Blogia
Isla al Sur

“LA ENSEÑANZA NO SE PUEDE DESLIGAR DEL CORAZÓN”

“LA ENSEÑANZA NO SE PUEDE DESLIGAR DEL CORAZÓN”

María Dolores Cruells Hernández, conocida como Nenita, fue alumna de Ciudad Escolar Libertad cuando abrió sus puertas al curso 1960-1961; hoy, después de casi medio siglo, aún sigue vinculada a ese lugar.

Texto y foto:
CARLA GLORIA COLOMÉ SANTIAGO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“La historia de los revolucionarios se escribe con hechos: esta es la mía”, así grabó María Dolores Cruells, o Nenita, como todos la conocen, en  la portada de un álbum de recuerdos. Es emocionante ver cómo en más de 50 páginas, alguien se dedica a reflejar una leyenda  de 47 años.

No faltan allí medallas como la 23 de Agosto, de la Federación de Mujeres Cubanas, la Distinción 40 Aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, la José Tey, los diplomas de reconocimiento a su labor educativa y las tantas fotos de Ciudad  Libertad. En  un momento, me dijo: “Cuanto hice, no fue pensando que un día iba a ser entrevistada. Hago cada jornada como la primera, como si el camino aún fuera muy largo.” Ahora es el momento de conocer a una Licenciada en Historia y Ciencias Sociales, con casi medio siglo para contar.

-A los 14 años decidió ser alfabetizadora

popular. ¿Qué la motivó?

El llamado que se hizo para sacar al país de la ignorancia. Muchos pensábamos ser médicos, pero el compromiso de cumplir con una tarea encomendada por la Patria fue mayor. Aunque no éramos especialistas, podíamos enseñar un poquito a quienes no sabían nada.

Fui alfabetizadora popular porque mis padres no quisieron que fuera con la brigada Conrado Benítez. De alguna manera debía cooperar. En aquel tiempo yo vivía en Pinar del Río y alfabeticé en la zona de Consolación del Norte, hoy La Palma.

La tarea consistió en ir donde estaban los analfabetos de la ciudad y enseñarlos. Recuerdo a una señora llamada Nela, quien decía que su tiempo de aprender ya había pasado. Entonces la convencí y llegó a leer y a escribir. Esos años significaron el despertar de la vocación de mi vida.

-Usted fue alumna de Ciudad Libertad cuando

abrió las puertas al curso 1960-1961,

luego profesora de ese lugar y, además,

su directora general por 11 años…

A Ciudad Libertad la ubico como mi segundo hogar. Cuando empecé allí, aún quedaban los restos de los muros derrumbados por Camilo, y hoy  sigo ligada a ella.

La he visto evolucionar de manera que, en estos momentos, un alumno puede comenzar en el círculo infantil y terminar con un título universitario. Recientemente se declaró Patrimonio Cultural de Cuba. Para mí es un baluarte de la enseñanza en el país.

Pero dentro de ese lugar no podría dejar de mencionar al Varona, al cual debo mi crecimiento profesional. Primero fui Profesora Adjunta, luego estudiante de Licenciatura en Historia, maestra de las facultades de Pedagogía y de Ciencias de la Educación. También obtuve en la institución el título académico de Máster en Educación.

-Ciudad Libertad arribará el próximo

14 de septiembre a sus 50 años.

A casi medio siglo, ¿cómo recuerda sus

primeros momentos en ese lugar? 

Me parece estar viendo a los constructores con sus carretillas para recoger escombros, a los trabajadores caminando de aquí para allá. Era una efervescencia total. Nunca olvidaré el acto de inicio de curso, donde Armando Hart  plantó una ceiba como símbolo de vida en el lugar que antes fue el cuartel de la dictadura.  

En el ensayo Nuestra América, Martí habla de la necesidad de apertura al mundo sin perder las raíces, de la importancia de saber abrirse a él, apreciar sus adelantos y cultura, sin que ello signifique copiar modelos foráneos. Nenita, fiel apasionada de la obra del Apóstol, concuerda plenamente con lo anterior. Según afirma, en ninguno de los países donde estuvo cerró su mente al aprendizaje y al intercambio de conocimientos.

“Visité Angola por dos años, pero no ejercí como maestra. Ofrecí conferencias de Historia a médicos y a constructores de forma voluntaria. No dejé de cooperar ni un solo día. En ese tiempo jamás me sentí fuera de Cuba. Incluso, muchas veces creí estar dentro del Instituto y la gente me decía: ‘¡Oye, esto no es Ciudad Libertad!’

