MEDIO SIGLO CULTIVANDO SUEÑOS
Roberto Novoa, licenciado en Educación Especial, consagra su vida al magisterio y a una constante lucha a favor de la aceptación del Síndrome de Down.
Texto y foto:
CLAUDIA MONTES DE OCA RIVAS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
“Me gradué de maestro de primaria a finales de 1959 .Recuerdo ese día como si fuese hoy: llevaba una camisita blanca de hilo que mamá había comprado con el dinero del alquiler de la casa. Papá no estaba contento, pues él quería que hubiese sido doctor o arquitecto, porque daba mucho dinero. Yo, en cambio, estaba muy feliz y, sobre todo, seguro de una cosa: mi vida era el magisterio”.
Y así lo ha cumplido, después de 50 años consagrados a la educación, todavía podemos encontrar a Roberto Novoa en el aula rodeado de sus alumnos.
Pero su grandeza no solo está en proveer a su alrededor de la luz de la enseñanza, sino en hacerla llegar a aquellos que para algunos son seres sin futuro o cabida en la sociedad: los Síndromes de Down, mediante su labor en el hogar La Castellana, ubicado en el municipio de Arroyo Naranjo.
“Después de haber sido profesor de Educación Laboral en la enseñanza media, llego al hogar La Castellana, centro de atención especial para retrasados mentales severos y profundos, donde se atendían a niños becados por causa de abandono, problemas familiares o lejanía y otros seminternos con horario escolar normal.
“De inmediato hago un post grado en Defectología para poder estar más afín con la nueva tarea que enfrentaba. El principio no fue fácil, me di cuenta enseguida de la poca motivación existente en los jóvenes del centro, necesitaban algo que les desarrollara habilidades en garantía de un futuro estable.”
-¿Debido a ello surge el taller de
producción artesanal de la escuela?
Sí, exactamente. El estado cubano conocía la necesidad de vincular a los jóvenes con retraso mental a labores productivas y ante la propuesta de nuestra institución de crear un lugar que les permitiera a los estudiantes desarrollar sus capacidades mentales y físico-motores, nos dieron total apoyo.
En un primer momento el espacio que teníamos para su construcción resultaba pequeño en comparación con la cantidad de alumnos matriculados. Pero eso no nos detuvo, fueron varios meses con polvo y arena, en los que pedagogos y discípulos se dieron la mano para cargar sacos o poner bloques. Más adelante, con la reparación de los centros educacionales, el taller se amplió y hoy contamos ya con dos salas de elaboración y una de exposición.
-¿Cuáles son los principales trabajos
a los que se encamina la producción
y enseñanza del taller?
La producción está organizada por diferentes áreas: muñequería, bisutería, papel maché y confección de artículos escolares, lo cual posibilita al estudiante desarrollar sus aptitudes en el área preferida.
Aunque la elaboración está establecida previamente, se da la posibilidad de creación propia en cuanto a los accesorios, en busca de independencia y creatividad. El proceso metodológico implica mucho empeño por parte del colectivo docente. Debemos enseñarles a los muchachos como tratar con el peligro. Si no tiene un nivel básico de responsabilidad y cuidado propio pudiesen hacerse daño con los instrumentos de trabajo, por tanto, es importante la técnica que se aplica en el aprendizaje.
Hace cinco años Novoa arribó a la edad del retiro y aún permanece en la escuela. Su justificación es que “el dinero siempre hace falta y en la institución me siente cómodo”; pero sus compañeros confiesan que es incapaz de abandonar a sus alumnos. Algunos lo llaman papá y otros, como Alejandro Rodríguez (Síndrome de Down con retraso mental severo), no se duermen si no les da el beso de buenas noches.
-¿Qué sensación experimenta cuando
ve sobre la mesa el trabajo
terminado por un alumno?
Me siento muy feliz, pues estoy en presencia del resultado de muchas horas de labor, donde la paciencia, dedicación y el amor son los componentes fundamentales para el éxito. Es como cuando mi hijo nació, pasé casi un mes intentando que me llamara “papá”, hasta un buen día que sin esperarlo, pronunció la palabra más importante de mi vida. Así mismo es con los estudiantes.
