COMPROMISO PERIODÍSTICO: EL PODER DE LA PALABRA
JAVIER MACÍAS ORTIZ, IRAMSY PERAZA FORTE, SUSANA GÓMEZ BUGALLO Y YUNIEL LABACENA ROMERO,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
El periodismo nace como producto de una sociedad que se desarrolla y necesita información, y se consolida en la misma medida en que florecen el comercio y las ciudades. Adelantos científicos como la imprenta y el telégrafo facilitan el rápido flujo de noticias y el desarrollo de esta profesión que luego se enriquecería aún más con la radio, la televisión e Internet.
El periodismo está encaminado a informar a la sociedad. Su objetivo es no perder la curiosidad y el ojo crítico para descubrir aquellos asuntos más controversiales e interesantes que deben ser llevados al conocimiento y análisis social. En su pluma va la responsabilidad ante su público, por esta razón no puede olvidar sus principios éticos. La profesión se mueve entre los ejes de la objetividad-subjetividad, imparcialidad-parcialidad; todas estas posiciones dominadas por la intencionalidad que se persigue con cada línea. Así lo definió Martí: “La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo”.
Somos objetivos en el sentido de no despegarnos de la realidad, pero no dejamos de ser subjetivos porque aportamos a cada trabajo, aún desde un aparente enfoque en tercera persona, nuestra cultura, religión, ideología… Además, cada palabra lleva una intención que hará que junto a la subjetividad del periodista vaya de la mano la intencionalidad, siempre aclarando que lo principal es la ética y la honestidad profesional que nos hacen remitirnos a la verdad.
Según Iraida Calzadilla en su libro La Nota: “Al hablar de objetividad en el periodismo prefiero otorgar mayor relevancia a la honestidad profesional, término en mi opinión más aclaratorio y preciso.”
En términos generales, la objetividad no logra una definición rotunda. La objetividad informativa ha reinado como tópico o exigencia y ha condicionado la sustancia del acto informativo. La ilusión objetivista puede ser eficaz en las ciencias físicas o experimentales, pero en las ciencias sociales y humanas y, concretamente en las Ciencias de la Información y de la Comunicación no deja de ser eso: una ilusión. Al periodista se le exige que sea objetivo como sinónimo de veraz o neutral.
La doctora Carmen Herrero Aguado, profesora de la Universidad de Sevilla, expresa: “Para Nietzsche, el hombre objetivo es un ser desinteresado, una especie de espejo habituado a subordinarse a todo lo que reclama ser conocido, sin más deseo que el de reflejar. La objetividad se entendería, así, como lo contrario del interés y pocos conceptos hay tan fundamentales en el periodismo como éste del interés. Evidentemente, el periodista no puede ser un hombre desinteresado, o no debe exigírsele que permanezca neutral, aunque sí es deseable que se muestre independiente e imparcial y que, desde luego, trabaje con rigor y precisión. Este sería un enfoque acertado acerca de la objetividad; ser objetivo es interpretar la realidad con rigor y con responsabilidad. Interpretar supone hacer saber, hacer comprender; supone aclarar, proclamar, esclarecer, traducir o desenmascarar.”
Con respecto a la parcialidad e imparcialidad periodísticas, el periodista no sacrifica la realidad al tomar parte y ser parcial, se trata solo de asumir nuestros puntos de vista y las del medio que representamos y la sociedad. Debemos tomar parte sin imponer un criterio único, contrastando fuentes y dejando al lector que elija, una vez que les ofrezcamos hilos conductores.
Acudiendo nuevamente a la Doctora Herrero: “La imparcialidad hace referencia a la ausencia de predisposición para manifestarse a favor o en contra de algo o de alguien. La manera más simple de imparcialidad consiste en no ser o no tomar parte de lo juzgado, narrado o descrito; pero ser literalmente imparcial no basta para conseguir ser objetivo. Es un punto de partida fundamental pero no garantiza la objetividad porque además se requieren otros valores y actitudes, como una capacidad de raciocinio, equilibrio y contención.”
Hay un hecho actual donde polos opuestos se vieron las caras: el golpe de Estado en Honduras. En la entrevista que Félix López realizó a Andrés Izarra, quien preside el canal Telesur, al preguntarle cuáles habían sido las principales diferencias éticas, ideológicas y profesionales entre la cobertura de Telesur y la CNN, Izarra respondió: ”La cobertura nuestra ha sido muy opuesta a la de la CNN, sobre todo desde el punto de vista ético: recordemos que mientras en Honduras agonizaba la democracia, en la CNN le daban cobertura permanente a la muerte del Rey del Pop. Mientras Telesur y el resto de la comunidad internacional calificó de golpe de Estado en Honduras, para la CNN había una “Sucesión Forzada”. Para la CNN Micheletti es un presidente. Para Telesur es un presidente de facto, un golpista, sin legitimidad alguna. Pudiera decir muchas cosas más sobre la cobertura de la CNN, pero creo que el calificativo de ‘vergonzosa’ lo resume todo”.
Dijo Alejo Carpentier con respecto al compromiso del escritor (que lleva en sí responsabilidad al ser leído como el periodista, este aún más por publicar con frecuencia y llegar a todo tipo de público):
“¿Qué gran escritor, consciente de las condiciones de vida en su época no ha sido comprometido? El Infierno, de Dante, es un verdadero panfleto político. Quevedo ha escrito párrafos terribles contra la nobleza de su tiempo. Moliere fustigó los falsos devotos, en una época en que el partido de los devotos era todopoderoso en Francia. Todos los grandes escritores rusos del siglo XIX parecen esperar la Revolución de Octubre. Víctor Hugo, desterrado durante diecinueve años…; José Martí consagrando sus mejores energías a la causa de la independencia de Cuba… Galdós, también comprometido. Todos los escritores resultan igualmente comprometidos por ocultar o callar. Y hay hasta quien se compromete, a pesar suyo: Marcel Proust sin proponérselo, cantó el réquiem –réquiem cruel- de toda una burguesía que él, sin embargo, adoraba.”
La imparcialidad y objetividad son criterios del periodismo ya trascendidos. Hoy es un hecho el carácter subjetivo y parcial del periodismo, siempre sin dejar a un lado la ética y la honestidad que caracteriza a la profesión.
Bibliografía:
Berenguer, Carmen. Fowler, Víctor. Diccionario de conceptos de Alejo Carpentier. Letras
Cubanas. La Habana, Cuba. 2004. Página 96.
Diccionario del pensamiento martiano (concepto de periodismo)
Herrero, Carmen. La ideología como valor en el periodismo político.
López, Félix. Periódico Granma. Página 3. Catorce de septiembre del 2009.
Valdés, Ramiro. Diccionario de Pensamiento Martiano. Ciencias Sociales. Ciudad de La Habana.2001. Página 515.
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