SI VUELVO A NACER, VUELVO A SER PROFESORA
Josefa Banasco Almenteros, docente del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona y participante en las tres revoluciones educacionales de Cuba, ha encontrado en la educación el sentido de su vida.
Texto y foto:
HOA LY HONG,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Todos ven en ella a una persona simpática y cariñosa. Su caminar rápido, voz alta y cortos cabellos negros hacen olvidar que ya cumplió 60 años. Una permanente sonrisa en el rostro demuestra que es una mujer satisfecha con su trabajo y vida; una de esas personas que ha dejado huella en quienes la rodean y tiene como testigos de su paso por la vida a cientos de estudiantes.
Graduada en Ciencias Biológicas y también Doctora en esa rama, la Profesora Titular tiene más de 38 años de experiencia como docente de esa asignatura. Josefa Banasco Almenteros ha dedicado su vida a tan noble tarea, en la cual se desempeñó como decana de la Facultad de Ciencias Naturales del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona desde 1997 hasta el año 2001.
Los libros que escribió durante su decanato constituyen una fuente valiosa para el Instituto Varona, y por consecuente, para la pedagogía cubana. En esa área aún se realizan estudios que tienen como fin tributar al desarrollo de nuevos perfiles investigativos en esa área del conocimiento.
Momentos previos a la entrevista pensé que me iba a recibir como a una extraña que interrumpe su espacio y su privacidad, mas mi grado de error fue violentado con un apretado abrazo y un “siéntate, estás en tu casa”.
-Después de terminar sus estudios
de Biología, ¿por qué se
decidió por la pedagogía?
Podía escoger entre varias carreras: Química, Geografía..., pero yo quería ser profesora de Biología, entonces me matriculé en Pedagogía de esta asignatura.
-Usted era una niña cuando participó
en la Campaña de Alfabetización...
Fui alfabetizadora popular en Pinar del Río, a los 11 años. Enseñé a leer y escribir a cuatro personas mayores que vivían cerca de un río, y allí les daba clases todo el día. Lo hice porque era una tarea para los jóvenes y gracia a eso, en 1961 Cuba se declaró Primer Territorio Libre de Analfabetismo en América Latina.
-¿Qué la motivó a incorporarse a cada
uno de los llamados de la Revolución para
apoyar y reforzar el sistema educacional?
La necesidad de maestros en las escuelas. En 1970, Fidel hizo un llamado a todos los jóvenes revolucionarios que quisieran hacerse maestros. Trabajé junto con mi esposo, el Doctor Jorge Lázaro Hernández, y también con la doctora Seida Rodríguez Pino, jefa del equipo, y otros tres colegas. Elaboramos el plan de estudio para el destacamento que iba a estudiar Biología. También redactamos los dos libros de textos de Biología General. Luego dimos clases a esos estudiantes durante los cinco años de la carrera.
Hoy asumimos la tercera revolución educacional. Dentro de la Batalla de Ideas hay muchos programas, pero el que nos atañe es la instrucción de maestros primarios y Profesores Generales Integrales (PGI). Al inicio de esta nueva etapa, yo era decana de la Facultad de Ciencias Naturales y el Rector de la Universidad de La Habana me pidió que dirigiera la unidad de maestros primarios. Durante un año, desempeñé el cargo con 500 estudiantes en la escuela Salvador Allende. Luego volví al Instituto para trabajar directamente con los profesores de primaria y los PGI.
Nunca he estado ajena a las transformaciones que han ocurrido en el campo de la educación. Primeramente por la experiencia, y también por el trabajo. Siempre estoy dispuesta a realizar cualquier actividad a la que se me convoque.
-Ha sido testigo de las tres revoluciones
educacionales ocurridas en Cuba a partir
del triunfo de la Revolución. ¿Qué opinión tiene
sobre ellas en el transcurso de estos años?
