¿DÓNDE ESTRIBA LA ENTREVISTA PERIODÍSTICA?
Tema: Algunos estudiosos plantean que este género es el desarrollo de un cuestionario planificado, organizado, coherente y dirigido a satisfacer incógnitas concretas y a descubrir soluciones.
CYNTHIA DE LA CANTERA TORANZO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
“La interview no es, ni más ni menos, que una conversación llevada a la letra impresa”, afirma Manuel Arco, quien fue profesor de la Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona, España, en su Enciclopedia del Periodismo. Una definición fácil, sencilla, a la que agrego otros aspectos propios del género para enriquecer el concepto, pues más que el desarrollo de un cuestionario planificado, la entrevista periodística abarca, como opina Carlos Marín, periodista mexicano, una preparación requerida por el entrevistador -revisión documental, consulta con las fuentes-, hasta la realización, transcripción y redacción del diálogo.
Pero sin dudas, la fase más fuerte de la entrevista –y también la única a la que no se debe regresar, salvo para aclaraciones muy necesarias- es la realización misma del hecho. En ella el periodista “debe tomar la iniciativa de la conversación, y plantear mediante preguntas específicas cada tema de su interés, hasta decidir en qué momento se han cumplido sus objetivos”, según la enciclopedia libre Wikipedia.
Más que un cuestionario
Para lograr el cumplimiento de lo objetivos planteados se necesita de una preparación y organización previas, concluidas en un cuestionario de “diez buenas preguntas, unos tres o cuatro temas diferentes, un firme y profundo conocimiento del personaje”, según Jorge Halperín, miembro de la Academia Nacional de Periodismo de Argentina, en el texto La Entrevista Periodística, Intimidades de la Conversación Pública.
En su Manual de periodismo, Carlos Marín expone que el cuestionario básico funciona mejor en entrevistas de información y opinión, porque “la respuesta a una sola interrogante puede constituir la principal noticia del día”. En el texto, el autor mexicano cita ejemplos de cuestionarios:
“Entrevistado: fulano de tal, dirigente de los trabajadores al servicio del Estado. Tema: los planes de su nuevo Comité Ejecutivo Nacional. Preguntas: (…)”, y muestra un total de seis, alternándolas para “aliviar” a su entrevistado de la presión ante preguntas que exigen determinados juicios y razonamientos, dejando para el final la interrogante que constituye el verdadero propósito de la entrevista.
A lo que el periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Roger Ricardo Luis, objeta: “Una pregunta importante se hace en el momento en que se considere oportuno, según la situación, el momento, para que surja el efecto, para que sea bien respondida y, así, cumplir el objetivo”.
No obstante, Marín aclara que el entrevistador no debe pensar tanto en la formulación de las preguntas, como en los temas a tratar. Su trabajo debe estar centrado en aquellos puntos que motivaron el interés del periodista, y no en el cuestionario como tal.
Sahily Tabares, periodista de la revista Bohemia, concuerda, de cierto modo, con Marín, pues “la entrevista periodística es más que un cuestionario, porque requiere, además, de una cultura sedimentada. No es conocer el tema, sino dominarlo”.
Un punto en el cual la periodista Alina Perera, del diario Juventud Rebelde, coincide, ya que “no basta con tener una lista de preguntas «profundas» e «ingeniosas». El entrevistador debe estar armado de cultura, de información fresca, y hasta de intuición, para llegar con éxito al final de su empeño. Muchas cosas que van más allá de un cuestionario entran en juego, hasta la «química» que pueda darse, o no, entre las dos partes de la entrevista”.
En resumen, ese conjunto de interrogaciones es la columna vertebral, como dijera el director de Investigaciones del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, Roger Ricardo Luis, y de la cual se apoyan otros recursos, como la preparación previa, los conocimientos de psicología que posee el periodista, y las habilidades de percepción.
La profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad Central de Las Villas, Mercedes Rodríguez García, insiste en la importancia del tacto, la finura, delicadeza, inteligencia, desde el momento de pactar el encuentro hasta la culminación del mismo.
Durante la conversación, “el entrevistador deberá estar asistido por una especie de omnisciencia que le permita adivinar qué hay detrás de un gesto, de una voz que cambia constantemente la entonación, del tacón gastado del zapato izquierdo... Atento todo el tiempo para cambiar el curso del cuestionario previo que se supone había elaborado o, al menos, esbozado mentalmente”, señala Mercedes Rodríguez.
Estas habilidades perceptivas se escapan del estudio, la preparación documental, y del cuestionario mismo; sin embargo, son imprescindibles para obtener información y enriquecer la entrevista. Ellas forman parte también de la labor periodística.
