FELAFACS HA SIDO CONOCIMIENTO, DESARROLLO PERSONAL, PROFESIONAL E INTELECTUAL PARA AMÉRICA LATINA
Palabras de Gretel Rafuls, estudiante de Comunicación Social de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, durante la clausura del XIII Encuentro de FELAFACS.
Queridos amigos y amigas:
Permítanme referir de inicio que no es posible pretender que estas palabras sean compartidas por todos los presentes, teniendo en cuenta que como nos alertara Frei Betto, el punto de vista no es más que la vista desde un punto y resulta absolutamente legítimo que cada uno de nosotros configure y exprese de manera diferente las experiencias vividas durante estos tres días de encuentro. Nuestra misión es intentar ilustrar qué saldo deja para los estudiantes delegados a este evento y en especial para la universidad cubana, este Congreso, que rebasa las fronteras de lo académico, para convertirse en un acontecimiento humano y cultural de colosal trascendencia en nuestras vidas.
“Este ha sido un evento muy corto”, se escucha decir entre nuestros coterráneos a lo largo de las sesiones de trabajo, porque el espíritu de FELAFACS no admite sometimientos al tiempo ni al espacio. Las conferencias magistrales, el escenario de los diálogos, las mesas con amplia exposición de ponencias, las actividades colaterales y los pasillos y rincones del Palacio de Convenciones de La Habana, no han bastado para poner en común nuestros saberes, tanto como habíamos soñado.
Cada edición de los encuentros internacionales de FELAFACS constituye un regalo que nos hacemos profesores, estudiantes, investigadores e intelectuales del continente latinoamericano y nuestros invitados de Europa, nos recordaba nuestro querido decano en la sesión inaugural. Para los cubanos, guarda un significado especial, porque implica no solo un reconocimiento a lo que de forma austera desde Cuba se hace en materia de gestión de comunicación en el ámbito público, de investigación comunicológica y también de educación para la comunicación, en estos años recientes, sino un compromiso para perfeccionar esa labor. Hasta hoy hemos contado, para orgullo de los cubanos y los latinoamericanos todos, con 1 289 delegados acreditados, de los cuales, como se ha dicho aquí, 913 son internacionales y cuya gran mayoría son estudiantes de las facultades latinoamericanas de comunicación social.
No pretendemos en absoluto arribar a conclusiones sobre lo acontecido acá, pues la riqueza y mayor ventaja de citas como esta radica justamente en listar todo cuanto nos queda por hacer y trazar estrategias colectivas desde la transversalización de nuestros aprendizajes, para enfrentar los retos que vislumbramos pendientes. Sin embargo, no queremos desaprovechar este marco para jugar el rol que nos toca, el de jóvenes, eternos inconformes con la obra que construimos, soñadores del porvenir y luchadores incansables por la conquista de esas utopías. Los estudiantes cubanos que hemos tenido el privilegio de participar como delegación en las gestiones organizativas hemos vivido el enorme placer intelectual y humano de aprender haciendo. Esto sin dudas, reconoce, aquellas nociones instrumentales que son igualmente válidas en la construcción del conocimiento y que no han de estar reñidas con los presupuestos teóricos: pues, ¿de qué nos sirven la investigación científica, la curiosidad epistemológica, sino para ayudarnos a echar luces sobre los retos que la sociedad nos propone y aprender a enfrentarlos mejor en la práctica?
La tarea de hablar en representación de los estudiantes, nos obliga a prealimentarnos de sus opiniones. He aquí algunos resultados del sondeo que hemos realizado entre nuestros homólogos del continente:
*“La palabra clave ha sido la interculturalidad, el intercambio de identidades”.
*“FELAFACS ha sido conocimiento, desarrollo personal, profesional e intelectual para América Latina”.
*“Además de una socialización de conocimientos, ha sido un intercambio oportuno entre delegaciones y generaciones y por más que seamos diferentes estas lecciones nos enriquecen y preparan para la vida”.
*“Califico estos días como algo hermoso”.
*“Esta ha sido de las experiencias más ricas de mi vida”.
*“Esta es una oportunidad para adelantarnos al futuro”.
*“Se trata de un diálogo necesario que llama a la reflexión para innovar, para hacer, para crear soluciones”.
*“FELAFACS ha sido una oportunidad para abrir el horizonte a otras realidades, perspectivas y puntos de vista porque los medios de comunicación en los que trabajamos han de dar respuesta a las problemáticas de nuestras realidades nacionales”.
Estas son solo algunas de las muchas opiniones que se han escuchado acá.
Para los 103 estudiantes cubanos aquí reunidos, este evento ha constado de tres etapas: un intenso período de preparación académica y organizativa previa, las sesiones del encuentro durante estas 3 jornadas, y otro momento que se inicia mañana y que es medular: el de compartir con nuestros compañeros estudiantes de Periodismo y Comunicación Social, miles en todo el país, las experiencias vivenciadas en FELAFACS.
El papel de nuestras facultades es también el de establecer agendas de interés social, si es preciso, contrahegemónicas, porque lo que desde el poder se genera en materia de opinión pública, sigue siendo el contenido decisor de las políticas sociales y porque lo alternativo, lo subalterno, ese “tercer sector” del que se ha hablado en estos días, es lamentablemente, muchas veces silenciado por los Medios de Comunicación de Masas, cuando de manera contradictoria, representa la inmensa mayoría de nuestras realidades en América Latina.
