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Isla al Sur

Y DICE UNA MARIPOSA QUE OYÓ AL DESPERTAR…

Y DICE UNA MARIPOSA QUE OYÓ AL DESPERTAR…

Dedicada al estudio de la audición en insectos, la doctora Martha Pérez Álvarez, profesora de Fisiología de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana,  comenta sobre su labor por más de 40 años en la institución.

ANA LIDIA GARCÍA HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“¿Sobre Mamá? Claro, con mucho gusto podemos hablar. Es una excelente profesional, pero sobre todo, una excelente persona. Dispuesta siempre a ayudarnos y a escuchar nuestros problemas. Conoce las historias nuestras de principio a fin”.

Palabras como estas se repitieron al preguntar por la profesora Martha Pérez Álvarez. Sus compañeros de trabajo, que con cariño la llaman “Mamá”, comentaron su dedicación a la Universidad de La Habana y en especial a la Facultad de Biología. Al hablar con quienes la rodean y observar el orgullo que sienten por ella, comprendí por qué la nombran con una palabra de cuatro letras que encierra toda la maravilla del mundo. 

Profesora de Fisiología hace más de 40 años, ama su profesión y es fiel defensora del medio ambiente. Investigadora y científica, mujer, comprensiva  con todos y consagrada a su labor, nos cuenta su historia y habla de su presente.

“Yo estudié la carrera  por decisión personal, te confieso que dudé entre  biología y  medicina, pero al final opté por la última. El amor al proceso de la vida me lo inculcó mi papá. Era una persona que amaba la naturaleza, capaz de despertarnos a mi hermano y a mí para colectar capullos de mariposas o ver un cometa en la noche.

“Escogí la carrera para conocer a los seres vivos, pero no veía esos conocimientos en ninguna asignatura. Pensé en abandonar los estudios en cuarto año y apareció la Fisiología. Encontré lo que en realidad se relacionaba con lo práctico, no lo descriptivo. A los alumnos les gusta, la sienten más cercana porque entienden su propio cuerpo”.

Dentro del campo de la Fisiología la audición de los insectos es el eje central de su labor. Trabaja sin descanso para lograr conocer todas las características del sistema sensorial de audición en las mariposas.

“Comencé a relacionarme con esa dirección porque el jefe del grupo al que pertenecía estaba interesado en desarrollarla. Es una actividad muy interesante. Los insectos se comunican entre sí, utilizando el sistema sensorial.

-¿Si no fuera lo que es hoy,

qué le hubiera gustado ser?

Me hubiera gustado vincularme a algún lugar donde se protegiera a la naturaleza. Ese es el principal deber de todos los biólogos y en especial en los países subdesarrollados donde competir con los adelantos de la ciencia resulta casi imposible. Nuestro medio ambiente está ahí y todo lo que hagamos por él es positivo. Mi trabajo está muy vinculado a este compromiso, conocer las especies es también una manera de conservarlo.

Mantener en buen estado lo que nos rodea es muy importante, pero no es mi única función. Un profesor universitario, además de hacer su labor docente, debe investigar en algunas ramas del saber, hacer experimentos, escribir artículos, dirigir tesis de diplomas, maestrías, doctorados, ser guía de grupo, presidente de carrera, pertenecer al Consejo disciplinario. A unos les toca menos, a otros más”.

Más de 24 artículos incluye la actividad  científica de Martha, la mayoría de ellos en revistas de prestigio internacional. Durante sus años de labor presentó 78 trabajos en eventos nacionales e internacionales de la rama. Participó en proyectos de investigación conjunta con profesionales  alemanes.

Para alguien que ha impartido conferencias  en Cuba y en el extranjero, obtuvo premios científicos como el de la UH en la especialidad de Estudios Fundamentales de las Ciencias  y las Humanidades en 1998, e integró el Consejo Científico de la Universidad desde 1992 hasta hace poco, y el de su Facultad desde 1988 hasta la actualidad, es muy importante referirse a las palabras ciencia y universidad combinadas en una misma idea.

“El desarrollo de la ciencia en la Universidad se ha visto afectado directamente por la situación económica de nuestro país. En muchas ocasiones la labor práctica encuentra disímiles obstáculos. Hubo un tiempo que se detuvieron las investigaciones. Con el paso de los años hemos aprendido a trabajar con limitantes y desarrollar la ciencia como en todo el mundo, sobre la base de proyectos. Nos tomó tiempo, pero ya nos adaptamos a esos métodos.

