MAESTRO POR SIEMPRE
Sergio Ballester Pedroso, amante de las Matemáticas, es uno de los más prestigiosos profesores del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.
Texto y foto:
MAYVELI PARES MENÉNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Partícipe de la fundación del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (ISPEJV), Sergio Ballester Pedroso, con 60 años de edad, conserva la voluntad y el amor necesarios para continuar su mayor obra: enseñar. Doctor en Ciencias Pedagógicas y Profesor Titular, ha hecho del aprendizaje de las Matemáticas un arte. Hoy labora en la Facultad de Nivel Medio Superior.
Realizó varios estudios de post grados basados en diversos contenidos, entre los que sobresalen temas como Álgebra lineal y Geometría, y Medios de enseñanza. Sus publicaciones en la revista Varona y en el Boletín Informativo del Centro de Documentación del ISPEJV, contribuyen al mejoramiento de la enseñanza de la Matemática y entre sus títulos más importantes se encuentran La educación ideológica en la enseñanza de la Matemática y Consideraciones sobre un grupo de principios básicos para la práctica docente.
Por ese hacer sistemático y de altura científica, en el transcurso de su profesión le otorgaron varias distinciones, entre ellas, la Pepito Tey y la especial del Ministro de Educación, la condición de Vanguardia Nacional y la Tiza de Oro.
La génesis
En su infancia lo cautivaron los números, y así nació su amor por las Matemáticas. “Desde niño sentí afición por ellos y me gustaba hallarle lógica a las cosas”, dice. Aunque nunca lo motivaron las letras, su profesor de Historia le mostró un enfoque dialéctico de ver el mundo, y eso aumentó el interés por las ciencias exactas.
Quiso ser ingeniero eléctrico, pero cuando cursaba el octavo grado, la Revolución necesitó maestros y él se incorporó al magisterio. Inició los estudios en Matemática y Física, pero escogió la primera disciplina por “vagancia”, pues según él, “solo necesitaba tiza, borrador y conocimientos de la asignatura para impartir las clases.”
Integró la Campaña de Alfabetización con solo 12 años, excitado por emprender una aventura. Se alistó en el segundo llamado, y aunque el riesgo de las bandas contrarrevolucionarias siempre estuvo presente, él lo enfrentó: “Mi madre no me autorizó, pero yo fui porque tenía ganas de participar. Fui protagonista de la campaña más bella del mundo. Volvería a cumplir esa tarea, obra extraordinaria.”
-Usted alfabetizó en un campamento
de la Milicia. ¿Utilizó algún método
en particular para enseñar en
condiciones militares?
Pasamos un curso para aprender a emplear el manual y la cartilla. No tenía idea de cómo era ese método, y lo usé malamente. La situación fue difícil, pues algunos oficiales avanzaban en el aprendizaje, pero otros no.
-¿Cuál fue el mayor reto que
enfrentó en esa labor?
Cuando comencé tenía un gran disgusto, era la mascota de los alfabetizadores y de los guardias. Además, me familiarizaba con los alumnos y se iban incorporando otros, luego debía adecuarme a nuevos estudiantes. Otro inconveniente que tuve fue cuando enfermé a mitad de campaña y no me dejaban terminar la misión, pero regresé para concluirla. Después fui enviado a alfabetizar a un punto de observación en la costa, no tenía comunicación con mi familia. Estuve allí hasta que retiraron el campamento.
En el año 1985, con motivo de una misión internacionalista, realizó un viaje a Nicaragua, país donde Daniel Ortega Saavedra ganó las elecciones en el año 1984. La ayuda militar estadounidense a la contra nicaragüense no había sido oficialmente retirada, y aún estaban presentes los estragos de la guerra.
”La revolución nicaragüense necesitó afirmarse en la educación superior. Fue una misión tensa. Tuvimos una preparación integral muy fuerte, pero todos los cubanos nos ayudamos mutuamente. Además, hubo que hacer los preparativos técnicos y pedagógicos necesarios en las universidades.”
-¿Qué características tenían
los alumnos nicaragüenses?
Estos jóvenes conversaban mucho conmigo. Necesitaban afecto, porque aún persistían los traumas debido al paso de la guerra. No realizaban tareas en equipo, pero yo logré convencerlos y lo hicieron.
-El entonces sistema educacional
de Nicaragua tenía sus particularidades.
¿Cuáles fueron las mayores diferencias
percibidas, en comparación con el de Cuba?
Varias. Hallamos diferentes niveles de referencia. Existían escuelas privadas y públicas. No se hacía trabajo metodológico, había mucho individualismo. Utilizaban los conocimientos para el beneficio de cada quien y no en función de los demás.
En 1972 se constituyó el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, y lo colocaron a cargo de 50 estudiantes. A pesar de encontrarse imbuido en otro programa, participó en la elaboración de los planes de trabajo e impartió clases a profesores: “Fue una escuela para todos. Aprendí mucho sobre atención a la práctica docente. En mi opinión, constituyó una gran revolución educacional.”
La impronta del Varona
-¿Qué consideraciones tiene sobre
el Varona como institución rectora
de la pedagogía cubana?