“También estuve cuatro meses en una escuela bilingüe y católica de Panamá, que comprendía desde la enseñanza preescolar hasta la preuniversitaria. Aquel encuentro fue algo extraordinario. Como martiana, pienso que debemos saber abrirnos al mundo, sin olvidar nunca nuestra condición de cubanos”.

Después de 42 años dedicados a instruir y a vivir para hacerlo, Nenita cuenta sus impresiones sobre la evolución de la enseñanza, desde su condición de alfabetizadora popular y como partícipe de las transformaciones y cambios en el sistema educacional cubano.

“Todo obedece al  momento histórico-concreto que vive el país. Algunos son el resultado de una necesidad histórica, con los cuales podemos estar o no de acuerdo, pero responden a situaciones. 

“El maestro es insustituible. El televisor puede ser un método educativo de apoyo y, aunque las teleclases están muy bien concebidas, no pueden ocupar el lugar del profesor. Además, en la década del 70 existían, pero como soporte auxiliar. También creo que los Profesores Generales Integrales (PGI) deben concebirse por áreas del conocimiento. Es muy difícil abarcar tantas materias a la vez. El proceso de elección debe ser selectivo. Considero que la masividad atenta contra la calidad.

“Estoy convencida de que, con el paso del tiempo, se resolverán las dificultades. La emergencia no es nueva. Yo soy el producto de una emergencia.”

-Pero los PGI tienen mucha relación

con preceptos de Enrique José Varona.

Muchísima. Primero quiero decirte que Varona fue un intelectual cubano capaz de evolucionar de posiciones reformistas a otras sumamente revolucionarias. Cuando la ocupación militar yanqui, él ocupaba el cargo de Secretario de Instrucción Pública. En aquel entonces, existía un déficit de profesores y hubo necesidad de formarlos.

Él fue quien ideó un sistema de urgencia llamado Maestros de Certificado. Ellos abarcaban todas las asignaturas y podían alcanzar primera, segunda o tercera categoría. Por eso digo que la emergencia no es nueva, sino vieja como la historia del hombre.

-Enrique José Varona expresó que nuestra

enseñanza debe cesar de ser verbal y retórica

para convertirse en objetiva y científica.

¿Hasta qué punto cree se ha manifestado

este pensamiento en el Instituto Superior

Pedagógico después de 45 años?

El centro se distingue por tener diversas publicaciones, dentro de las que se encuentran Reflexiones teórico-prácticas sobre las ciencias de la educación, Introducción a la teoría de la educación y Dimensión ética y educacional. El potencial científico es elevado. Forma doctores y másters con categorías docentes superiores.  Cuenta  con un claustro preparado, encargado de llevar a las aulas métodos diferentes para atraer la atención de los alumnos, hacer didáctica la clase y echar a un lado la monotonía.  

-Si le dedicara una palabra

al Varona, ¿cuál escogería?

Formador.

-¿Y a Ciudad Libertad?

A ese lugar no le puedo dedicar una palabra. Yo diría que es una fragua de hombres.

El imperialismo en Nuestra América fue el último artículo publicado por Nenita, junto a la profesora Mercedes Soca, en la revista Varona. En él realizan un análisis de lo expuesto por Martí respecto a la necesidad de que la generación encargada de salvar la América, no olvide su historia. Este precepto del Apóstol lo aplica a sus alumnos permanentemente.

“Trato de transmitirlo en cada clase, en nuestras conversaciones, a partir del ejemplo personal y de ser fiel a las tradiciones de la Patria. Trabajo para lograr que se sientan patriotas y no abracen ciegamente culturas deslumbrantes, pero no ennoblecedoras del espíritu.

“Me he propuesto transmitir la obra de Martí, el más universal de los cubanos y, sobre todo, trato de impartir la Historia con amor. La enseñanza no se puede desligar del corazón.”

-Si le menciono a Paulito FG, a Rubén Zardoya,

a Rodrigo Malmierca y a Aleidita Guevara,

¿qué le viene a la mente?

Paulito FG siempre fue intranquilo, muy vinculado al canto y a las artes en general. Zardoya, sumamente hiperactivo, brillante y respetuoso, hoy es el Rector de la Universidad de La Habana. Malmierca, la ternura en persona. Recuerdo que un Día del Educador me buscó por toda la escuela para regalarme un pastel de frutas. Ahora es el embajador de Cuba en las Naciones Unidas. De Aleidita no olvido que, cuando estuve embarazada, ponía el oído en mi barriga para escuchar los latidos del corazón del niño. La vocación por la Medicina la tuvo desde chiquita.

