EL ARTE DE LA PALABRA EN LA ENTREVISTA
Orlando Castellanos afirmaba que el peor o mejor entrevistado depende del entrevistador; si logra o no comunicación; si logra o no una corriente de confianza, de sinceridad, de empatía, de diálogo.
GEYSELL CISNEROS MARTÍNEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
El arte de la entrevista no tiene secretos:
es cuestión de estudio y práctica,
y sobre todo de documentación.
JUAN GARGUREVICH
La entrevista refleja un proceso de comunicación interpersonal para el que hay que estar especialmente preparado, al reportero no le debe bastar el simple hecho de conocer a la persona que va a entrevistar, tiene que investigar, estudiar y prepararse de antemano para realizar un buen trabajo periodístico.
Muchos son los que han dado su criterio con respecto de qué es una entrevista periodística. Según el estudioso Gonzalo Martín Vivaldi, una entrevista debe ser simple reflejo de lo que ha sido: saber describir el ambiente, saber ver a la persona que entrevistamos y dominar el diálogo.
Por su parte, el periodista cienfueguero Julián Pérez Valdés, de Radio Ciudad del Mar, afirma: “La entrevista es un juego de preguntas y respuestas que tiene por objetivo el de exponer, mediante las palabras del entrevistado, hechos, razones u opiniones sobre un tema determinado, de forma que el oyente, televidente o lector, pueda llegar a una conclusión. De ahí que, para lograr lo que se quiere en cada respuesta, sea indispensable saber preguntar y demostrar con ello que el periodista es digno rival en lo que algunos autores han denominado “noble duelo” entre quien pregunta y quien responde”.
Profesionales del periodismo aseguran que es una carrera multidisciplinaria, en la que se necesita colectar conocimientos en pos de llegar al receptor. En el género de la entrevista adquiere especial connotación lo que se conoce como capacidad de trato psicológico. Al respecto, el periodista uruguayo Carlos María Gutiérrez, en conferencia a los estudiantes de Periodismo de la Universidad de La Habana, aseveró: “Entre dos personas no hay comunicación posible si no hay sensación de que se entienden mutuamente, de que uno preocupa al otro como ser humano”.
Para el estudioso Juárez Bahía, la atmósfera psicológica es esencial porque muchas veces “lo más importante en una entrevista no está en las respuestas formalmente expresadas, sino en aquello que afecta los sentidos del reportero y las reacciones del entrevistado, en lo que insinúa, no en lo que dice claramente, en la duda (...) en lo inesperado”.
Otra opinión muy valiosa en este trabajo investigativo, es la de Miguel Ernesto Gómez Masjuan, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, quien apunta que “para que fluya la comunicación no puede existir el influjo de un sujeto hacia el otro, sino la interacción entre ellos. El periodista no puede sentirse "superior" a su entrevistado porque este tenga, tal vez, un menor nivel cultural, pues entonces la comunicación no fluiría de la mejor manera entre ellos. Indiscutiblemente, ese es un mal que hemos observado- leído- escuchado muchas veces”.
Para obtener un buen resultado se hace necesario desarrollar un factor fundamental: la cordialidad, de ahí que la entrevista no solo dependa del entrevistador. Dayan García La O, periodista de la Agencia de Información Nacional (AIN), apoya plenamente la afirmación anterior y opina que: “Castellanos señala una verdad indisoluble, pues una buena entrevista necesita de un elevado nivel de confianza, empatía y sinceridad. En la medida que hagamos que el entrevistado no tenga reservas y seamos capaces de ponernos en su lugar, fluirá entonces el puente de comunicación”.
Y añade: “Es necesario para el buen resultado entender que en la entrevista confluyen dos puntos de vista, y no se trata de que el periodista recite un monólogo”.
También coincide con el cubano Castellanos, el periodista Abel Sardiña, colaborador de Prensa Latina, quien asegura: “La calidad del relato del entrevistado depende del entrevistador, si este es capaz de crear un ambiente de empatía desde el primer instante, entonces podrá afirmar que ha logrado sentar las bases de la comunicación y la confianza y, por ende, la obtención una buena entrevista. En la medida en que nos concentremos, y comprendamos los sentimientos y necesidades fundamentales del entrevistado, seremos capaces de establecer sinceridad, empatía, y lo más importante: el diálogo entre ambas partes”.
Otro punto de vista para este trabajo es el de Luis Hernández Serrano, periodista de Juventud Rebelde, quien concuerda con Castellanos y afirma que “la espontaneidad de la conversación y la fuerza del testimonio vivo son aspectos indispensables que el periodista ha de alcanzar. De ahí que la responsabilidad de crear sinceridad, empatía y confianza en la entrevista, dependa solo de él. En la medida que sepa proyectarse, encontrará en el entrevistado un libro abierto, o un laberinto sin salida”.
