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Isla al Sur

PALABRAS CON VIDA

PALABRAS CON VIDA

Bárbara Avendaño, con casi tres décadas en la profesión de informar y especialista sobre temas medioambientales, declara que su mayor satisfacción es sentirse útil a la sociedad y al planeta Tierra.

RAYMON DARIEL RODRÍGUEZ GONZÁLEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Foto: Cortesía de la entrevistada.

Mujer, periodista, cubana, tres palabras que no parecieran definir a nadie, excepto cuando la persona de quien se habla es excelente en estas tres áreas de su vida cotidiana; es de los seres que enorgullecen su casa, su profesión y su país.

Con casi tres décadas en la profesión de informar, Bárbara Avendaño se ha especializado en el acontecer científico-técnico y de protección al medio ambiente, pues ama la vida en todas sus manifestaciones.

Por su labor ha recibido múltiples galardones, aunque jura no pensar en recompensas cuando escribe un trabajo. Entre sus lauros se destacan el Homenaje a la Obra de la Vida, en el periodismo científico, del Concurso Gilberto Caballero Almeida, la distinción de la Sociedad Cubana de Amigos del País y la mención del Premio Juan Gualberto Gómez.

Su mayor satisfacción es haber contribuido a la solución de un problema, por pequeño que sea o, al menos, a su mejoramiento, pues dice sentirse útil, a la sociedad y al planeta Tierra.

Desde hace seis años está a cargo de la jefatura de la sección de Ciencia y Técnica de la revista Bohemia, donde divulga, investiga  y, principalmente, hace llegar a los cubanos de manera clara y precisa los largos, anchos y difíciles caminos del periodismo científico.

-Bárbara Avendaño, a partir de la importancia del

cuidado y conservación de la vida en la Tierra,

¿cómo fortalecer la cultura ambiental

en las nuevas generaciones?

Para bien de la sociedad cubana, a partir de la década de los 90 del pasado siglo, empezó a fortalecerse el tratamiento de los temas medioambientales. Después de la Cumbre de Rio, se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) que por fortuna tuvo como primera ministra a Rosa Elena Simeón Negrín, quien propició el eficiente cuidado y protección del entorno. A partir de ahí, comienza a hacerse sentir el tema de la educación ambiental en Cuba. 

A su vez, en los medios de prensa ese interés llegó un poco más tarde, pues a los temas medioambientales no se les daba mucha importancia, panorama que ha ido cambiando con el paso del tiempo.

Ya la población se relaciona más con los términos y paulatinamente estará más informada a medida que los medios de comunicación, les hagan llegar los conocimientos necesarios sobre el tema.

-Los temas ambientales buscan impactar en el

comportamiento humano, que las personas asuman

responsablemente desde la cotidianidad los riesgos

a los que se exponen. ¿Considera que la prensa

contribuye a esa educación ambiental?

Es, precisamente a nosotros, a quien nos toca, desde la pluma, la voz, o la imagen entregar al público el amor por la vida y por conservar lo que tenemos.

-Los avances tecnológicos son cada día más evidentes

y necesarios. ¿Cómo valora que puede el desarrollo de

la ciencia y la tecnología ir aparejado a la

preservación de los ecosistemas biológicos?

Estos dos sectores de la vida que pudieran parecer enemigos, dependen uno del otro para su desarrollo. Creo que es importante que las nuevas tecnologías se pongan al servicio de la preservación del entorno, y hacia este sentido se deben dirigir los esfuerzos en un futuro no muy lejano.

-¿Cuánto puede el tratamiento del tema

medioambiental estar influido por las

mediaciones económicas, políticas y sociales?

Sí, está influido y en gran medida, muchas veces no podemos hacer todo lo que quisiéramos porque no hay suficiente presupuesto para las investigaciones o porque el problema que se trata de manera crítica afecta negativamente a instituciones, al gobierno o a la sociedad.

-¿Cuáles considera que sean, desde la perspectiva

nacional, las principales tareas del periodismo

medioambiental en la actualidad?