Al final, en la última fase, es donde el redactor debe ejercer su arte, mientras cumple con las cuatro condiciones que, según el periodista español dedicado a temas políticos, Rafael Yanes Mesa, en La entrevista como género de la comunicación política, debe reunir todo diálogo publicado en un medio escrito: “…interés real por su protagonista o por la calidad de sus respuestas, justeza en la transcripción, naturalidad en lo escrito, y amenidad”… Y dirigido a satisfacer incógnitas concretas y a descubrir soluciones.
Sigfried Mendel afirma que “las entrevistas son tan variadas como las personas que las conceden, los reporteros que las hacen y las noticias que las suscitan”; no obstante, todas están encaminadas a un mismo objetivo: obtener información.
Para la profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Miriam Rodríguez Betancourt, entre las principales funciones de “la herramienta más utilizada en el periodismo”, está establecer y/o reafirmar un criterio, tanto desde el punto de vista del entrevistado como del entrevistador”.
Esta función se aplica más a la entrevista de opinión o de semblanza, por ser ellas las que buscan reflexionar sobre un tema. Tomo como ejemplo una pregunta realizada por Pedro de la Hoz, periodista de Granma, a la poetisa cubana Nancy Morejón, en el libro Como el primer día:
“-Tu creación y, por qué no, tu crecimiento intelectual, se hallan indisolublemente asociados a la figura de Nicolás Guillén. ¿Sigue siendo una sombra tutelar?”
Aquí el periodista da como premisa su valoración acerca de la obra de la Premio Nacional de Literatura (y en ello influyó su preparación), y deja a la entrevistada una interrogante abierta para que exprese sus consideraciones.
Otro de los fines de la entrevista es obtener testimonio de un aspecto de la realidad, en lo que la italiana Oriana Fallaci era excelente. En su encuentro con la líder Indira Gandhi, registrado en Entrevista con la historia, le preguntó:
“Señora Gandhi, ha aludido usted al viaje que hizo por Europa y Norteamérica para evitar el conflicto. ¿Puede decir ahora la verdad sobre lo que sucedió? ¿Cómo le fue con Nixon?”
A veces, la entrevista no está solo enfocada a las curiosidades del lector, sino también a las del propio periodista. En su Manual de la entrevista periodística, Juan Cantavella cita a Mario Vargas Llosa, cuando dice que éste reconoció su formación como escritor gracias a las entrevistas que hacía para el suplemento dominical El Comercio, de Lima: “A todos los novelistas y cuentistas que entrevisté los interrogaba sobre la forma narrativa, sobre sus preocupaciones técnicas”.
Según Alina Perera, “a veces varias incógnitas quedan sin ser despejadas, y eso no es malo. En algunos momentos no se atisban soluciones, y eso forma parte de la realidad”.
Finalmente, analizar, profundizar y esclarecer un hecho noticioso resulta la función principal de todo texto periodístico. Para la profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Iraida Calzadilla Rodríguez, “el éxito de la entrevista no está solo en atreverse con un cuestionario riguroso. El periodista debe estar atento a cada respuesta, pues muchas pueden dar paso a nuevas y más interesantes interrogantes que, incluso, varíen totalmente el propósito inicial de la entrevista.
“Un cuestionario fijo es una camisa de fuerza que puede convertir el mejor diálogo en un registro frío de opiniones. Para poder dar el vuelco en la entrevista es necesario, ante todo, que el periodista posea sensibilidad, cultura, en una larga lista de autopreparación”.
Nuestra tarea estará encaminada a descubrir soluciones, y, en algunos casos, darlas; pero el fin que perseguimos es persuasivo: crear opinión, y está ligado más al entrevistado que al periodista o al contenido de la información que se publica, según Rafael Yanes Mesa.
Recuadro 1
NO DEJAR EL CUESTIONARIO EN REGISTRO DE FRÍA CONVERSACIÓN
Entrevista al periodista y profesor de la Facultad de Comunicación Roger Ricardo Luis, director de Investigaciones del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.
El cuestionario es la columna vertebral de la entrevista periodística, pero como soporte al fin, requiere de una preparación previa, para que el riesgo al error se acorte mucho más.
En muchas ocasiones, ese cuestionario se convierte en un punto de partida, sobre todo con entrevistados de muchas vivencias, para llegar a otras aristas. Eso forma parte de la capacidad de saber explotar cualquier oportunidad, y llevarla a un nivel de diálogo, no dejarla en conversación fría, para que la entrevista discurra con más sosiego.
El cuestionario es importante en el sentido de que se tiene que saber qué tipo de preguntas se van a hacer, cómo se van a organizar, en correspondencia con el propósito y con la psicología del entrevistado.
No creo que haya una pregunta más importante, sino varias, en dependencia de las cuestiones que uno busca. Una pregunta importante se hace en el momento en que se considere oportuno, según la situación, el momento, para que surja el efecto y sea bien respondida.
Es cuando entran las habilidades perceptivas. Antes de empezar, incluso antes de la preparación previa, uno tiene que aprehenderse de la atmósfera de la persona a quien va a entrevistar.
