AL MUSEO NAPOLEÓNICO SOLO LE FALTA NAPOLEÓN
El recinto, dedicado a la vida y obra del genio militar más grande de todos los tiempos, alberga una impresionante colección que va desde artículos personales hasta libros, esculturas y pinturas.
Texto y fotos:
CAMILO VILLA JUICA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Una muela, un cepillo de dientes y un mechón de cabellos del mismísimo Napoleón Bonaparte se encuentran, entre otras piezas, en el Museo Napoleónico de La Habana, institución dedicada a preservar y presentar la historia de Francia desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX, periodo en el que Bonaparte fuera protagonista.
El molar, pese a tener algunas manchas características del paso del tiempo, se mantiene en perfectas condiciones; el pelo aún luce brillante su color castaño claro; y el cepillo dental, de cabeza curiosamente alargada y hecho de plata fina, denota la enorme elegancia de quien fuera su dueño.
Sady Sánchez, directora del Museo, explica como tan insólitos vestigios del otrora Emperador de los franceses llegaron al lugar: “Al morir en Santa Elena, el 5 de mayo de 1821, sus más allegados recogieron los objetos que le pertenecieron y se las repartieron entre ellos. Años más tarde, durante la primera mitad del siglo pasado, el político cubano Julio Lobo Olavarría, conocido como El Zar del Azúcar por ser dueño de las mayores centrales azucareras de la época en la Isla, adquirió las piezas en las más grandes subastas de Estados Unidos y Europa”.
“Al triunfar la Revolución en 1959, el coleccionista abandonó el país y el Estado socializó sus bienes. Al cabo de dos años, con la Ley de Patrimonio, se inauguraron muchos Museos en Cuba, se terminó con la privatización y la llamada malversación de bienes, entonces se funda nuestra institución el primero de diciembre de 1961”, explica.
Para Éric Dutruel, ciudadano francés residente en la Isla, lo exhibido en el recinto no tiene nada que envidiar a las instituciones de su país: “Quedé sorprendido cuando lo visité por primera vez, tiene cosas que no hay en otros lugares, como la muela y el cepillo de dientes de Napoleón. Que exista algo así es un orgullo tanto para Cuba como para Francia y el mundo entero”.
Entre otras curiosidades, la colección alberga el reloj de bolsillo de Bonaparte, donación que hiciera en 2010 el presidente Raúl Castro con motivo de la reapertura del Museo después de que en 2005 pasara a depender de la Oficina del Historiador de La Habana y se sometiera a un minucioso proceso de restauración. El objeto fue, a su vez, regalo de matrimonio que los herederos de Francoise Antomarchi, médico personal de Napoleón y residente sus últimos años en Santiago de Cuba, le hiciera al actual mandatario cubano y a su esposa Vilma Espín.
El Palacio La Dolce Dimora, ubicado en San Miguel 1 159, esquina Ronda, sector del Vedado, es la sede de tan vasto muestrario, que no solo se nutre de objetos personales de Bonaparte, sino también de esculturas y pinturas de los artistas más destacados de la época, como lo son Antoine Jean Gross, Andrea Appiani y Pierre Philippe Thomire, entre otros.
El Museo Napoleónico abre sus puertas de martes a sábado de 9:00 a 17:00 horas, y el domingo de 9:00 a 14:00 horas, con un valor de cinco pesos en moneda nacional para cubanos y residentes en la Isla, y cinco pesos convertibles para ciudadanos extranjeros.
Pie de fotos: 1-Molar y cepillo de dientes de Napoleón. 2-Mechón de cabello del Emperador.
Ficha técnica:
Título: Llamativo.
Lead: Sumario de Qué.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide normal + Dato adicional.
Valor noticia: Curiosidad.
Otros valores noticias: Cercanía, Interés colectivo.
Tipo de fuentes: Directas: Sady Sánchez, directora del Museo; Éric Dutruel, ciudadano francés residente en Cuba.
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