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Isla al Sur

UNA “FANÁTICA” DE LA NATURALEZA

UNA “FANÁTICA” DE LA NATURALEZA

El periodismo ambiental es una necesidad en la prensa cubana actual y Margarita Torres Sánchez, reportera de Radio Rebelde, es una de sus defensoras.  

Texto y foto:
LUAR LÓPEZ DE LA OSA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Margarita Torres Sánchez se define a sí misma desde pequeña como una “fanática” de la naturaleza. Al graduarse como periodista en la Universidad de La Habana, ejerció como redactor-reportero en publicaciones especializadas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias hasta septiembre de 1989, y desde hace 23 años trabaja en la emisora Radio Rebelde donde no era de extrañar que abordara temas relacionados con el medio ambiente.  

Considera que ha enfrentado todos los temas que le son asignados, pero su pasión se encuentra cuando escribe sobre la naturaleza. Se destacan entre sus reportajes El desarrollo sostenible en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, Manifestaciones de desertificación y sequía, Recuperación de las playas, La conservación de la fauna marina y El desarrollo de productos para la salud obtenidos a partir de la flora y fauna marina.   

Mujer muy activa, de palabra rápida y trato afable, virtudes que la han hecho destacarse en su desempeño como periodista. Cuenta con disímiles lauros, entre ellos, la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, el Micrófono de la Radio que otorga el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), el Sello 85 Aniversario de la Radio Cubana y el 55 Aniversario de Radio Rebelde.

Acercarse a Margarita Torres es una clase para comprender mejor el periodismo. Bien pudiera llamarse una de las principales defensoras del medio ambiente en la radio cubana.

-A partir del nuevo milenio el cambio climático

asume el protagonismo como amenaza para la

existencia de la fauna y vegetación en el mundo.

Ante esta coyuntura, ¿cuál es la postura a

asumir por el periodismo ambiental?

El periodismo medioambiental tiene entre sus objetivos educar a las personas a adaptarse ante el cambio climático, pues este es un efecto de la naturaleza irreversible que como habitantes del planeta Tierra podemos contribuir a que no se acelere. La principal función es enseñar sobre el cuidado de nuestras costas, vegetación y los recursos naturales, como el suelo y el agua, porque todos ellos van a sufrir transformaciones lógicas con el cambio climático.

De esta manera, un agricultor sabe dónde puede cultivar, cuáles son las tierras cultivables y no cultivables. Somos una islita larga y estrecha por lo que el principal problema medioambiental para nosotros es la elevación del nivel del mar. Las tierras irán perdiendo capacidad productiva y otras quedarán bajo el mar.

-El medio ambiente posee una relación directa

con el sector político, económico y social.

¿Por qué cuando se tratan temas

medioambientales no se profundiza

en el impacto en estos sectores?

No se hace todo lo que se debe. El cuidado del  entorno es un tema millonario, requiere mucho dinero. El sector productivo es uno de los más contaminantes porque incluye al sector industrial donde se generan gases dañinos, residuos líquidos y sólidos. El país no tiene recursos para cambiar de golpe las tecnologías actuales que son nocivas por tecnologías limpias, pues son muy caras. El gobierno hace esfuerzos por comprar y adquirir nuevas tecnologías.

Tiempo atrás, más o menos cinco años, había menos conciencia entre muchos dirigentes de muchas instituciones contaminadoras como la agricultura, fábricas de gas, refinerías y las termoeléctricas. Los directivos de estos centros poseían una asignación en el presupuesto que debía ser destinado a la adquisición de tecnologías, pero la empleaban para comprar materia prima para garantizar el flujo productivo. Consideraban “tengo que seguir echando la basura para la bahía de La Habana o para el río Almendares”, para decirte un ecosistema, porque no tenían una conciencia.

Ahora hay leyes que regulan el presupuesto para el mejoramiento ambiental. Todos los años el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) tiene una reunión con las empresas contaminadoras. Siempre se exponen datos que indican un avance, pero no se mejora con la rapidez necesaria que necesita nuestro medioambiente.                 

-Específicamente en Cuba, ¿el periodismo

medioambiental se aborda desde la perspectiva

preventiva, promocional o de contingencia?

De las tres formas, se hace mucho trabajo preventivo. Cuando se realiza un reportaje, donde se expone la elevación del nivel del mar en Cuba y sus repercusiones, se está enseñando a los receptores y, a la misma vez, se está previniendo porque se indica dónde se deben edificar las construcciones y las tierras para cultivar.   

-El CITMA agrupa a la Dirección de Medio Ambiente,

Oficina Regulatoria de Ambiente y Seguridad Nuclear,

Centro Nacional de Áreas Protegidas y Agencia de Medio

Ambiente, pero, ¿se corresponde el nivel de producción

científica con los estándares de información

y educación en la población? ¿Cuánto falta?

No, siempre nos quedamos por debajo. Nos falta muchísimo, lo ideal es que se estableciera una redacción científico-técnica y medioambientalista en cada medio, como existe una oficina de cultura y otra de deporte. Yo debiera dedicarme nada más al tema de ciencia, tecnología y medio ambiente, pero no hay suficiente personal porque no está la dimensión ambientalista en los espacios  informativos.