La mayor satisfacción para un maestro es ver a quienes fueron sus estudiantes y que se acuerden de una. A todos los alumnos los recuerdo con un cariño especial y tendrán siempre un lugar en mi vida.

Nenita se jubiló en el 2007 y, un año después, tras el llamado de Raúl Castro, se reincorporó a impartir clases en la carrera Pedagogía-Psicología, la cual abrió sus puertas nuevamente, después de 20 años.

“La vida demuestra que los psicopedagogos son importantes en el tratamiento a los estudiantes, en el análisis de métodos educativos y como orientadores. Los graduados de esta profesión salen preparados para ofrecer clases, aunque los que ahora la cursan no lo quieran reconocer. También pueden trabajar en centros de orientación y diagnóstico.

“Hoy la carrera se encuentra en todos los pedagógicos del país. Abarca las asignaturas Psicología General, Psicología del Adolescente e Historia de la Psicología.”

El estudio de revistas educacionales de finales del siglo XIX y principios del XX, fue el tema de tesis de maestría de Nenita. Según dice, en aquellos momentos no había suficiente sustento sobre el asunto.

“En la década del 90 solo contábamos con un libro de Gaspar Jorge Galló. Entonces me dediqué a investigar los métodos educativos de Cuba y  el mundo y elementos de Pedagogía Comparada. La tesis sirvió para dar clases de Historia de la Pedagogía y confirió a los estudios del magisterio una fuente para el análisis educacional de otras épocas.”

-Nenita, en los años del 90 al 92 fue

directora municipal de educación en

Marianao. ¿Cuán difícil fue?

Ya tenía experiencia como maestra, subdirectora y directora general de escuelas. Eso me ayudó mucho. Eran 35 primarias, 20 círculos infantiles, nueve secundarias básica, siete centros especiales, dos tecnológicos y un preuniversitario. No fue nada fácil. Visitaba cada colectivo periódicamente en las mañanas, porque me gustaba estar al tanto de ellos desde que abrían. Ese es el ABC del éxito. Si tuviera la oportunidad de dirigir, lo haría nuevamente.

-En ocasiones los seres humanos

tenemos un rinconcito que se nos hace

imprescindible, ya sea para leer,

recordar el pasado o  hablar con uno mismo.

¿Existe alguno en Ciudad Libertad

por el cual sienta algo especial?

Sí. Lo que antiguamente fuera la escuela primaria República de Chile. Sus jardines, el lugar donde yo tenía la dirección… Allí pasé momentos muy hermosos, como la celebración de los 23 años. Ese lugar fue mi gran ilusión.

Eso de que los sueños no se hacen realidad lo comencé a dudar aquel día. Nenita, cuando niña, con un trozo de carbón y una tabla, jugaba a dar clases a los niños del barrio. Hoy su sueño hecho realidad lo tenía yo en mis manos. Ese álbum era la prueba de ello, aunque su autora no estuviese satisfecha del todo.

“Un educador nunca puede estar plenamente complacido con lo que hace. Todos los días es necesario aprender algo nuevo y perfeccionar la obra a la cual  entrega su vida. Cuando me vaya de este mundo, quiero hacerlo como José de la Luz y Caballero, en un aula y rodeada de mis alumnos.”

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha técnica:
 
Objetivo central: Dar a conocer la obra de María Dolores Cruells, quien ha dedicado su vida a la enseñanza y, en especial, a Ciudad Libertad y al Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Objetivos colaterales: Reflejar la opinión de la entrevistada acerca de los cambios y transformaciones en la educación cubana, sobre el Instituto Superior Pedagógico y Ciudad Libertad. Dar a conocer su trabajo educativo tanto dentro como fuera de Cuba y mostrar su amor por enseñar, aún después de jubilada.

Tipo de entrevista:
Por sus participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal por el que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De cita textual.
Tipo de entrada: De presentación del entrevistado.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1: Directa. 2: Abierta. 3: Directa. 4: Directa. 5: Directa. 6: Directa. 7: Abierta.
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.

Fuentes consultadas:
(Directas, no documental)
Esperanza Herrera Ochoa. Ildeliza Galeano Pérez. María del Carmen López Pimentel. Teresa Hernández. Miguel Francisco López Bejerano. Águeda Maira Pérez García. Lidia Santa María. Mercedes Soca. Rosa María Cruz Massón. Nidia Rodríguez González. Gisela Gutiérrez. Susana Morejón.           


 

0 comentarios