
-Luego comienzó su labor en Inter Press Service (IPS). ¿Por qué el cambio de ámbito?
El Partido Comunista del Uruguay, al que pertenecía, me recomendó a IPS para estar al frente de la corresponsalía en Cuba de esa agencia, cuya sede latinoamericana radicaba en Montevideo. Yo no quería dejar la Casa de Cultura y, además, no era periodista. He leído mucho en la vida y siempre he estado informada, pero nunca había tenido que ver con la prensa, así que al principio me rehusé, pero terminé aceptando la petición y asumí el puesto de directora de IPS-Cuba, en 1988.
-¿Qué distingue a IPS del resto de las agencias de prensa?
IPS tiene un enfoque totalmente de Tercer Mundo: dar voz a los que no tienen voz. La filosofía de su fundador, Roberto Favio, italo-argentino, es que las noticias sobre nuestras realidades las dan los países altamente desarrollados, cuando los periodistas del Sur son los que deben dar los reportes de su región. Nosotros contamos “la otra historia”, la que es, sin influencias de los grandes medios de prensa. Nuestra línea no es dar la noticia por la noticia, sino exponer también sus antecedentes.
-¿Cuáles son los mayores logros de la corresponsalía IPS durante su dirección?
A mi llegada a la agencia existían dos gacetas, la Revista Semanal, y los Dossiers sobre temas de Cuba. Hoy día contamos con 16 publicaciones mensuales, entre ellas, Enfoques (revista quincenal sobre temas de Cuba), Revistas Semanales, Cultura y Sociedad, Economics Press Service; además de tres Resúmenes Anuales (uno económico, otro político y Voces, con referencia a lo social). También, entre 1989 y 1993 nos insertamos en el mundo audiovisual, hicimos documentales; ahora intentamos retomar ese tipo de trabajo.
-Cuáles son sus consideraciones acerca de la situación actual del Uruguay y el gobierno del Frente Amplio.
Creo que se han hecho cosas positivas, indudablemente, pero me preocupa, me da mucha incertidumbre el futuro de la nación. No veo un relevo de gente joven formada dentro del Frente Amplio. También debemos considerar la influencia en el país de la nueva situación a nivel mundial marcada, entre otros acontecimientos, por el cambio de gobierno en los Estados Unidos; la posición que tome el Estado uruguayo ante estas condiciones peculiares del momento histórico se reflejará en aspectos de su política y gobierno.
-Los uruguayos que llegan a Cuba le reconocen como su anfitriona incuestionable. Hábleme al respecto.
Me he hecho de una cantidad de “hijos bobos”: muchachos que estudian becados aquí, otros que vienen a trabajos voluntarios, intercambios. Eso también me ayuda a entender muchas interrogantes, porque me relaciono con gente joven del Uruguay. Mi sala puede llenarse, incluso, de sacos de dormir y catres, cuando esos chicos tocan a mi puerta, porque les han recomendado venir a ver a Elsa Methol. Ellos sienten que están en su casa: ese es mi modo de ser. Es más, llega un momento que extraño esas visitas, las necesito, se han incorporado a mi vida personal.
-¿Añora al Uruguay?
No, no añoro al país. Añoro las personas cercanas que tengo allá, me gustaría verlas, pero no al Uruguay. Es más, cuando voy allá llega un momento en que estoy deseando volver a Cuba.
La personalidad del uruguayo es muy distinta a la del cubano. Ellos son muy analíticos, no es que lo vea como un defecto, porque yo me formé así; pero lo hacen todo muy complicado. Por el contrario, el cubano es más sencillo, tiene otro sentido de la vida, ve las cosas más agradables, las salpica de humor. Yo soy uruguaya, y lo seré siempre, pero me siento muy bien aquí.
-Luego de tantas labores disímiles, ¿dónde se ha sentido más cómoda, en un aula o en una agencia de prensa?
Me siento exactamente igual. Yo siempre he disfrutado mi trabajo, me considero una persona realizada. He podido ejercer funciones tan distintas por el bagaje cultural obtenido. Además, cuando una se involucra en serio en algo y lo comprende, entonces asume un compromiso, lo defiende a muerte. Creo en lo que hago y en lo que hecho todos estos años.
Ficha técnica:
Objetivo central: Revelar aspectos significativos del trabajo de esta uruguaya en nuestro país, y de la agencia de prensa que dirige actualmente, Inter Press Service.
Objetivos colaterales: Conocer qué trajo a la entrevistada a nuestro país en 1961, cómo fue su labor como profesora, y su dirección en la Casa de Cultura; luego, abordar su desempeño al frente de IPS-Cuba, y reflejar sus sentimientos y opiniones sobre Uruguay.
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual
Por su forma: Clásica
Por su contenido: De personalidad
Por los canales que se obtuvo: Directa
Tipo de título: De referencia al entrevistado y al tema
Tipo de entrada: Biográfica
Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas
Preguntas declaradas: 1-informativa, 2-informativa, 3-cerrada, 4-abierta, 5-informativa, 6-informativa, 7-abierta, 8-informativa, 9-de opinión, 10- de opinión, 11- cerrada, 12- de opinión, 13- informativa, 14-de control o recapitulación
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado
Fuentes consultadas: Directa.
0 comentarios