Pero tampoco ha estado entre los directivos de los medios la idea de crear un grupo de periodistas que se dediquen al tema de la ciencia, tecnología y medio ambiente: un noticiero no puede salir si no tiene una información de deporte y otra de cultura, pero la de ciencia puede faltar. Y, además, muchas veces se pasan de vista los reconocimientos que reciben nuestros científicos.

-Considera usted que es orgánico el sistema de

instituciones que abordan esta esfera con

la prensa y sus necesidades informativas.

No, es muy difícil que los científicos hablen. Los equipos de investigadores están acostumbrados a trabajar entre ellos. No comparten sus conocimientos y no interactúan con la población. Yo muchas veces he logrado un encuentro porque me conocen y saben de mi trabajo. Es de destacar que los directivos que atienden el área medioambiental tienen buena comunicación con la prensa.

-¿Ha percibido secretismo?

No hay secretismo. Los investigadores no revelan los resultados de sus investigaciones porque no se deben dar a la luz pública, hay temas que poseen una limitación. Por ejemplo, un investigador no debe decir cómo se está haciendo una vacuna terapéutica contra el cáncer, se da a conocer cuando se comprueba que el anticuerpo es eficaz. Hablar de estos temas es muy difícil, porque se crea una expectativa en la población sin tener resultados concretos.

Otras veces a los científicos les cuesta trabajo hablar en un lenguaje común, nosotros los periodistas somos los intermediarios entre ellos y la población. Casi siempre, los científicos tienen miedo a hablar porque están acostumbrados a su lenguaje, pero no por miedo a que se divulguen errores.   

-¿Cuáles son las zonas oscuras

del periodismo medioambiental?

La educación ambiental, a la cual le falta mucho por desarrollar, y el cuidado de los recursos naturales son temas que no se tratan lo suficiente. Además, influye que entre los ciudadanos no hay percepción del peligro que corre el planeta. Por ejemplo, los expertos dicen que la tercera guerra mundial va a ser por el agua, pero un ciudadano común no entiende eso y no realiza un aprovechamiento racional del líquido. No es solamente lo que nos falta, sino que no hay percepción de riesgo, no hay hábito de cuidar el entorno.

Específicamente, el suelo es un tema muy poco tratado. Se habla mucho de aumentar la producción, pero el 14 por ciento de los suelos cubanos son infértiles y con el aumento del nivel del mar se está produciendo una salinización en la tierra. Es necesario abordar estos temas. También la falta de árboles en territorios urbanos es una arista en la cual el periodismo medioambiental se debe enfocar.   

-¿Cuáles considera que sean las causas de la

 inadecuada o casi nula cobertura informativa

de los delitos ambientales en Cuba? 

Aquí en Cuba no hay cultura de abordar los delitos ambientales, eso tiene que ver con la poca educación ambiental. Actualmente, se pone mucho énfasis al tema medioambiental porque estamos ante un cambio climático que entre sus consecuencias se encuentra la pérdida de suelo.

Muchas veces las personas construyen cerca de las costas sin conocer el peligro que ello implica debido al ascenso del nivel del mar y constituye una infracción. Ahora se está trabajando para crear una cultura de conocimientos sobre delitos ambientales, como coger arena de la playa para construir, la tala de árboles y el comercio de aves. Hay quien piensa que robarle a la naturaleza no es un delito y no saben cuán equivocados están.

-En América Latina, los periodistas que investigan

sobre delitos ambientales en ocasiones son

amenazados o acusados por difamación, por lo

cual se autocensuran. En Cuba no ocurre tal

persecución, entonces, ¿cuáles son los

inconvenientes de hablar de estos delitos?

No hay inconvenientes, es suficiente con que el periodista se entere. Aún así, hay temas de los que no se pueden hablar porque uno no está autorizado, pues se debe tener en cuenta la magnitud y el impacto nacional. Un medio provincial puede abordar infracciones cometidas en su territorio, pero un medio nacional, no. Si lo dice Radio Rebelde se magnifica la cuestión. Además, muchas veces hay inconvenientes en la obtención de la información porque los que la pueden ofrecer necesitan de autorizaciones. Los delitos existen y se controlan en su publicación al igual que cualquier otra infracción.

-Algunos periodistas subvaloran los trabajos de

investigación para la radio y la consideran

más un medio informativo.

¿Comparte usted ese criterio?

La radio, por su capacidad de ser escuchada en latitudes inimaginables, puede abordar cualquier tema. Ella tiene más posibilidades de realizar investigaciones medioambientales por la virtud que posee de ser oída por millones de personas, y más ahora que la radio se ha insertado en Internet. Ella llega donde no puede la televisión y el periódico.

-… y, ¿sobre Radio Rebelde?

Aquí en la emisora, los directores tienen una conciencia de la importancia y dimensión que poseen los temas medioambientales. Nuestra deficiencia es la falta de personal para crear un grupo que atienda estas cuestiones, pero la voluntad está.

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