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Isla al Sur

“ESTE BIGOTE NO TIENE PRISA”

“ESTE BIGOTE NO TIENE PRISA”

El escritor caimitense Erick Adrián Pérez González habla sobre su libro para niños.

YAILÍN A. CHACÓN GUZMÁN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Está sentado frente a la computadora y parece que su mundo quedara reducido a las letras del cuento que está tecleando, repara en mi presencia y retorna despacio de ese otro lugar en el que estaba.

Me mira como a una invasora que acaba de transgredir su espacio y su rostro esboza una sonrisa. Así de enigmático y contradictorio puede ser el escritor caimitense Erick Adrián Pérez González, ganador del “Premio Calendario”, de La Asociación Hermanos Saíz, en narrativa.

Con un lenguaje claro, preciso y sin tabúes, intenta con este libro, que saldrá publicado para la próxima Feria del Libro, mostrar a los niños lo cotidiano, de lo que poco se habla.

-¿Tus temas no son comunes

en la literatura infantil?

Eso es algo que algunos me han criticado. Yo simplemente confío en la comprensión de los niños. He comprobado que su apreciación de temas difíciles es más fascinante que la de los adultos. Nuestras mentes están moldeadas por la repetición de los sucesos. Ellos empiezan a percibir el mundo: su visión es más amplia, más flexible. Solo hay que tener eso presente.

-¿El Bigote Sin Prisa?      

Cuando estaba en la secundaria oí decir que si uno se afeitaba esa lanita que teníamos entre la nariz y la boca le salía el bigote. Una tarde en el baño cogí la máquina de afeitar de mi papá y me rasuré todos los pelitos que asomaban sobre los labios. A los pocos días brotaron unos pelos negros, brillantes, no eran todavía de adultos, pero lucían raro en mi cara infantil.

A esa edad tenemos apuro por entrar al mundo de los mayores, creemos que ellos son felices porque son libres de hacer lo que deseen. Desconocemos que con los años estamos más obligados socialmente; ignoramos el tesoro que estamos a punto de abandonar. Por eso este bigote no tiene prisa, quiere recrearse en esa edad que una vez ida, deja una añoranza hasta el final.

-¿De dónde viene el Bigote Sin Prisa?

De la vida. Que para mí es la suma de los eventos reales y los mágicos: la realidad donde una piedra lanzada al aire siempre cae al suelo y la magia, en los sueños donde flotamos como si no existiera la gravedad.

-¿Para ti morir es un “sustico”, así,

como dices en uno de tus cuentos?

Cuando nací, mi madre tenía cincuenta años y mi padre cincuenta y cuatro, crecí con el temor secreto a perderlos. Sin embargo, soñaba con la muerte como otra forma de vivir: me volvía invisible, me acercaba a mis seres queridos, les halaba los pies mientras dormían, me reía de sus caras asustadas. Quiero seguir pensado que eso es la muerte, otra manera de estar entre las personas amadas, otra manera de habitar el mundo.

-Tu libro está dedicado a las personas

que anhelan dejar de ser niños,

sin saber que eso es imposible.

¿Crees qué es malo crecer? 

Es inevitable. Lo malo es olvidarnos de la infancia, tomarnos demasiado en serio la vida. Cada etapa tiene sus encantos, pero no se debe perder el punto de vista del niño que fuimos; es bueno conservar la manera en que una vez concebimos la vida, la muerte, el universo.

-Si pudieras convertirte en uno de los

personajes de tus cuentos, ¿cuál querrías?

Todos tienen algo mío: alguna inquietud, algún asombro, algún defecto. Sin embargo, son simplemente portadores de mensajes. Mis cuentos son breves y en ellos los personajes se dibujan con pocos trazos, hago más énfasis en la historia y en el ambiente donde se desarrolla. No escogería ninguno, me convertiría en la suma de todos ellos.

-¿Escribes solo para niños? 

No escribo solo para niños. Literatura infantil para mí significa solo una vía, quiero llegar a todos. Me siento más limitado cuando pretendo escribir “para adultos”. La literatura infantil tiene el privilegio, cuando es buena, de ser apreciada por personas de todas las edades y se universaliza con más facilidad.

-¿Este libro es, de alguna manera,

superior a los otros?

Mis libros son la extensión de mi persona. En algunos puse mis tristezas, en otros mis momentos felices, mis deficiencias, mis ilusiones. Cada uno de ellos es único, como nosotros: todos somos diferentes, nadie es superior a nadie.

 

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