-¿Pero no todo siempre es constante
alegría en el hogar, cierto?
Es bien doloroso y frustrante luego de tantas emociones y logros, enfrentar la muerte de algún muchacho. Mi profesión da los métodos elementales para afrontar la situación, pero no pone límite al dolor. Cuando algún estudiante fallece no perdemos una persona desconocida, sino un hijo más con el que hemos jugado y cantado feliz cumpleaños.
A pesar de los momentos tristes que inevitablemente suceden, para Roberto Novoa, el centro La Castellana es su segundo hogar. Según él mismo declara, pasa más tiempo en la institución que en su casa.
-¿Cómo ha sido el apoyo de su
familia con respecto a su labor?
Diría que excelente. Todos han sido parte de esta profesión; mi esposa fue durante muchos años maestra de la institución, por tanto, conoce a fondo la labor. Sabe que mi tarea va mucho más allá de la relación profesor-alumno.
Mis hijos nacieron y se criaron aquí. Conocen lo importante que es darles amor de familia a estos jóvenes. Cuando eran más pequeños jugaban pelota junto a ellos, dibujaban y veían televisión. Son como primos o hermanos.
Dedicado en cuerpo, corazón y alma a la inserción de niños y jóvenes deficientes mentales a la sociedad, Novoa dice: “No creo que lo haya hecho todo, eso es imposible. Sé que pudiese haber dado más a mi país y a mis alumnos, por eso intento utilizar cada minuto de las fuerzas que me quedan en ello.
“Ahora mismo estoy en un plan para la revisión de los programas educacionales en las escuelas especiales, con el fin de lograr la excelencia en esta rama. Esto será de gran importancia, pues los resultados serán aplicados en todas las instituciones”.
-¿En estas perspectivas también incluye
su proyecto de escribir un libro?
Sí, es algo que hace mucho tiempo deseo; por cuestión de tiempo no he podido, pero solo necesito unos días libres y creo que algo podría salir.
El tema del libro pretende sentar las bases para el desarrollo de la educación especial a partir de mis experiencias, las de los compañeros y, lo más importante, lo que han conseguido los alumnos. Exponer a la sociedad que el Síndrome de Down, pese a sus limitaciones, es un ser humano que llora, ríe, ama y sueña a la par de una persona con un coeficiente mental normal.
Ya cuando nos dependíamos, Roberto me pidió algo muy especial: agradecer a todos los que de alguna manera habían formado parte de su orgullo más grande, el magisterio.
“Tengo mucho que agradecer, en primer lugar, a la Revolución, pues sin ella el sueño de ser maestro no habría sido realidad. A la institución porque me dio la posibilidad de desarrollar todas mis capacidades desde el punto de vista intelectual.”
Y en esa grande e imprescindible lista de afectos incluye a sus muchachos, porque fueron quienes lo formaron como un verdadero ser humano. Su familia, por ser el bastón de apoyo con su comprensión. Y a la vida por darle la oportunidad de dejar su huella en el pueblo.
Ficha Técnica:
Objetivo central: Destacar la labor y la dedicación de Roberto Novoa con los Síndromes de Down.
Objetivos colaterales: Conocer los inicios del taller de producción del Hogar La Castellana. Resaltar los logros y aportes de el profesor Novoa a la sociedad. Demostrar que los Síndromes de Down son parte de la sociedad.
Tipo de entrevista:
Por sus participantes: individual.
Por su forma: mixta.
Por su contenido: de personalidad.
Por el canal que se obtuvo: encuentro directo.
Tipo de titulo: Genérico.
Tipo de entrada: De cita directa.
Tipo de cuerpo: Clásico.
Tipo de preguntas: 1-cerrada, directa; 2-informativa, abierta; 3-abierta; 4-cerrada, directa; 5-abierta; 6-cerrada directa.
Tipo de cierre: Cita directa, opinión del entrevistado.
Fuentes consultadas: Compañeros de trabajo de Roberto Novoa; Amelia Suárez, directora del Hogar La Castellana; alumnos de la institución.
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