Todas las transformaciones del sistema educacional cubano han estado encaminadas a la formación integral de los jóvenes, con el objetivo primordial de mejorar la calidad de la educación, perfeccionar los métodos y estilos de enseñanzas. La educación está dirigida a lograr que nuestros egresados, tanto de la educación media como de la superior, tengan posibilidades de enfrentar cualquier tarea.
-Participó en cursos post-grados en
algunos países como México y Bolivia.
¿Cuál fue su experiencia con
estudiantes de otras naciones?
Fui a impartir maestrías y doctorados. En Cuba he dado diplomados de Pedagogía, Metodología de la Investigación, Filosofía, Histología, Biología General y Zoología.
En México ofrecí varias especialidades en Biología. Voy a contarte una anécdota: para los mexicanos una cosa muy importante es nuestra forma de hablar. Decían que los cubanos lo hacen muy rápido y me pedían que fuera más despacio, porque no entendían. En Bolivia ocurrió algo parecido, un día fui a dar un taller de tesis, y les dije “en esta página” y no me entendieron porque para ellos “página” es un kilogramo.
Aunque ellos hablan el español, no es el mismo para todos los países hispanohablantes, entonces es difícil adaptarse a cada forma particular, aunque es interesante conocer la idiosincrasia de otros pueblos. Siempre me he sentido muy bien donde he ido y pienso que a ellos les ha ocurrido igual conmigo.
-Cuba es un paradigma de la educación.
Sus estudios en el extranjero le han
permitido establecer una comparación
en dicho sector. ¿Qué opinión tiene acerca
de la etapa por la que atraviesa hoy?
Tenemos uno de los mejores sistemas educacionales del mundo, eso no es un secreto para nadie. Es el único gratuito y obligatorio hasta noveno grado porque el Estado se ocupa de que no halla ningún analfabeto, y de que las personas adquieran un nivel determinado para trabajar decorosamente.
El primer día de clases, el estudiante sale con sus libros, libretas y lápices que les proporciona la escuela; los padres solamente tienen que preocuparse por la tarea de sus hijos. En cualquier país del mundo un doctorado cuesta miles de dólares. Aquí, si lo quieres hacer, lo único que se necesita es investigar y lograr buenos resultados. Por ahí andan algunas de las diferencias y ventajas básicas.
-Ha formado a muchos profesionales,
¿qué le han aportado ellos a usted?
Mis estudiantes significan lo más grande en mi vida. Uno comienza a trabajar con alguno u otro despreocupado, desmotivado y trata de inculcarle los valores que exige la carrera de ser maestro. Lo mejor es que al final se ven los frutos. Aprendí mucho de ellos, a veces hacen preguntas que a uno no le pasan por la mente y te ponen a repensar de nuevo.
En ocasiones, al llegar a un centro educacional, encuentras al director municipal, el presidente de un territorio o sencillamente un maestro que formaste cuyos estudiantes respetan y admiran. No hay mayor gratitud que haber puesto un granito de arena en la formación de ese hombre. Significa mucho para mí, es el fruto de mi trabajo.
-¿Cuál es su opinión sobre el trabajo
que desempeña el Instituto Varona?
Desde que se fundó en 1964, ha constituido un centro de grandes tradiciones. Este Instituto es el rector de la pedagogía de toda Cuba, por los profesionales que tiene. Posee excelentes profesores y ha realizado transformaciones revolucionarias a partir del personal docente que aglutina.
Antes del triunfo de la Revolución, había tres institutos pedagógicos: el Varona, el de Villa Clara y el de Santiago de Cuba. Actualmente se han abierto estas casas de altos estudios en todas las provincias de Cuba; pero el Varona se ha mantenido como el centro superior insignia.
El agrupa a grandes pedagogos con quienes se puede contar para cualquier tarea en la formación de profesores. No hay en otro lugar de Cuba profesionales como los de esta Institución. En dos palabras se resumen las vivencias: “gran compromiso”. Compromiso por desarrollar cada vez más el proceso educativo con calidad.
-Usted ha publicado varios libros,
¿en estos momentos tiene
alguno en preparación?
