APAGA UNA LUZ PARA ILUMINAR EL FUTURO
LAM NGUYEN THANH,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
¿Se ha imaginado una ciudad tenebrosa, sin las luminarias en la calle, con los edificios escondidos por la oscuridad inmensa? Esta imagen no sería de un futuro muy lejano si no podemos buscar una repuesta adecuada a la preocupación común de toda la sociedad moderna: ¿hasta cuándo gastaremos la electricidad innecesariamente?
La electricidad se considera una de las invenciones más importantes de la sociedad. La utilización de esta innovación posibilita condiciones favorables para un sinnúmero de otras invenciones necesarias como los televisores, radios, refrigeradores, la computación y las tecnologías usadas en la medicina.
Actualmente el uso de la electricidad es fundamental para realizar gran parte de nuestras actividades. Gracias a este tipo de energía tenemos una mejor calidad de vida.
Desde los primeros años del siglo XXI, la electricidad se ha convertido en imprescindible, aunque la mayoría de las personas casi ignora su gran importancia en la vida cotidiana. ¿Cómo se produce? ¿Qué haríamos si no hay electricidad? Estas dudas le interesan a muy pocos evacuarlas.
En todos lados no es difícil encontrar las lámparas encendidas a las once de la mañana en la calle o una televisión en uso aunque el cuarto esté desocupado. Parece una cosa trivial al recomendar una luz pequeñita, sin embargo, con la energía que es gastada de mil luces así en un año, el dinero que pierde puede alcanzar millones de dólares.
Hoy día, cuando el consumo de esta energía es cada vez más alto, la hidroelectricidad y termoelectricidad ya no pueden satisfacer esta gran necesidad de la humanidad, muchos países han considerado construir compañías de energía nuclear a pesar de los riesgos posibles y el enorme gasto financiero. En lugar de eso, ¿por qué no pensar de una solución más económica y durable: la educación de ahorrar la energía?
Esta acción es un elemento fundamental para el aprovechamiento de los recursos energéticos; ahorrar equivale a disminuir el consumo de combustibles en la generación de electricidad evitando también la emisión de gases contaminantes hacia la atmósfera.
Ahorrar y usar eficientemente la energía eléctrica, así como cuidar el medio ambiente, no son sinónimo de sacrificar o reducir al máximo nuestro nivel de bienestar o el grado de satisfacción de nuestras necesidades cotidianas.
Por el contrario, un cambio de hábitos y actitudes pueden llevar a una mayor eficiencia en el uso de la electricidad y la protección de la economía familiar y la preservación de nuestro entorno natural: apagar los equipos eléctricos cuando no es necesario su utilización, aprovechar la energía solar, evitar el consumo de electricidad en espera…
En esta época las crisis tanto ambientales como energéticas, económicas, del medio ambiente, comienzan a ser el centro de atención de gran parte de la población, ya que cada uno de nosotros deberíamos aportar nuestro granito de arena para cuidar el entorno donde vivimos.
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