Hoy debe hacerse más para obtener ese mérito, otros pedagógicos se esfuerzan mucho y han tomado la delantera. En ocasiones el ego de los propios profesores nos pone en desventaja con respecto a los demás centros.
No podemos dejar de ver al Instituto Varona como el centro donde se formaron los primeros profesores del país. Ojalá y todos los estudiantes graduados fuesen excelentes, así le darían fuerza a la educación cubana.
El Instituto, desde hace 45 años, es protagonista de la formación de generaciones de maestros, y Sergio Ballester es partícipe de esta labor: “Mi mayor gusto en el transcurso de los años es ver a los alumnos progresar en el sector de la educación, pero siempre tengo la insatisfacción de que se pueden hacer muchas cosas más y a veces no se hacen.”
-¿Qué opina del criterio de algunas
personas sobre la pérdida de
valores en los maestros?
Los valores se pierden en la sociedad en general, pero nosotros siempre estamos en la mira de los demás por ser los que debemos dar el ejemplo en las aulas. Me gusta tener una visión realista, es cierto que el problema está presente en determinadas personas, por lo tanto, es necesario neutralizarlo y eliminarlo.
-Desde su punto de vista,
¿cuáles son los principales problemas
que enfrenta la educación cubana?
La de equilibrar la calidad con la masividad. Necesitamos muchos profesores, porque tenemos muchos alumnos. Solo logrando el equilibrio obtendremos la excelencia. Lo esencial es trabajar duro para lograr la combinación de ambos factores. Desde mi trinchera colaboro en todo lo que pueda para mejorar estos aspectos, en ello centro mi mayor atención.
-En el año 2000 comenzó la tercera
revolución educacional. ¿Cuáles son
los resultados en el mejoramiento
del aprendizaje en las
diversas enseñanzas?
Esta faceta de la educación introdujo precisiones en cuanto a métodos más factibles de aplicar, y los enfoques de los contenidos en las materias variaron. Vinculó las tecnologías de la información con las de la educación y mediante diversas estrategias, cambió la concepción de la televisión para los niños.
Debemos tener en cuenta algo: cuando varía un elemento, todo el sistema tiene que cambiar, y se produce un cierto desajuste. Estamos en una fase de rectificación superior. Las transformaciones son necesarias, y tenemos la suficiente inteligencia para mejorar las cosas con el transcurso del tiempo. Viví momentos de la educación cubana, pero pocos como este.
-En las universidades pedagógicas
del país se aplica un nuevo plan de estudio
encaminado a compensar lo teórico con lo
práctico. ¿Cuál es su consideración sobre
este avance en la enseñanza superior?
Siempre luchamos por equilibrar en los planes de estudio de la formación de maestros, el aprendizaje académico con el laboral y con el investigativo. A veces no empleamos el modo necesario para realizar las modificaciones. Las medidas tomadas deben estar previamente fundamentadas, es decir, si hacemos un cambio es porque se validó en algún momento. Esperemos.
-¿Deberían incorporarse nuevos métodos
al estudio de la Matemática?
Por supuesto. La vida cambia y la escuela también, al igual que el aprendizaje de las Matemáticas. Necesitamos buscar nuevas vías y caminos. Ayudo en lo que se hace para las innovaciones y el mejoramiento de la disciplina.
-Le han otorgado múltiples
reconocimientos por su labor.
¿Cuál de todos le impresionó más?
En cierta medida todos sorprenden, aunque la mayoría se reciben simbólicamente; pero el más impactante fue el otorgamiento de la Tiza de Oro, un diploma de reconocimiento que recibí por parte de los Profesores Generales Integrales (PGI), pues se lo dan a quienes ellos consideren buenos maestros. Eso vale mucho.
-El más especial…
El mayor premio recibido en estos años es el Departamento, la Facultad, los compañeros de trabajo, quienes siempre están cuando los necesito. Existen mejores y peores momentos, pero sigo ahí junto a mi colectivo. La más grande satisfacción es que te reconozcan y recuerden, eso inspira en la vida.
Para este amante de las Matemáticas enseñar es su mayor vocación, la cual viene desempeñando desde la fundación del Pedagógico, y como todas sus hazañas en la educación, no dejará de vivirla hasta que no llegue a su final.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.
FICHA TÉCNICA:
Objetivo central: Conocer la labor del profesor Sergio Ballester Pedroso, profesor de la Facultad de Nivel Medio Superior y fundador del ISPEJV.
Objetivos colaterales: Valorar el desempeño de Sergio Ballester como profesor. Dar a conocer los reconocimientos otorgados a este educador. Develar sus consideraciones sobre la situación de la educación cubana. Su protagonismo en la formación de maestros en el transcurso de su profesión.
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Vía directa.
Tipo de título: De referencia al entrevistado.
Tipo de entrada: Biográfica.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: Directas: 1, 2, 3,6 y 10; De opinión: 4, 5, 7, 8 y 9; De información: 11; Abierta: 12.
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistador.
Fuentes consultadas:
Documentales: Currículo del entrevistado.
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