“Eso ocurrió y todavía sucede en la UH, pero no es un caso aislado, así pasa en toda la Isla. Creo que estamos mejor que muchos países del Tercer Mundo,  pero peor que potencias con un elevado nivel científico. En Cuba es muy difícil defender una tesis de doctorado, resulta casi imposible desarrollarla completamente porque no existen las condiciones necesarias. No obstante, considero válido destacar la presencia de un alto índice  de Premios a la Academia de Ciencias, la UH presenta excelentes resultados en la categoría”.

-La casa de altos estudios cumple 280 años

y usted ha estado en ella por más de 40.

¿Qué significado le confiere?

Me enorgullece que la Universidad llegue a tan honorable fecha porque la considero mi casa. Sé que muchos me critican, pero me siento bien así. Llego todos los días temprano y me voy muy tarde, incluso vengo en vacaciones porque es cuando mejor se trabaja.

Comencé a dar clases en la UH desde el año 1966 cuando estaba en tercer año de la carrera, desde que entré en 1964 jamás he salido de ella.

En esos años el país estaba inmerso en una reforma educacional y la Universidad necesitaba profesores, sobre nuestras espaldas llevamos los aciertos y desaciertos. Tuvimos que hacer grandes esfuerzos porque no recibimos la formación suficiente para dar clases. Intento transmitir a mis estudiantes la importancia de la preparación diaria, esa es la Universidad. En ella se dan las herramientas, pero no se puede ofrecer todo. Es fundamental que cada uno entregue mucho de sí en ese proceso. Se facilitan las bases y los mecanismos para que el alumno se apropie de lo que necesita en cada una de las ramas”.

En la Facultad de Biología la mayoría tiene una buena opinión de la profesora Martha, pero eso sí, todos argumentan que es una “profe” a la que hay que respetar.

“Pienso que no hay nada de extraordinario en eso, el mérito radica en haber sabido lograr una buena comunicación con los estudiantes. No me gustan las informalidades ni los cambios sin previo aviso. Siento el deber de influir en la formación de personas responsables”.

Con la palabra mamá llaman a Martha los jóvenes que la rodean. Para quienes están a su lado es la persona con la que se puede hablar, incluso, de asuntos personales. Ella ve en sus compañeros y alumnos a los hijos que no tuvo.

“Yo he modificado ese refrán que dice que al que Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos. Al que Dios no le da hijos el diablo le da alumnos. Es una gran recompensa sentir que te dicen mamá, porque eso demuestra que la quieren a una”.

-La nueva generación es una de las

razones por la que aún sigue trabajando…

La UH presenta hoy una deficiencia. Existe una discontinuidad en el claustro dada por el tiempo en que no se veía como una prioridad que los recién graduados se quedaran como profesores en la institución.

Nos dimos cuenta del fenómeno antes de que no tuviera solución y comenzamos a insertar a los jóvenes entre nosotros, pero les falta mucho por aprender y me siento comprometida con ellos. Debo transmitirles todos mis conocimientos para irme tranquila. Actualmente estoy terminando un libro de Fisiología que recopila los avances alcanzados en el campo y se utilizará en la enseñanza al menos por un tiempo.

Que su trabajo trascienda y sea útil a otras personas siempre ha sido una prioridad en la vida de la doctora Martha Pérez Álvarez, por eso desde que la seleccionaron en el año 1987 para dirigir la Revista Biología lo hace con mucha dedicación hasta el amanecer de hoy.

“En realidad nunca pensé  dirigir una revista, fue interés de la Facultad, pensaron en mí y acepté. Me gustó mucho hacerlo y hoy puedo decir que me encanta. Comencé sin saber nada, aprendí algo sobre la marcha. Lo disfruto porque ofrece la posibilidad de conocer el trabajo de otros compañeros del país. Esta labor permite ver materializado el esfuerzo de cada día. Es un gran estímulo apreciar a los autores contentos cuando se publica un artículo suyo”.

En la actualidad brinda clases a los estudiantes de cuarto año de Biología. Durante 41 periodos consecutivos ha impartido más de 80 cursos-semestre en la docencia de pregrado de las carreras de Biología, Bioquímica, Alimentos y Ciencias Farmacéuticas. Además, ha ofrecido 30 cursos de postgrado a egresados cubanos y extranjeros de diversas especialidades.