Otros profesionales de la prensa comparten semejantes opiniones con respecto a cómo debe ser la relación entre ambas partes de la entrevista. María Antonia Borroto, periodista de la Televisión Camagüeyana, en su artículo “Cómoda conversación con un cineasta incómodo”, considera: “La entrevista es una interrelación dialéctica y sutil, que funciona como el amor. Puede hablarse hasta de una química de la entrevista, de un suave devenir que hace del momento un círculo mágico”.
Y señala: “Una buena entrevista es una conversación en la que se logra el rapport, palabra preciosa que enseñan en la Universidad y que depende, en su realidad más palmaria, la de la gracia o ángel, y no del mero intelecto; el rapport o empatía que sitúa a entrevistado y entrevistador en un plano muy cercano, casi íntimo, hasta el punto de propiciar la confidencia o la reflexión que a ambos ilumina”.
La autora se extiende en otras consideraciones referidas a que la entrevista debe ser un hecho espontáneo y aunque el tema puede ser discutido de antemano, las preguntas nunca deberán ser facilitadas por adelantado, de lo contrario, parecería todo arreglado. “En la misma medida que el entrevistado se sienta “sorprendido” por la pregunta ocurrirá así para el oyente, el lector o el televidente y de ahí depende en parte el éxito del trabajo periodístico,” considera.
Según el cubano José A. Benítez, en Técnica Periodística: “Un viejo manual de periodismo expone que sólo a los jueces y a los periodistas les es lícito preguntarlo todo; pero el juez tiene autoridad para exigir la respuesta y el periodista ha de obtenerla por habilidad al preguntar”.
Para este trabajo de investigación, el periodista García La O, ofrece a los reporteros importantes recomendaciones:
1.- Saber qué es lo que se desea indagar, tener previsto el objetivo central de por qué entrevistamos a determinada persona.
2.- Preparar de antemano el cuestionario para evitar preguntas tales como ¿Quién es usted?, ¿Qué hace?, lo que evidenciaría la poca preparación del reportero y pondría en juicio qué tanta comunicación existe entre el reportero y la persona entrevistada, es decir, hasta qué punto el periodista es capaz de realizar una buena entrevista, sin caer en la uniformidad temática, la poca variedad, la inoportunidad y el simplismo.
3.- Tener cuidado al tomar las notas, preguntar cuantas veces sea necesario por datos y cifras, para no cometer errores.
4.- Estudiar las particulares del entrevistado, informarse tanto sea posible de su profesión, intereses y expectativas, desarrollar el sentido de la observación y conocer aspectos polémicos, para que el encuentro no se convierta en algo monótono.
5.- No hablar demasiado, para no restar importancia al objeto de la entrevista.
Recuadro
¿CUÁL ES EL PEOR O MEJOR ENTREVISTADO?
Respuestas de periodistas cubanos en el libro Acerca de la entrevista.
Ciro Bianchi Ross, periodista de la revista Cuba Internacional, en “Acerca de la entrevista periodística”, de Miriam Rodríguez Betancourt, señala que no hay mejor ni peor entrevistado; hay buenos y malos entrevistadores. Todo hombre tiene una historia que contar -que esa historia sea trascendente o no, es ya otra cosa-y por tanto, susceptible de ser contada, y toca al entrevistador rastrearla y darla a conocer.
Olga Fernández, periodista y escritora, afirma en el mismo libro de Rodríguez Betancourt que no se puede decir que hay mejor o peor entrevistado. Todo depende de dos factores: de la comunicación que logre el entrevistador, de su preparación previa para abordar al personaje en cuestión, y de que el entrevistado tenga algo que decir. Para la conjunción exitosa de ambos no serviría de nada que el periodista conociera la vida y obra del entrevistado, si este no sabe volcar sus vivencias a través de una rememoración donde deben estar presentes el ingenio y la vitalidad.
BIBLIOGRAFÍA:
Gargurevich, Juan: Géneros periodísticos. Editorial Orbe, La Habana, 1979.
Juárez Bahía: As Técnicas do Jornalismo, en Journal: Historia o Técnica. Editorial Azteca, Brasil, 1990.
Petrovski, A.V: El lenguaje, en Psicología General. Editorial Félix Varela. La Habana, 2002. Pág. 152.
Rodríguez Betancourt, Miriam: Acerca de la entrevista periodística. Editorial Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2002.
Páginas de Internet:
http://www.latecla.cu/bd/entrevista/ (julio 17, 2009)
http://www.upec.cu/entrevista/ (julio 17, 2009)
http://www.wikipedia.org/entrevistaperiodística/ (julio 20, 2009)
http://www.radiocubana.cu/orlandocastellanos/ (julio 20, 2009)
http://www.cubaperiodistas.cu/upec/notas_premios/ (julio 20, 2009)
http://www.uneac.org.cu/LaIslaEnPeso/num01/ (julio 21, 2009)
http://www.gacetadejagua.cu/cronicas/2doencuentro2006/cronicaimpresindible.htm (agosto 1, 2009)
Fuentes directas:
Abel Sardiña, periodista colaborador de Prensa Latina.
Dayan García La O, periodista de la Agencia de Información Nacional.
Luis Hernández Serrano, periodista de Juventud Rebelde.
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