SERMÓN POR LOS ABANDONADOS
MERCEDES ALONSO,
desde República Dominicana,
Cortesía para Isla al Sur.
Las familias dominicanas esperan, tras cada celebración de la Semana Santa, el Sermón de las Siete Palabras, mediante el cual la iglesia emite su rosario de críticas, y a través de liturgia y realidad, pone de manifiesto los principales males que afectan a la sociedad: el del pasado viernes santo no fue una excepción, al contrario.
Siete sacerdotes conjugaron los contenidos de las palabras de Jesús, para dejar plasmadas a través de ellas el alto grado de proliferación que han alcanzado en el país el narcotráfico, la corrupción, la violencia, el consumismo y el martirio que sufre una gran parte de la sociedad.
Las interpretaciones del Sermón de las Siete Palabras son recurrentes a Cristo, cuando en tiempos lejanos enfrentó los despilfarros de los bienes del Estado, las bajezas en la práctica de la política y la manera en que los pobres son cada vez más pobres, en franca incongruencia con quienes incrementan sus riquezas sobre los hombros de la mayoría sufrida y extenuada por tantos sinsabores.
Entre palabra y palabra, hubo un aparte para la situación de los precios de los alimentos, combustibles, el uso de los recursos del Estado en provecho electoral y esa indiferencia política ante lo que más duele a dominicanos y dominicanas.
Siete voceros de la Iglesia alzaron sus voces este viernes santo, como eco de las muchas voces que se alzan desde hace tiempo, en protesta contra el auge de la delincuencia, la inseguridad y el escepticismo que corroen los tiempos actuales.
Las Siete Palabras sintetizan el dolor por quienes convierten la nación en “pequeño paraíso a costa de la miseria e infierno de los demás”. Uno de los sacerdotes sostuvo que la pérdida de la trascendencia está entre los factores que lesionan fuerte a las familias dominicanas, debido a la irrelevancia de los valores e ideales supremos. Llamó entonces a recuperar a Dios. Tal vez muchos estén recordando con fuerzas ese grito común de Jesús en la cruz:”Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, que se siente, como subrayó otro de los religiosos en su discurso: en los padres sin trabajo, en los hijos que lloran de hambre y en las madres solteras que deambulan por la República Dominicana sin horizontes…
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