“No me interesa que otros piensen en las ventajas de dedicarse al postgrado o a la experimentación práctica por completo. Para mí lo más importante es la docencia y hasta ahora nunca he pensado abandonarla. Me sigue gustando dar clases y trabajar con el pregrado, ser la primera persona que les hable a los estudiantes acerca de la Fisiología. Me satisface estar al lado de los jóvenes. Considero que enseñar es mi razón de ser”.

-¿El esfuerzo de estos años de trabajo

hoy es un orgullo para usted?

Esta Facultad aporta mucho personal a los centros del polo científico, además, la mayoría de los científicos hacen sus tesis y las defienden en ella. En mi vinculación a dichos procesos  he visto a jóvenes graduados que realizan labores importantes y eso me estimula. Encuentro en todos los lugares que voy un biólogo. Hace algunos años el Obispo de La Habana era biólogo y yo le había dado clases.

-La juventud ha sufrido cambios

considerables en los últimos tiempos.

¿Cómo valora su espíritu actual?

No pienso que la juventud esté perdida como dicen muchos, y si hace cosas que no hacía la de antes es porque nosotros mismos se lo permitimos. Si hoy los alumnos no son respetuosos con los profesores es porque no vamos por un buen camino. En la Universidad no solo se consolidan los valores, también puede retomarse su enseñanza. Será que pienso así porque simpatizo con los jóvenes y sigo nutriéndome de su energía y  entusiasmo.

Martha Pérez  formó parte del equipo que “tejió a mano” las asignaturas de Fisiología Animal Comparada I y Fisiología Animal Comparada II, sin precedentes en el mundo. Pertenece al grupo de redacción del libro Fisiología Experimental, que obtuvo premio en la categoría Resultado más útil a la Educación Superior en la Rama de Ciencias Naturales en el año 1988 y mención a nivel universitario,  en 1989.

Durante esos años escribió gran variedad de materiales para el estudio de la Fisiología y participó en la elaboración de los planes de estudio A y D, y en el diseño y confección de programas de numerosas asignaturas tanto de pregrado como de postgrado. A pesar de su amplia carrera, Martha confiesa  que aún le falta mucho por hacer.

“Todavía no me pienso retirar, pero pedí la condición de Profesor Consultante. Mientras, sigo soñando. Nuestro equipo de trabajo tiene planes de hacer el registro electrofisiológico de la respuesta de los insectos al chillido del murciélago en el campo. Yo tuve una experiencia  similar en Alemania y fue algo maravilloso. Deseamos que todo sea lo más natural posible.

“El mayor anhelo de todos nosotros es fortalecer estas investigaciones en Cuba. No hay muchos grupos dedicados al tema en el mundo, pero existen potencialidades en Estados Unidos, Alemania, Dinamarca y Canadá.
 
“Creo que nos sigue faltando la divulgación. Es casi desconocido el trabajo que desarrollamos. La población necesita que se difunda una cantidad superior de temas científicos en revistas especializadas; la prensa diaria no es un espacio propicio para tales asuntos. Las personas leen las revistas en la guagua, en una cafetería, en recesos de cinco minutos, y si las compran es porque les interesan los tópicos  que allí se abordan”.

El tiempo se fue volando, Martha me había concedido una hora  de su ocupado día. A ella no le gusta que digan que es una mujer complicada, piensa que es una profesora común y corriente.

Tocan a la puerta: “Mamá,  te necesitamos”, dice un joven. Esta llamada anunció la hora de terminar. Me marcho y ella continúa entre aparatos que no entiendo, capullos de mariposas, revistas Biología, planes inmediatos o de largo alcance y jóvenes que la respetan como a una madre.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Investigar sobre la vida de Martha Pérez Álvarez, profesora de Fisiología de la Facultad de Biología de la UH, como profesional y destacar sus valores humanos.  

Objetivos colaterales: Obtener su opinión acerca del desarrollo de la ciencia en la UH y en Cuba. Conocer su opinión sobre la juventud actual. Conocer sus sueños. 

Tipo de entrevista:

Por su forma: Mixta
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Directo (mediante la entrevista cara a cara)

Tipo de título: De referencia a obra literaria.
Tipo de entrada: Anecdótica.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de conclusión: Opinión del entrevistador.

Fuentes consultadas:

Compañeros de trabajo de la entrevistada: Lic. Biología: Yelenis Ruisánchez; Lic. Biología: Antonio Cadis; Dr. Emanuel Mora. Alumnos del entrevistado: Yosniel Jiménez, Wilmer Toledo, René Herrera. Todas son fuentes directas.

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