A la hora de redactar, como construcción dramatúrgica al fin, hay cosas para utilizar en la entrada, como gancho, o para el final, o en el cuerpo de la entrevista, de manera que se mantenga atento al lector. A veces, las respuestas son muy extensas, se hacen tediosas. Entonces se pueden introducir otras preguntas, por la calidad del producto comunicativo que deseamos lograr.
Pero la entrevista hay que transmitirla tal y como ocurrió, pues uno de los valores psicológicos de la misma es que el público ocupa, simbólicamente, el lugar del periodista. En la entrevista, el objetivo es satisfacer eso que el receptor quiere saber sobre el entrevistado, de una forma amena, para que el receptor pueda sentirse dentro del diálogo.
La entrevista, para mí, es el género más complejo, por todas estas complicidades que requiere. Si toda la comunicación es intencionalidad, en el caso de la entrevista periodística, lo es más.
Recuadro 2
UNA AVENTURA COMUNICATIVA
Entrevista a la periodista Alina Perera, de Juventud Rebelde.
La entrevista, como yo la veo, es mucho más que un buen cuestionario: un buen cuestionario es un buen punto de apoyo. Sin él, casi siempre nos quedaremos a mitad de camino, o por debajo en el momento del diálogo. Pero no basta con tener una lista de preguntas «profundas» e «ingeniosas».
Una entrevista es la interacción de dos mundos espirituales, a veces divergentes en muchos puntos. El periodista debe estar armado de cultura, de información fresca, y hasta de intuición, para llegar con éxito al final de su empeño. Muchas cosas que van más allá de un cuestionario entran en juego, hasta la «química» que pueda darse, o no, entre las dos partes de la entrevista.
A veces muchas incógnitas quedan sin ser despejadas, y eso no es malo. A veces no se atisban soluciones, y eso forma parte de la realidad. Puede que una interrogante genere otras por parte del entrevistado, y que esa también sea una manera efectiva de hacernos pensar.
De modo que, a mi humilde juicio, una entrevista es una aventura comunicativa que puede llevarnos a desenlaces no previstos, ni siquiera imaginados. Comparo su inicio con el acto de golpear con una fusta a un potro salvaje. Lo que suceda en los minutos siguientes —que podamos controlar o no la situación— dependerá en mucho de nuestra fuerza, capacidad, y experiencia acumulada.
Recuadro 3
HAY UNA MARCADA INTENCIÓN DEL QUE ESTÁ LLEVANDO EL HILO CONDUCTOR, EL PERIODISTA
Entrevista a la periodista Sahily Tabares, de la revista Bohemia.
En mi opinión, la entrevista periodística es más que el desarrollo del cuestionario, pues requiere, en dependencia del periodista, de una cultura sedimentada. No es solo conocer el tema, sino dominarlo.
Además, el cuestionario varía en dependencia de la dramaturgia que se le de, la organización, y la clasificación, según la importancia, de los temas.
Tengo algunos criterios también sobre la entrevista de preguntas y respuestas. A veces se dice que el protagonismo está en el entrevistado, y yo creo que hay una marcada intención del que está llevando el hilo conductor, el periodista. No es solo plasmar preguntas y respuestas, porque si el entrevistador no está recreando lo que está diciendo el entrevistado, y sus reacciones, el resultado es un trabajo frío.
Pero cada medio tiene sus características. Por ejemplo, la revista no es inmediata. Por eso es necesario revisar lo que dijeron y preguntaron otros, para tener una vía y, así, poder decir algo nuevo. Incluso la persona que ya parece que lo dijo todo, siempre tiene algo nuevo que decir.
A veces, lamentablemente, se piensa que el periodismo es fácil, que todo el mundo puede escribir, y que se puede acceder a cualquiera de los géneros. De ahí que haya tantas entrevistas epidérmicas, que no dicen nada. El periodismo es difícil, aunque lo estemos haciendo fácil. La entrevista en estos momentos requiere de mucha atención, pues hay una tendencia al facilismo, a hacer las cosas por salir del paso.
Bibliografía:
Documentales:
Cantavella, Juan. Manual de la entrevista periodística. Editorial Ariel. Barcelona, 1996.
De la Hoz, Pedro. Como el primer día. Editorial Letras Cubanas. La Habana. 2008.
Fallaci, Oriana. Entrevista con la historia. Editorial Pablo de la Torriente Brau. La Habana, 1991.
Marín, Carlos. Manual de periodismo. Editorial Debolsillo. Ciudad de México, 2003.
Rodríguez Betancourt, Miriam. Acerca de la entrevista periodística, Editorial Pablo de la Torriente Brau. La Habana, 2005.
No documentales:
Alina Perera Robbio, periodista del diario Juventud Rebelde.
Iraida Calzadilla Rodríguez, periodista y profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Roger Ricardo Luis, periodista, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y director de Investigaciones del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.
Sahily Tabares, periodista de la revista Bohemia.
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