POR UNA HABANA MÁS VERDE
MARÍA ALEJANDRA CASANOVA GARCÍA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
La Habana.- El gobierno capitalino intenta diseñar la estrategia idónea para sensibilizar a la población sobre la importancia del árbol en el entorno urbano, mediante proyectos de reforestación en áreas de la ciudad.
Dos de los planes que marcaron pautas en este sentido fueron el proyecto del Cordón de La Habana, durante la década del 60, y el Plan Turquino-Manatí de los años 80, que dio origen al actual proyecto Mi Programa Verde, el cual tiene como propósito lograr una ciudad reforestada en zonas urbanas y peri-urbanas.
Según Isabel Ruso Milhet, jefa del Servicio Estatal Forestal en Ciudad de La Habana y coordinadora de Mi Programa Verde, el índice de boscosidad hoy día en la capital es de 9,6 por ciento y existen condiciones para llevarlo hasta un 12 por ciento en 2015.
De acuerdo con Ruso, recientemente se terminó de evaluar la dinámica forestal, una acción anual con resultados favorables como el incremento del índice de boscosidad y la diversidad de especies.
Sin embargo, en la actual campaña de plantación, la capital debe sembrar más de mil hectáreas, con dos millones y medio de plantas de unas 50 variedades frutales y forestales, informó a esta agencia.
El programa de 2010 está encaminado a la siembra en fajas forestales hidrorreguladoras, completar el arbolado de todo el anillo verde de la capital y las vías de acceso, mejorar la presencia y calidad de vida de la ciudad, desde el punto de vista ambiental, económico, turístico y social, explicó.
Cálculos recientes indican que la capital cubana tiene hoy 13 metros de áreas verdes por habitante en los municipios más metropolitanos y en zonas peri-urbanas, 32 metros, por los grandes parques y las fincas forestales.
En el plan de reforestación se trabaja con plantas de valor económico y frutales, con especies como guanábana, anón, ciruela, marañón, que se encuentran generalmente en patios. “Para alcanzar su propagación, contamos con el aporte que los centros educacionales están dando en su campaña de recogida de semillas”, acotó la especialista.
Según Ruso, el manejo incorrecto del árbol es un problema, hay debilidades en las podas, con cortes muy severos, pues el árbol no se educó a tiempo en su crecimiento.
Esta práctica daña la copa, que es lo que necesita la ciudad para su calidad de vida. Eso lleva educación de los decisores, de los técnicos y de los planificadores.
Tal situación ha sido confrontada por el ciudadano del municipio de Playa, Julio Guinart Echeverría, quien afirma que un laurel, sembrado en paseo aledaño a la acera de su vivienda, ha sido podado inadecuadamente por brigadas de la Empresa Eléctrica, de forma tal que por la acción de vientos severos pudiera caer sobre su casa.
“Varias veces he conversado con el delegado de mi circunscripción sobre este tema y cada vez que envían una brigada, vuelven a podar el árbol asimétricamente”, declaró el ciudadano.
Por otra parte, Delhy Albert Puentes, doctora del Instituto de Ecología y Sistemática, destacó que durante el proceso de planificación para la reforestación, el sentido de pertenencia es primordial, así como la integración de todas las instituciones y sectores poblacionales en la plantación y conservación de los árboles.
“Para integrarse al programa es preciso el aprendizaje del manejo del árbol, el frutal que tenemos en el patio, el ubicado frente a la casa, siempre buscando la especie más correcta, una premisa de la silvicultura urbana”, precisó.
La ciudad trabaja también en su programa de educación ambiental utilizando como soporte los bosques martianos, los círculos de interés con jóvenes y niños con el fin de preparar a las nuevas generaciones en la conservación del ecosistema.
Aunque el programa está en vías de desarrollo, algunos ciudadanos han presentado quejas por la plantación de árboles en lugares donde se dificulta la visibilidad.
No obstante, el impacto de Mi Programa Verde ha sido significativo, pues mejora la calidad de vida de los citadinos, constituye una herramienta de trabajo en el diseño del sistema verde de la ciudad y aporta identidad propia al entorno cubano.
Ruso declaró que Ciudad de La Habana tiene un arbolado maduro que se debe cuidar y conservar, por ello es importante el establecimiento de los nuevos espacios verdes que permitan sustituir aquellos que necesitan cambios.
“La estrategia se basa en el principio de sembrar el árbol adecuado en el lugar adecuado”, concluyó.
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