Desde el Triunfo de la Revolución, Cuba comenzó a tener una vocación ambientalista, con leyes que se crearon en función de esto. Hoy nos toca enunciar y alertar, de una manera clara y objetiva,  sobre los daños al medio ambiente en los diferentes y valiosos ecosistemas del país y tratar que la voz de los científicos se haga sentir, que escriban y que puedan difundir sus investigaciones.

-¿Qué requisitos debe tener este,

para ser un periodismo eficiente?

Para que sea eficiente, los periodistas tenemos que estar más informados, preparados y documentados. No puede pasar un día sin al menos dedicarle una hora a leer sobre lo que pasa en Cuba y en el resto del mundo. Además,  hay que rastrear los datos donde quiera que estén y consultar la mayor cantidad de fuentes posibles, pues en el periodismo no se puede ser absoluto. Hay que evitar el inmovilismo y erradicar la autocensura, si no, no vamos a avanzar.

-¿La sección Ciencia y Tecnología de la revista

Bohemia logra modificar la forma de pensar y actuar

de la sociedad cubana con respecto al entorno?

No sé si realmente lo logra, pero lo intenta. Los periodistas de nuestra sección, Marieta Cabrera y Tony Pradas, son de los que ponen su conocimiento para cada nueva batalla. Las encuestas realizadas a los lectores de la revista Bohemia indican que es una de las páginas más leídas y que también es muy usada como material de estudio en las escuelas. Intentamos con cada trabajo brindar un tema interesante, tratado con profundidad y con un lenguaje claro para prestigiar siempre a la revista y a la sección.

-¿Cuáles de sus trabajos considera que

hayan sido de mayor impacto social?

“Jabón en escabeche”, sobre la contaminación en el río Cojímar, “Donde el jején puso el huevo”, una investigación sobre la migración de aves, la variabilidad climática y el peligro de la biodiversidad en el macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa de la Sierra Maestra, y “La maldición de la cachiporra”, acerca de la contaminación  en el humedal San Miguel de Parada. Este último representa mucho para mí porque me probé que, después de un accidente que tuve en 2010 donde casi pierdo la mano izquierda, todavía podía hacer grandes excursiones como esta, y que yo acostumbraba a hacer por la paz que me brindan. Los títulos anteriores son parte de tres de los trabajos que considero que el pueblo más se ha sentido identificado con ellos, por su corte crítico.

-En el ejercicio de la profesión, ¿cuántos

escoyos ha tenido que sortear?

Yo he transitado con suerte en mucha ocasiones, a pesar de eso he lidiado con dirigentes que me niegan una entrevista u ocultan parte de la información; también cuando haces un trabajo crítico, las fuentes se ponen un poco reticentes. Por ejemplo, ahora me encuentro realizando una investigación sobre la maduración  artificial de las frutas y me he demorado hasta una semana  para conseguir una entrevista.

Pero, sin duda, me ha dado más satisfacciones que escoyos. Me encanta poder llevar mis ideas a la población y comunicar maneras de contribuir a la preservación y cuidado de la vida en el planeta.

-¿Es la especialización en el periodismo

una ventaja o un obstáculo?

En mi opinión, la especialización es una gran ventaja, pues te permite acopiar un caudal de conocimientos que, de otra manera, no pudieras dominar completamente. Permite profundizar y especializarse, apropiarse de la gran cantidad de términos propios de una rama y ser mejor en lo que haces.

-¿Cómo puede contribuir el periodismo

ambiental a un mundo más sostenible?

El medio ambiente lo es todo, es el hombre y la naturaleza. Quienes nos dedicamos al periodismo tenemos una responsabilidad social de denuncia de lo mal hecho para salvar el entorno. La educación ambiental tiene que proponerse enseñar a tener cariño por el lugar donde vivimos y las instituciones deben utilizar más a los periodistas, en función de contribuir con la solución de los problemas medioambientales; el propósito final es que ganemos todos.

Pie de foto: Bárbara Avendaño recibiendo el premio Homenaje a la Obra de la Vida, en el periodismo científico, del concurso Gilberto Caballero Almeida.

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