Estoy terminando, junto con otros compañeros, un texto que se titula Historias del desarrollo de las ciencias naturales. También escribimos otro sobre igual tema; queremos terminarlos para marzo del 2009. Son dirigidos a la enseñanza, para los profesores y estudiantes del Instituto que trabajan en dicha área. Ellos responden a un proyecto de investigación, en el cual soy la autora principal. Después, pienso dedicarme a escribir un volumen acerca de las ciencias naturales, apoyándome en los textos anteriores.
-¿Qué significado tiene para usted
haber dirigido ese proyecto del
departamento de Ciencias Naturales
durante cuatro años?
Esa época forma parte inolvidable de mi vida. Se materializaron mis sueños como pedagoga; además, fue una responsabilidad y un reto enorme, que asumí con muchísimo compromiso y pude desarrollar con más ímpetu gracias a la colaboración de mis compañeros de trabajo. Estoy orgullosa de que hayan pensado en mí para ejercer cargo necesario en la revolución de la educación cubana.
-¿Está satisfecha con lo
realizado hasta ahora?
Considero que he obtenido el mayor logro que se pueda tener en una universidad: ser Doctora y Titular. Mis estudiantes me respetan, tengo muchas amistades. Puedo morir mañana porque estoy satisfecha de la obra que he construido. Y si muero y vuelvo a nacer, vuelvo a ser profesora.
Al leer un libro que publiqué, siento la insatisfacción de saber que pudo perfeccionarse. Un ejemplo clave fue mi tesis de doctorado, la cual revisé varias veces, pero al final todavía hubo cosas que pudieron quedar mejor. El tema era sobre abtelibotos, insectos microatrocolos cultivados en Cuba, dentro de los cuales están los polembolos. No vuelan, saltan y tienen una gran importancia en la fertilización de los suelos. Descubrí 52 especies en la fauna cubana y nueve de utilidad para la ciencia. A pesar de ello, me siento plenamente satisfecha con mi obra en general.
-Usted y su esposo comparten
la misma profesión, ¿cómo se
apoyan profesionalmente?
He aprendido mucho de él, sobre todo en la parte de la metodología y la pedagogía, porque su formación como profesional fue diferente a la mía. Me faltaba vestirme del aspecto pedagógico y con su ayuda lo he hecho. Nosotros siempre nos hemos ayudado mutuamente.
-Ha merecido múltiples reconocimientos,
¿cuál es el más importante para usted?
Cada distinción tiene una significación especial. Para mí, la Medalla Rafael María de Mendive posee mucho valor, porque significa 20 años dedicada a la educación en Cuba. También me enorgullecen la Frank País y la Giraldilla de La Habana. Sin embargo, mi mayor reconocimiento es la de mis alumnos y colegas.
-¿Qué ha significado la Revolución
Cubana para Josefa Banasco?
Soy de origen pobre y de no haber sido por la Revolución, no hubiera ido a la Universidad porque mis padres no tenían dinero para pagarme los estudios. Gracias a la Revolución me hice universitaria y he llegado hasta aquí. Hoy soy una millonaria, no por la parte material, sino en el sentido espiritual y afectivo.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.
Ficha Técnica:
Objetivo central: Dar a conocer la figura de la profesora Josefa Banasco Almenteros, y su contribución al sistema educacional cubano.
Objetivo colaterales: Conocer sus experiencias en la enseñanza, los proyectos que ha realizado y su aporte a la pedagogía.
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Preguntas y respuestas.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Directo.
Tipo del título: Cita textual.
Tipo de la entrada: De retrato.
Tipo del cuerpo: Clásico.
Tipo de preguntas: 1-Abierta; 2-Abierta; 3-Abierta; 4-Informativa–Abierta; 5-Abierta; 6-Información-Abierta; 7-Abierta; 8-Abierta; 9-Informativa; 10-Abierta; 11-Directa; 12-Directa; 13-Directa; 14-Directa- Abierta.
Tipo de conclusiones: De comentario del entrevistado.
Fuente consultada: La entrevistada, directa y no documental.
0 comentarios