Porque la cultura del debate, como nos han enseñado nuestros jóvenes profesores, no es que decidamos reunirnos, acá o en cualquier otro escenario de nuestros países, a dialogar sobre nuestros problemas y a compartir nuestros saberes con la esperanza de lograr los propósitos que defendemos, sino que esos criterios en la medida en que sean compartidos por la mayoría, sean tenidos en cuenta de forma efectiva en el diseño y la puesta en marcha, de acciones concretas que satisfagan esas demandas sociales.
No solo ha de preocuparnos poder describir el comportamiento del uso que se hace de Internet, de su evidente influencia en los procesos formativos en las universidades, realidad que en nuestro continente solo tiene posibilidad de experimentar aún un grupo relativamente pequeño del total de jóvenes, sino que hemos de continuarnos alfabetizando no únicamente en cómo sacar mejor provecho de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, sino de hacer una lectura crítica y una apropiación autónoma de sus contenidos. Su talante ético, debate omitido en muchas agendas, también es fundamental.
Eso forma parte de las verdades universales que defendemos la nueva hornada de comunicadores sociales y periodistas, para hacer posible una comunicación que geste un mundo otro: un mundo dispuesto a dialogar, a negociar, un mundo donde quepan las construcciones subjetivas de todos, más equitativo, más humano, más democrático. No permitamos que nos roben nuestras cuotas individuales y grupales de poder. ¿Hasta dónde es legítimo que dediquemos más tiempo a pensar en Internet, que desde luego nos hace falta, del que dedicamos a reflexionar sobre cómo lograr aportar a las soluciones de los problemas de supervivencia como el derecho a la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, cuestiones todas consustanciales a nuestra condición de latinoamericanos?
Creemos que todo en la vida no tiene un precio. Formar valores en nosotros, futuros profesionales de la comunicación, ha de ser tan importante como formar competencias laborales.
En conversaciones informales durante este encuentro, ha persistido la inquietud de para qué existen las facultades de comunicación hoy en América Latina: ¿Para investigar y teorizar únicamente? También, pero además, a nosotros los comunicadores nos toca alertar sobre lo que sucederá en nuestras sociedades con el objetivo de adelantarnos, proponiendo soluciones a los desafíos que la modernidad trae.
Para solventar esto en nuestra región estamos llamados a ser más innovadores, a hallar soluciones creativas a nuestros problemas, desde el respeto y la apropiación crítica de las experiencias europeas. Se impone que estas soluciones respondan a las demandas de democratización de nuestras sociedades empobrecidas, donde la horizontalidad y el reconocimiento a la diversidad, continúan siendo cuentas pendientes: el bienestar real para los más, en el mundo de los menos.
La reproducción acrítica del status quo en el continente ha estado conducida por las leyes del mercado. No obstante, no ha de ser ese el derrotero de la academia. Al menos desde Cuba lo concebimos así y lo defendemos con vehemencia porque nos parece que lo que no se asume en la vida con pasión, difícilmente fructifica.
Aún recuerdo aquellas primeras clases de Teoría de la Comunicación en que todo nos parecía enrevesado y distante, hasta que la luz llegó desde el sur de nuestro continente, en la voz de Jesús Martín Barbero quien de una exigencia docente se convirtió en una experiencia tangible y memorable para cada uno de nosotros. A usted, profesor, muchas gracias.
Otra de las experiencias que nos marcó, fue el ejercicio emancipatorio compartido ayer en la tarde, con el profesor Gabriel Kaplún, quien nos provocó la rara necesidad de pensar y revelar aquello que nos apresa y eso que nos libera. Tampoco es posible olvidar la alegría con que compartió junto al profesor Francisco Sierra, las horas de baile nocturno de ayer con un gran grupo de estudiantes. Cómo desprendernos de la satisfacción por ver cómo una joven peruana defendía con todas sus fuerzas, su derecho a presentarse en una mesa de debate unas horas antes de que esta iniciara. Aprendimos también de la perseverancia de la amiga Andrea, quien está orgullosa de estar en Cuba a pesar de todos los obstáculos que tuvo que sortear para participar en este evento.
Se propuso en una de las mesas, hacer constar nuestro repudio al golpe militar-oligárquico en Honduras, a la represión sufrida por los comunicadores y medios democráticos de ese país, y al papel que grandes medios transnacionales y de la reacción interna, han desempeñado en la consumación de este acto de barbarie. Nos hacemos eco de ese reclamo y expresamos la solidaridad más firme al movimiento de resistencia y al hermano pueblo hondureño.
Durante estos días, a algunos les ha bastado con escuchar, otros no han podido evitar ruborizarse ante la otredad y la sensación de sospecha nos ha invadido a muchos, pero uno de los indiscutibles aportes de este intercambio, ha sido, que nos ha hecho pensar. Comprender las mediaciones como categoría, no nos exime de coexistir con ellas. No obstante, tengo la firme esperanza de que todos los estudiantes que han visitado en esta ocasión a Cuba y compartido nuestras realidades, no olviden lo esencial: saber escuchar, para enfrentar el reto de ser coherentes con lo que nuestras sociedades nos demandan.
Muchas gracias.
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